Abanca clasificó para la venta casi todo el Dépor días antes del ascenso
Al hilo de la polémica sobre la cesión de Riazor, el club dice que Escotet no quiere vender a medio plazo. Sin embargo, la propia documentación oficial de Abanca de este mismo mes clasifica casi todos los activos del Deportivo como enajenables, es decir, que están a la venta a corto plazo.
El 3 de mayo de 2024 Abanca entregó a la CNMV el obligatorio informe de revisión del primer trimestre. En el documento presentado al regulador, el banco tilda como “Activos no corrientes y grupos enajenables de elementos que se han clasificado como mantenidos para la venta” 15,3 millones de activos de su filial Deportivo de La Coruña SAD. Esta sociedad anónima deportiva tiene unos activos de 16,2 millones, según las cuentas de Abanca de finales de 2023.
En otras palabras, la entidad de Juan Carlos Escotet estaba explicando a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que consideraba la práctica totalidad de los activos de su filial blanquiazul como vendibles en un plazo de un año o menos. Eso es lo que significa en la jerga de las auditorías la expresión “Activos no corrientes y grupos enajenables de elementos que se han clasificado como mantenidos para la venta”, explica el economista y profesor de la USC Diego Sande a Galiciapress.
Galiciapress preguntó hace seis días al Departamento de Comunicación de Abanca si el Dépor estaba en venta. La entidad que dirige el venezolano Juan Carlos Escotet no ha respondido.
Durante años, el deseo del banquero de librarse del club, que compró de mala gana para no perder todo lo prestado, no fue ningún secreto. De hecho, la propia Abanca incluía siempre en sus cuentas anuales un párrafo que dejaba lugar a pocas dudas: "la operación de capitalización de deuda se formalizó con el objetivo de participar en la gestión y reestructuración de la sociedad, poniéndola en valor en el menor plazo posible y establecer un plan de venta para dar entrada a nuevos socios y recuperar la inversión realizada.”
En otras palabras, ABANCA explicaba que acudió al rescate del Dépor para salvarlo y , una vez reflotado su valor, vender parte de su participación -ahora tiene el 77% de la S.A.D- y así, al menos, recuperar parte de lo gastado.
Ese compromiso de puesta en venta ya no figura en las últimas cuentas remitidas a la CNMV, las del 3 de marzo. Además, tras el ascenso a Segunda División, el día 13 de marzo, Escotet, dueño de Abanca, comunicó a los jugadores, según informó La Voz, que en sus planes no entraba vender.
“Activos no corrientes y grupos enajenables de elementos que se han clasificado como mantenidos para la venta y pasivos incluidos en grupos enajenables de elementos que se han clasificado como mantenidos para la venta” es el epígrafe, elabora Sante, que deben usar las empresas para señalar en sus cuentas qué activos (por ejemplo terrenos, derechos de cobro, maquinaria, etc.) y qué pasivos (deudas con proveedores, créditos por devolver, etc.) prevé vender a corto plazo, normalmente en el plazo de un año o en el período comprendido hasta la presentación de las siguientes cuentas.
A fecha 31 de diciembre de 2023 el Dépor tenía activos de 16,2 millones, de los cuales Abanca le colgaba el cartel de en venta a 15,9: un año antes el activo era de 18,3 millones y 18 estaban en venta.
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La guerra del convenio se explica en gran medida por el miedo a que Escotet venda a alguien de fuera
El deportivismo hace años que teme que Escotet venda el club a un inversor de fuera, a un jeque, por ejemplo, sin conexión con la ciudad. Tal operación hasta ahora presentaba varias dificultades. En primer lugar, la pésima situación deportiva de los blanquiazules, hundidos en el fútbol semiprofesional. El ascenso de este mes permite mirar al futuro con optimismo en este frente.
En segundo lugar, el convenio con el Ayuntamiento de A Coruña para la cesión de Riazor. En la anterior negociación, consciente de las intenciones de venta Abanca, la Administración forzó una cláusula estableciendo que cualquier operación de venta fuera de la ciudad implicaría la revisión del acuerdo por el cual el público cede a la filial del banco la explotación del estadio para los partidos.
Parece que el club intentó librarse de esta cláusula durante las negociaciones para el nuevo convenio que pretendía, además, ampliar de 25 a 40 años. El ayuntamiento no cedió y al final todo explotó un día después del ascenso.
En un extemporáneo ataque al Ayuntamiento, el club ni acudió al Concello a la tradicional recepción con la alcaldesa -Inés Rey, del PSOE- pero sí fue hasta Santiago a hacerse la foto con Alfonso Rueda, del PP.
Es más, el Depor lanzó una bomba informativa acusando abiertamente al Ayuntamiento de poner en riesgo el ascenso por no firmarle la renovación del convenio a largo plazo.
La Administración reaccionó desvelando que la filial de Abanca pretendía no solo la cesión gratuíta de Riazor para eventos deportivos, también su explotación comercial para todo tipo de eventos -deportivos o no-. Es decir, en la práctica, que el aprovechamiento de Riazor pasaría a manos de la S.A.D., algo que evidentemente podría ayudar a que Escotet encontrar el comprador que lleva años buscando. El Ayuntamiento llegó a usar la expresión intereses extradeportivos en uno de sus comunicados oficiales sobre la polémica.
El municipio no cedió a la presión de la directiva nombrada por Escotet. La jugada no le salió bien al banquero, que recibió numerosas críticas en los medios ante su evidente ambición de usar Riazor como un activo propio. La alcaldesa alegó que no podía ceder en exclusiva a un banco algo que era de todos los coruñeses. Ni siquiera la oposición se posicionó en contra de la edila, tan solo pidió diálogo.
Finalmente, hubo acuerdo y la sangre no llegó al río. Club y Ayuntamiento han llegado a un pacto para que el Dépor pueda seguir explotando Riazor a medio plazo, solo para los partidos y actividades deportivas, gratuítamente.
El propio Dépor reconoce que sigue vigente la cláusula de arraigamiento en caso de la propiedad. Es decir, que si el Dépor se vende, el Ayuntamiento tiene opción de revisar el convenio prorrogado.
El club también ha dicho que “la propiedad garantizó al club que el Dépor no está en venta y que su compromiso es a medio plazo”. Con todo, lo enviado por Abanca a la CNMV a principios de mes deja lugar a pocas dudas. Hasta hace unas semanas, el plan declarado del banquero era vender la práctica totalidad del Dépor a corto plazo.
Así las cosas, parece que hay un cambio de criterio sobre la venta del Deportivo de La Coruña SAD al hilo de su reciente ascenso. Escotet dice, por boca del club, que no va a vender ahora ni a medio plazo.
Está por ver si esta promesa se concreta ante la CNMV y en las próximas cuentas de Abanca, a entregar los números del segundo trimestre, el Deportivo deja de llevar el cartel de “se vende”.
Sacar al Deportivo del apartado de activos enajenables puede lastrar algo la contabilidad del banco, pero en realidad tampoco mucho, dada la magnitud del emporio. Por ejemplo, en las últimas cuentas los activos del Dépor apenas suponen el 1,3% de todo los activos que tiene en venta Abanca. La inmensa mayoría provienen de otra compañía que Escotet quiere vender pero está manteniendo para no ver muy perjudicada su imagen, Nueva Pescanova.
Está por ver que depara el futuro, pero a día de hoy el Dépor sigue siendo un agujero, pequeño pero agujero, en los por otra parte grandes bolsillos de Escotet. Para hacerse una idea, la S.A.D. declaró unas pérdidas en 2022 de 2,5 millones y el patrimonio del banquero se estima en unos 4.000. Es decir, que el Dépor le cuesta a Escotet, cada año, aproximadamente, el 0,06% de su fortuna. Una sangría relativamente pequeña, pero constante.
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