Diego Sande: "El capital no tiene patria pero quien toma las decisiones sobre ese capital sí"
El profesor de Economía Aplicada de la USC Diego Sande Veiga es uno de los mayores expertos sobre la aplicación de fondos europeos. En esta entrevista con Galiciapress al hilo de su nuevo libro -As fugas de recursos, mito ou realidade colonialista en Galicia?- , aborda cuestiones como el desencanto que sienten muchos gallegos con la Unión Europea, cuestión clave en la presente campaña electoral. En su opinión, el dinero de Bruselas ha ayudado en algunas cuestiones, como en la capitalización de las empresas, pero también no logran frenar algunas dinámicas de desequilibrio territorial. La aplicación de los fondos Next Generation, el debate sobre la energía eólica o la relevancia del origen de los inversores de la celulosa de Altri en Palas de Rei son otros de los temas de esta conversación.
Una de las ideas básicas del galleguismo del Siglo XX, en parte debido a la popularidad de la obra y del pensamiento de Xosé Manuel Beiras, es que durante siglos España trató a Galicia como una colonia económica, extrayendo recursos naturales que pasaban a élites no gallegas. Su libro aborda de frente esta cuestión en la actualidad. ¿Cuál es la conclusión? ¿Se puede tildar de colonial la relación económica actual entre Galicia y España?
En esta obra se pretendió llevar a cabo una revisión de las relaciones entre el Estado y la Comunidad Autónoma a través de las políticas europeas de innovación empresarial. El hecho de enfocar la obra en esta realidad concreta parte del enfoque constructivo de la obra, que no pretende ser una enmienda a la totalidad.
Lo cierto es que la complejidad creciente de las relaciones económicas lleva a la necesidad de analizar la realidad en diferentes parcelas. Formular la existencia o no de una relación colonial como una enmienda a la totalidad no permitiría dar una respuesta idónea a la complejidad de las relaciones que se producen entre el Estado y la autonomía. Así, es difícil afirmar que una política de redistribución de la riqueza, como pueden ser los Fondos de Compensación Interterritorial, o la aplicación de un impuesto de recaudación autonómica como el impuesto de transmisiones patrimoniales, el impuesto sobre la contaminación atmosférica, o el canon eólico sean fruto de una relación colonial. Con todo, existen algunas fricciones del marco competencial que estarían produciendo desajustes en la ejecución de los recursos europeos. En esta obra, se explica de qué manera se producen esos desajustes respeto de las políticas europeas de innovación empresarial. Una realidad que se podría estar produciendo también con la ejecución del resto de recursos europeos. En un contexto en el que se puso en marcha una herramienta nueva y relevante a nivel de recursos como los Fondos Next Generation, acompañado del creciente peso en los territorios de las decisiones de la Comisión Europea, se considera relevante comprender las problemáticas de la ejecución de los recursos y tomar medidas para corregir las ineficiencias que estas puedan presentar, con un enfoque constructivo.
Según la Unión Europea, un 20% de la economía de los países que la conforman debería estar basada en la producción industrial. A día de hoy, Galicia no consigue esos valores.
Entonces, ¿cómo se puede calificar económicamente, por ejemplo, que Galicia, siendo una de las mayores productoras de energía eólica de la Península, carece, a día de hoy, de alguna fábrica importante de componentes para parques eólicos?
Las dinámicas sucesivas por la globalización, basadas en las deslocalizaciones masivas de la producción en la búsqueda de una reducción de costes que maximice los lucros empresariales tuvo como consecuencia, entre otras, que se produjera una cierta desindustrialización de los países más desarrollados cara los países en vías de desarrollo. Esto provocó una pérdida del vínculo existente entre empresa y territorio de origen. Esta tendencia, observada como una debilidad tras la pandemia y tras crisis de abastecimiento como, por ejemplo, la de los semiconductores en el sector automovilístico, o la crisis energética derivada del conflicto en la Ucrania, llevó a algunos de los territorios más desenvolvidos a tratar de impulsar nuevamente su propia producción industrial. Según la Unión Europea, un 20% de la economía de los países que la conforman debería estar basada en la producción industrial. A día de hoy, Galicia no consigue esos valores. Desde ese punto de vista, sería deseable el desarrollo de políticas industriales y de producción propia para algunos sectores clave. Esta desprotección frente a competencia exterior es fruto de una concepción económica que creía que el mercado, por sí solo, tendía a regularse a través de la competencia. Lo que pasa en estos sectores clave es que suelen precisar importantes inversiones iniciales, constituyendo una barrera a la entrada de consumidores que deriva en la conformación de monopolios y oligopolios, al contrario del que supuestamente se perseguía mediante las liberalizaciones.
La vinculación de la propiedad de los medios de producción a territorio e de gran relevancia para desarrollar sectores clave
Galicia ha sufrido en los últimos años serios golpes a su sector industrial. Cerraron la fábrica de armas de A Coruña, Alcoa A Coruña, Vestas, se paralizó Alcoa San Cibrao, etc. Los fondos Next Generation se presentan como una oportunidad para modernizar la industria del país. Existe el debate de si es relevante que los promotores de estas inversiones sean empresarios gallegos o foráneos, ¿lo es? ¿Por ejemplo, a la hora de decidir si se subvenciona Greenfiber en Palas de Rei debe ser relevante que el accionista mayoritario sea portugués?
En el mundo económico suele decirse que el capital no tiene patria. Esta afirmación podemos constatar en numerosas ocasiones, por ejemplo, observando los numerosos casos de grandes empresas, grandes fortunas, deportistas de élite, autoridades que deciden tributar en otros países. A pesar de esto, si el capital no tiene patria, quien toma las decisiones sobre ese capital sí la tiene, de manera que algunas personas de estos colectivos tienen un comportamiento diferente al anterior. La vinculación de la propiedad de los medios de producción a un determinado territorio es, en ese sentido, de gran relevancia para desarrollar sectores clave anclados en las capacidades productivas propias, generando conocimiento y saber hacer que permanezca en el territorio, y generando a su vez ventajas competitivas que permitan acceder a nuevos mercados. Esto no significa que no deba haber cooperación y colaboración exterior, al contrario, esta es necesaria, pero perder la propiedad de los medios de producción lo que tendrá como consecuencia es la descapitalización de recursos económicos y humanos y que la toma de decisiones se produzca en unas claves que no tienen porqué tener en cuenta a las regiones o países en las que estas se produzcan.
A pesar de esto, debe haber espacio para que se pueda ejercer la competencia en el sector privado. En el caso que menciona, de haber un proyecto subvencionable con capital gallego, con vocación de permanencia en Galicia y con las mismas condiciones, podría ser preferible a un proyecto de capital foráneo. Otra cosa es valorar si esta propuesta, que redunda en fenómenos como la eucaliptización del territorio, es la más adecuada desde el punto de vista medioambiental o la que mejor enlaza con la especialización productiva de Galicia, ahí las opiniones difieren.
Los efectos de los Fondos Europeos puede considerarse, en términos generales, positivo para aspectos como la capitalización de las empresas, otra cuestión es analizar sus efectos en otros indicadores
Uno de los puntos de énfasis de la obra es la ejecución de los fondos europeos, muchos de los cuales han tenido como destino infraestructuras pero ¿qué se puede decir de los fondos europeos dedicados en estas décadas al desarrollo industrial, se han cumplido los objetivos para los que fueron concebidos? ¿Hay algún ejemplo de éxito empresarial en Galicia que se explique en buena medida por la llegada de fondos europeos?
Esta obra forma parte de una trilogía que inicié con la publicación en 2020 del ensayo titulado O estrangulamento tecnolóxico de Galiza. En esta obra inicial trataba las ineficiencias que se estaban produciendo en la ejecución de los Fondos Europeos durante la crisis financiera, la conocida cómo Gran Recesión. Una de las problemáticas detectadas en esa investigación fue la existencia de las denominadas fugas de recursos, lo que dio pie a escribir este libro, para explicar esa realidad, actualizando al tiempo y agitando el debate de la dependencia estatal en la búsqueda de la mejora de la gestión competencial.
A pesar de las ineficiencias y problemáticas explicadas en aquella primera obra, los efectos de los Fondos Europeos puede considerarse, en términos generales, positivo para aspectos como la capitalización de las empresas, otra cuestión es analizar sus efectos en otros indicadores o la otros niveles, ahí los resultados pueden ser diferentes. Mas no me quiero adelantar, ya que eso es parte de otro libro que editaré con la Xunta de Galicia fruto del reciente Premio Colmeiro de Investigación que me acaban de otorgar.
Al respecto, en Galicia, y también en Europa, se está produciendo un debate sobre si los fondos europeos destinados a la creación de industrias que sirven para combatir el cambio climático deben estar supeditados a las políticas de impacto ambiental regionales, dado que el problema del calentamiento global es, en teoría, de mucho mayor calado. ¿Cuál es su postura en este debate? ¿Se puede imponer a un territorio muchas industrias verdes que perjudiquen a sectores más modestos con el argumento de que el beneficio global para todos es mayor? Este es el debate, por ejemplo, que se está debatiendo en la eólica marina, entre los que señalan que puede ser fundamental para reducir las emisiones de CO2 y los que advierten que supondrá la ruina de cientos de barcos de arrastre porque perderán caladeros significativos …
Esta es una temática compleja. En efecto, tal y como señalas, el problema climático es global, pero las manifestaciones de este problema son diferentes en los territorios. Así, si bien existen una serie de trazos comunes consecuencia del calentamiento global, éste puede derivar en un territorio en la pérdida de diversidad vegetal, en otro en la migración de una especia autóctona determinada, y en otro en la pérdida de determinadas actividades productivas propias. Así es que un problema global tiene manifestaciones que pueden ser diferentes en el nivel local. En este sentido, parece que lo más adecuado sería combinar medidas de alcance global con medidas de carácter local/regional, en función de las prioridades de los territorios. Pero el abordaje es complejo y cada caso debe ser analizado en función de sus necesidades y manifestaciones.
El hecho de que la responsabilidad de la ejecución de los fondos Next Generation recaiga en el Estado provoca que la orientación de los fondos se produzca cara aquellas áreas en las que este tiene competencia
Vista la experiencia con otros fondos como los FEDER, ¿acertó la Unión Europea al dejar el control de la mayoría de los fondos Next Generations en manos de los estados, jugando las administraciones regionales y locales un papel secundario?
Me alegro de que hagas esta pregunta. Precisamente esta es una de las cuestiones sobre las que pretendía suscitar el debate cuando escribí As fugas de recursos, mito ou realidade colonialista en Galicia?. La cuestión es que en el actual marco de competencias, el hecho de que la responsabilidad de la ejecución recaiga en el Estado provoca que la orientación de los fondos se produzca cara aquellas áreas en las que este tiene competencia. Esto puede ser bueno para algunas áreas que precisan una planificación y disposición de ese nivel, mas puede no ser tan bueno para otras áreas cuyo desarrollo dependa más de las competencias asignadas a nivel autonómico. Además, el hecho de que el centro de toma de decisiones pueda estar lejos de determinadas realidades ponen en discusión, por no decir en entredicho, el cumplimiento de principios de funcionamiento de las administraciones como el de subsidiaridad.
El descontento con la UE se mantiene porque los fondos europeos no están siendo capaces de revertir la dinámica de más desequilibrio territorial
Estamos en la precampaña de las elecciones europeas. Para gran parte de la ciudadanía gallega la UE es una figura ambivalente, fuente de subvenciones y estabilidad económica pero a la vez una administración lejana, que en realidad, por ejemplo, se limita a potenciar económicamente aquellos grandes proyectos que decidan las élites nacionales para su propio beneficio en vez de estimular la economía local, contribuyendo así al empobrecimiento de las zonas rurales y el envejecimiento de Galicia. Algo que explica en buena parte la baja participación en los comicios europeo, el distanciamiento que muchos ciudadanos sienten hacia la burocracia de Bruselas y el avance en el último lustro de movimientos políticos euroescépticos. ¿Está a tiempo la UE de revertir esta imagen?
La naturaleza supranacional de los procesos de integración, como la Unión Europea, que vienen proliferando a nivel global en las últimas décadas llevan aparejados de una conformación institucional que conlleva la sustracción de parte de la soberanía nacional. Esta delegación de la soberanía nacional se produce, en teoría, en la búsqueda del bien común de los territorios integrados. Al mismo tiempo, el proceso de construcción europeo, como pionero, marca el paso de otros procesos de integración a nivel mundial. Este proceso estuvo caracterizado en Europa por una fuerte onda liberalizadora que redundó en fenómenos como la aglomeración, ahondando en los desequilibrios y tensiones territoriales. Desde este punto de vista, la batería de políticas de cohesión y los Fondos Estructurales que pone en marcha la Unión Europea están destinados a paliar este fenómeno. El descontento, no obstante, se mantiene porque estas políticas no están siendo capaces de revertir la dinámica con la actual configuración y dotación presupuestaria. En este sentido, sería deseable que se produjeran mejoras en las políticas comunitarias en cuanto a la adaptación de las necesidades de las regiones.
La austeridad, aplicada con mayor intensidad a la I+D+i en Galicia que en otros territorios, supuso un freno a la necesidad de desarrollo tecnológico
Usted ha argumentado que el sistema de I+D+i gallego peca de miopía, en parte debido a las urgencias que impone el ritmo de los ciclos electorales. ¿Se debería superar esta ineficiencia con algún pacto entre partidos que fije unas prioridades gobierne quien gobierne?
Más que ser el sistema lo que peca de miopía, fueron algunas políticas, especialmente las tomadas durante la Gran Recesión, las merecedoras de este calificativo. La austeridad, aplicada con mayor intensidad a la I+D+i en Galicia que en otros territorios, supuso un freno a la necesidad de desarrollo tecnológico. Además, algunas políticas, como la analizada, supusieron que parte de los recursos acabaran gestionados por empresas de otras autonomías. Por lo tanto, toda vez que los períodos de programación europeos trascienden el ciclo electoral en España, sería quizás más adecuado centrarse en evaluaciones rigurosas de seguimiento y ex-post basadas en indicadores más apropiados para conocer el impacto de los recursos movilizados.
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