Universidad o FP: el dilema ante un mercado laboral cada vez más irregular
La Formación Profesional (FP) fue considerada durante años como la hermana pobre de los estudios secundarios. La preferencia por el Bachillerato y la posibilidad de realizar estudios universitarios era lo más atractivo hasta hace poco. Sin embargo, la FP ha experimentado un aumento de matriculación ante lo que se cree una mejor oportunidad para lograr una salida profesional.
La elección entre estudiar una carrera universitaria o un ciclo de Formación Profesional (FP) es una de las decisiones más importantes para quienes buscan definir su futuro profesional. Ambas opciones presentan ventajas y desafíos, algo a considerar en función de los intereses, habilidades y metas a largo plazo de cada persona. Por eso es necesario que a la hora de elegir entre una u otra opción, se tengan en cuenta una serie de puntos que permitan a la persona interesada tomar una decisión que puede cambiarle la vida.
LA CARA “A”
Empecemos por FP. Generalmente la duración de los ciclos formativos es más corta, entre 1 y 2 años, permitiendo así una incorporación rápida al mercado laboral. En contraste, los grados universitarios tienen una duración de 4 años o más.
Los estudios de Formación Profesional tienen una línea de formación que destaca por su metodología orientada a la práctica. Incluye módulos obligatorios de prácticas en empresas, lo que facilita la adquisición de experiencia laboral desde el inicio. Esto último puede facilitar la incorporación de nuevo personal a la empresa en caso de estar interesada. Así, las especialidades en administración, electricidad, márketing y mantenimiento industrial han estado muy reclamadas en los últimos años.
La formación práctica también implica que los programas de FP se hayan diseñado muchas veces en colaboración con empresas, ajustando así la oferta de trabajadores y trabajadoras a las demandas del empresariado. Por otra parte, el acceso a la FP es más sencillo siendo necesario tener el título de la ESO para grados medios o el Bachillerato para grados superiores. La matriculación en estos estudios es más económica.
Por su parte, la universidad ofrece formación integral (teórica y práctica) lo que permite acceder a un conocimiento más profundo en las diversas áreas de estudios. Se puede profundizar más en el conocimiento de sectores más especializados mediante el estudio de másteres y doctorados que pueden abrir más el abanico en cuanto posibilidades laborales.
Generalmente, los graduados universitarios suelen acceder a empleos con mejor remuneración y con mayor estabilidad laboral, especialmente en áreas como ingeniería, medicina o tecnologías de la información. Además de eso, las titulaciones universitarias son ampliamente valoradas en todo el mundo, lo que facilita la movilidad laboral. Finalmente, muchas posiciones de liderazgo requieren una titulación universitaria, algo que no se logra únicamente con FP.
LA CARA “B”
La FP carece todavía de un rango mayor de posibilidades para especializarse. Es posible seguir estudiando pero no existen opciones avanzadas como en la universidad. Por otra parte, la movilidad laboral o promoción interna a cargos de mayor responsabilidad suele ser menor, pues hablamos de puestos más técnicos sin pensar en la dirección. La FP puede tener más prestigio en unos países que en otros, por eso su reconocimiento internacional va a depender mucho del ámbito local por dónde se mueva la persona titulada.
La universidad es más cara y los estudios duran más en el tiempo. Esto es un obstáculo para algunas personas que no pueden estudiar una carrera por la que se sentían atraídas. Las carreras universitarias priorizan la parte más teórica que la práctica y esto puede crear una sensación de alejamiento del entorno laboral real. Esto último influye en la entrada al mundo laboral que suele ser más tardía que con los titulados en FP. La explicación está en la falta de experiencia práctica inmediata.
Hoy en día se apuesta por la combinación de ambas vías formativas. Los titulados de FP pueden continuar sus estudios en la universidad, mientras que los universitarios pueden complementar su formación con ciclos de FP para obtener habilidades prácticas específicas. Este enfoque dual permite a los profesionales destacarse en el mercado laboral al ofrecer una formación más amplia.
Al final, la elección depende de las prioridades y objetivos de cada estudiante. La FP es ideal para quienes buscan una formación rápida, práctica y accesible, mientras que la universidad es la opción adecuada para aquellos que aspiran a puestos de alta responsabilidad y especialización. En última instancia, ambas opciones son válidas y ofrecen caminos complementarios hacia un futuro laboral que puede resultar satisfactorio para la persona que se ha decidido por una o por otra.
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