#Claves de la semana

Noemí Sabugal suelta amarras con 'Laberinto mar': "Altri no estará en el interior sino en la costa; la conciencia es que llegará al mar"

Escenario de batallas navales y naufragios, refugio de turistas y artistas, hogar de pescadores, piratas, balleneros, narcotraficantes...¿y Cristóbal Colón? Las costas de Galicia guardan miles de historias y secretos que la periodista y escritora Noemí Sabugal trata de desentrañar en 'Laberinto mar: Un viaje por la vida y la historia de nuestras costas' (Alfaguara). La escritora leonesa, aprovechando el recorrido de presentación que la tuvo el martes en Santiago y que este miércoles la llevará hasta la librería Moito Conte de A Coruña a las 19:30 horas, atendió a Galiciapress para hablar de su última obra, del litoral gallego y de todas sus amenazas, desde la falta de relevo generacional en la pesca hasta los riesgos medioambientales que suponen empresas como Altri o el tráfico de grandes petroleros en las rutas marítimas.


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Noemí Sabugal 

 

Hasta donde yo sé, Santa Lucía de Gordón no tiene paseo marítimo. ¿Cómo acaba Noemí Sabugal tan enamorada del mar cuando lo tiene a 100 kilómetros de casa?

Es algo que me están preguntando mucho estos días. El libro tiene mucho de descubrimiento de las costas y de los mares. Yo defiendo que nadie debe ser ajeno al mar en este país. El mar nos rodea, muchas cosas dependen de él, la economía, muchos negocios, muchas vidas. 

 

También digo que hay una circunstancia que es tener relación con un mar. En mi caso, aunque yo vengo de zona y familia minera, la mitad de mi familia es asturiana, mis veranos son cantábricos, son los veranos de Gijón, aparte de que mi parejaque es el autor de las fotos del libro, es de aquí, de Galicia. Todos podemos tener ese enlace con el mar y que en un país como este nadie debería ser ajeno a lo que le ocurra. Lo que pasa es que pensamos mucho en la playa y menos en el mar. 

 

Aunque tiene muy pocos días de vida, la criatura lleva unos tres años en la panza. ¿Cómo ha sido todo este proceso de documentación? 

Largo, porque un libro así lo requiere. Han sido tres años y medio largos de documentación, de viajes, de búsqueda de testimonios… Para mí ha sido un privilegio poder haber hecho este libro y un lujo, porque era un proyecto personal y desarrollar lo que tú quieres es estupendo: elegir aquello que vas a mirar, aquellas personas con las que vas a hablar…trabajar con esa libertad es maravilloso.
 

Ha sido un proceso largo porque requiere primero mucha documentación, aquellos lugares a los que vas a ir debes conocerlos, hay temas que para mí eran muy desconocidos, por eso digo que es un libro también de descubrimiento. Un ejemplo es la pesca, que aquí es tan importante, pero también la contaminación, el cambio climático, el tema de las ballenas… Ha sido un proceso largo, pero apasionante, desde luego.

 

 

Y en ese proceso de descubrimiento imagino que has visitado muchas costas. ¿Alguna se ha ganado el título de costa favorita? 

Me gustan todas. Todas tienen lugares interesantes y algunas veces lugares tremendos, lugares que han sido enormemente mancillados por la actividad humana, como por ejemplo la playa de Portmán en Murcia, es un ejemplo extremo de lo que le podemos hacer a las costas. Es una bahía que está colmatada con residuos mineros. Se ha perdido la playa, lo que hay es unas balsas de residuos tóxicos. Hay zonas como la Costa da Morte que son preciosas, o las maravillosas Rías Baixas. La costa española es muy interesante y muy bonita en muchos aspectos, y no solo lo sabemos nosotros, sino que lo saben muchos millones de turistas que vienen cada año a ellas.

 

¿Y cómo es la costa de Galicia en ‘Laberinto mar’? 

Galicia sale muchísimo en el libro, como no podía ser menos en un libro del mar. Para empezar es uno de los territorios pesqueros más potentes, sigue teniendo la flota pesquera más potente junto con la de Canarias. Estuve, por ejemplo, con las mariscadoras en el esteiro de Vilanova de Arousa, con bateeiros en la Ría de Arousa también, percebeiros de Muxía… 

 

La pesca es muy importante, es muy potente, y determina muchas cosas históricas y hasta sentimentales, de una conexión con las rías, con las costas, con el mar, muy próximo y muy cercano, que otros sitios ya han perdido, como puertos mediterráneos que se han convertido prácticamente en puertos deportivos. Pero la flota se está reduciendo, también la de Galicia, se está reduciendo de una manera enorme. La cuestión ahí es el reemplazo generacional. Los pescadores están muy preocupados por esto. 

 

DE BALLENEROS Y MIGRANTES

Uno de los capítulos que pueden resultar más curiosos al lector es el de los últimos balleneros, con una mención especial a Caneliñas, en Portonovo. Cuéntame más sobre ellos.

Esa es una parte de la historia de España muy olvidada, creo que únicamente en Galicia y en el País Vasco se recuerda. En el País Vasco de hecho de una manera más histórica y se está construyendo un antiguo barco ballenero en Pasaia tal y como eran los originales Pero la última industria ballenera estuvo aquí, en Caneliñas. Estuve con los últimos pescadores o cazadores de ballenas en Cee, en una polafía que organizó la Asociación Galega de Escritoras y Escritores. Es una historia olvidada y que tiene dos partes: por un lado la parte de la industria, que iba toda para Japón, que empleaba en la última etapa más mujeres que hombres, porque además eran las que preparaban la carne, y por otra parte toda la movilización social y ecologista que hubo por parte de la Asociación Galega de Historia Natural, y Greenpeace y otras organizaciones, que llevó a la moratoria internacional que empezó en 1986.

 

Es curioso que la última factoría haya sido aquí, pero que está muy olvidada. La última ballena que se cazó en España fue aquí, una hembra de rorcual común que medía 17,70 metros. El último arponero vivía en Ares. Esa parte de la historia está ahí y siempre me gusta citar a Alex Aguilar, profesor de Biología Animal en la Universidad de Barcelona, que trabajó aquí en Caneliñas ocho años. Su visión es muy interesante, porque él, como biólogo y ecologista, es una persona preocupada por la cuestión de las ballenas y el medioambiente, pero por otra parte conoció a los trabajadores de Caneliñas, los vio de una manera humana. Tiene un libro fundamental sobre esta cuestión, que es ‘Chiman’. Es una historia apasionante con enseñanzas para el día de hoy y la más clara es la de la sobrepesca. Tenemos el ejemplo de la ballena franca, que está prácticamente esquilmada, que venía a nuestras costas y nosotros nos la cargamos. Pero también fue una época muy dura, con bombas lapa en barcos y un enfrentamiento social muy grande

 

En el libro dedicas un apartado a la historia de los naufragios, desde el Cementerio de los Ingleses hasta el Villa de Pitanxo. Es necesario recordar que el mar es hermoso pero hay que tenerle mucho respeto.

El mar es vida y el mar es muerte. El caso del Villa de Pitanxo es tremendo, es el más mortífero que ha habido en las últimas décadas: son 21 personas muertas, doce de ellas todavía no aparecidas, una herida abierta para las familias. Es un caso que todavía no está juzgado y en el que hay que considerar los primeros pasos que se dieron. Lo que más piden las familias es que haya un protocolo claro para cuando se produzca un suceso de estos, cómo se debe investigar, establecer un protocolo claro de qué ocurre, cuándo ocurre…

 

 

Es importante que las familias tengan voz; es muy doloroso en este caso cuando no aparece el cuerpo, porque este cierre del duelo no es fácil. No es fácil saber cómo se entierra una ausencia. Las viudas fueron muy generosas también al hablar conmigo y contarme un poco todo esto que nos habla evidentemente del mar como un elemento natural, ajeno a nuestros deseos y a nuestra voluntad. 

 

Los naufragios entroncan directamente con otro tema como es la emigración, hoy tan de actualidad por la cantidad de migrantes que llegan a las costas europeas. Es bueno recordar que no hace tanto eran nuestros abuelos los que cruzaban el mar…

Eso lo hago en el mismo capítulo con una intención absolutamente clara de que eso sirva como espejo.España fue una nación enormemente inmigrante y de Galicia qué voy a decir. Cito a un historiador que creo que calcula que de los puertos gallegos entre mediados del 19 y mediados del 20 salieron más de dos millones de personas, posiblemente más, porque había mucho embarque irregular. Nosotros fuimos migrantes sin papeles y sin contratos, eso hay que recordarlo. 
 

En Galicia está más o menos presente, del abuelo o bisabuelo que se fue a Cuba, que se fue a Venezuela, que se fue a Buenos Aires… Hay que pensarlo también cuando tratamos la cuestión migratoria, una cuestión que deberíamos tratar como una cuestión de derechos humanos y no como a veces se escucha en ciertos discursos xenófobos y además absolutamente falsos, buscando una percepción que no existe. Lo vemos en las cifras del CIS, con las preocupaciones, pero cuando hablan de su relación con los migrantes es buena. Volvemos a la pesca, donde el relevo generacional se ve compensado con manos de migrantes, fundamentalmente africanos en pesca de bajura e indonesios y filipinos en pesca de altura.

 

En los barcos españoles de pesca de altura está más o menos 40-60 el porcentaje de españoles y extranjeros. Puerto como el de Burela, con un gran peso de los migrantes caboverdianos. Esas manos migrantes son las que llevan la merluza a la pescadería. Intento que ese refresco de la memoria migrante nos valga para tener otra mirada más cercana a los que se están viniendo a nuestras costas por mar de nuevo, en una ruta mortal en muchas ocasiones. 
 

En el libro también haces mención a la navegación y el peso de España en el descubrimiento de nuevos mundos. Estos días vuelve a ser noticia Cristóbal Colón y su procedencia con la emisión de un documental el próximo 12 de octubre donde prometen desentrañar su procedencia. Galicia está en las quinielas. ¿Alguna apuesta? 

¡Uy, no me atrevería! Cito el museo de Colón en Poio, en uno de los posibles orígenes que se reivindica. Creo que tampoco importa demasiado. Creo que lo interesante, o una de las cosas que convendría recordar con el tema del mar y con el tema de Colón, es lo abierto e internacional que es el tema del mar. Colón puede que fuese genovés, Magalhães era portugués… Muchos de los grandes navegantes que reivindicamos eran de otros países. Entiendo que cada uno quiere arrimar el ascua a su sardina en un tema como el de Colón, pero tiene más peso pensar lo abiertos que han sido los lugares de puerto, donde se mezclaban los navegantes. Grandes navegantes de nuestro país eran de otros países. Creo que eso es una muestra también de que el mar, aunque muchas veces lo pensamos como frontera, es camino.

 

 

"NO LE VEO DEMASIADO FUTURO A ALTRI"

Por otra banda, también hablas de la pesca o el marisqueo, actividades que hoy están bajo amenazas tan variopintas como la eólica marina o el turismo. ¿Qué impresión te llevas de esta industria? ¿Estamos en un momento de transformación o extinción de estos oficios tradicionales?

Todos los pescadores están muy preocupados. La flota no ha dejado de reducirse. Si ese reemplazo no se da, en el momento en que te jubilas ese barco va al desguace. La flota de bajura en España se ha reducido muchísimo, aunque la pesca seguirá existiendo. Hay una pesca de altura que seguirá y puede ser más masiva, porque somos cada vez más y necesitamos comer. Eso no va a desaparecer nunca.
 

Y eso lleva muchos cambios a nivel económico, a nivel social, a nivel emocional, a nivel familiar. Muchísimos cambios diferentes y es bueno pensarlo. Es verdad que los mares están alejados generalmente de donde se toman las decisiones, que es el centro del país, generalmente Madrid. Siempre es bueno recordar la importancia que tiene este tema.

 

Por la eólica marina, por ejemplo, entrevisté en Santiago a Torcuato Teixeira que es, entre muchas otras cosas, portavoz de la Plataforma en Defensa de la Pesca y de los Ecosistemas Marinos. En el año pasado se presentaron 50 proyectos de eólica marina. No están desenvueltos todavía porque hay una legislación que todavía no se ha desarrollado. Es un tema que yo creo que va a estar muy caliente en los próximos años. La plataforma está preocupada por cómo puede afectar eso a las corrientes, etc. El sector pesquero va a tener que ser escuchado y es una cuestión que no solamente afecta a nivel pesquero sino también a nivel turístico. En la zona de la Costa Brava, en concreto en Cadaqués, hay un gran cartel contra un parque eólico que quieren hacer, porque no es lo mismo mirar a un horizonte marino que mirar a un horizonte de aerogeneradores. No me gusta nada ser pitonisa, pero sí que es un tema que en los próximos años va a ser un tema de debate clave.
 

En cualquier caso, tal vez el mayor peligro siguen siendo todos los riesgos medioambientales que existen sobre nuestras rías. Desde el tráfico de petroleros ante nuestra costa hasta crisis como la de los pelets. ¿Tienes la percepción de que en algún momento nos cargaremos este tesoro?

Tuvimos un caso como el del Prestige y en algunos sitios estuvieron como un año y medio prácticamente sin trabajar. Un percebeiro de Muxía me decía que menos mal que aquí la costa es muy batida y eso favoreció que el percebe pudiese agarrar otra vez. Si esto ocurriese en el Mediterráneo a lo mejor estás cinco años limpiando. Estamos en una zona de paso. El 80% de las mercancías a nivel mundial van por mar, eso tiene muchas derivadas a nivel ecológico, económico, etc. Ahora se están haciendo cada vez más barcos eléctricos, pero de momento son prácticamente muy poquitos. El coste que tienen esos barcos también de uso, de gasoil, es enorme. 

 

Otro es su estado. El caso del Prestige: ¿cómo se puede permitir que un barco monocasco opere todavía cuando tenía que estar en el desguace? Hay otra cuestión, como el hecho de que la bandera del barco es de un sitio, el armador de otro, la carga de otro… Hay una legislación internacional voluntariamente embrollada para que cuando pasa algo así se pierda la pista. Galicia está en una zona clave de paso de barcos y encima es una zona que tiene un mar bravo y que puede ocasionar esto, o sea que nunca se puede decir que esto no va a volver a ocurrir. Pero esta no es una cuestión de Galicia, ni del país, ni de Europa, es una cuestión de legislación internacional que cada vez sea más puntillosa y más exigente con el tema de los barcos. Si los barcos están ahora mismo tienen las banderas de ciertos países es porque esos países piden menos y hay menos consecuencias y menos de todo. La legislación internacional es la que tiene que mirar eso. 

 

 

Y recordar también un tema como el de los bidones nucleares que hay en la Fosa Atlántica, nadie se preocupa de ellos, ahí están y si están bien, mal, no se sabe. El cambio climático es otra gran preocupación para las rías y su producción. El aumento de la temperatura o la salinidad del agua afectan a la cría de bivalvos. Aquí vemos olas de calor marina, pero en el Mediterráneo están alcanzando picos bastante pavorosos. Hay universidades como la Universidad de Vigo investigando muy cerca de este tema y otras muchas. Creo que lo único que se podría sacar en claro es que el sector pesquero y científico se están acercando más. Los científicos deben estar en el centro del debate. Gente como Joaquín Garrabó, experto en los corales que se ven perjudicados, o Andrés Cózar, que descubrió las islas internacionales de plástico. o Javier Aristegui, experto en cambio climático… El sector pesquero se aproxima a la ciencia para saber qué ocurre y cómo revertirlo. Eso es positivo, aunque hay puntos de fricción y no hay una voz unívoca, pero la de los científicos es clave. 

 

De igual manera, industrias como Ence o Altri suponen también un riesgo medioambiental considerable. La instalación de una gran celulosa en el corazón de Galicia es hoy uno de los grandes debates políticos y sociales en la comunidad. ¿Estás al tanto? ¿Qué te parece que una industria como la de Altri pueda instalarse en Palas de Rei y ser un potencial riesgo para nuestras costas?

No sé ahora mismo en qué punto está en cuanto permisos y demás, pero lo veo difícil en el caso de Altri. Veo difícil que se instale porque hay una concienciación social muy grande de varios sectores distintos. Se podría pensar: “No, es que está en el interior”. No, está en la costa. Los ríos son vertebradores de todo, el río va al mar, el río es el mismo mar. Los ríos pasan delante de nuestra puerta y todo lo que va a los ríos va a los mares. El caso de Altri es un caso paradigmático de concienciación cívica y social. Encontramos la parte del sector agrícola, el sector también de transformación, como la industria láctea, alimentación…y la conciencia de que si eso llega allí acabará en las rías. 

 

 

La verdad, no sé cómo puede ocurrir, pero percibo una gran concienciación social y una gran oposición. Me parece difícil que algo que vaya a afectar a tantos sectores diferentes y que la gente se está manifestando tan claramente en contra, pueda tener algún viso de salir adelante. La propia empresa debe pensarlo, incluso, hasta qué punto le conviene, porque hay una cuestión aquí como la imagen de marca. Me parece además un ejemplo de que muchas veces pensamos que las cosas son lejanas y no nos van a perjudicar. Igual que empecé diciendo que el mar nos rodea y nos debería preocupar a todos, este caso es como con la pandemia, que parece que no nos tocaría porque empezó en China, y mira lo que ocurrió. Aquí existe una concienciación muy rápida de que no es un problema del interior, sino que puede llegar a la ría. Con el movimiento social que hay no le veo demasiado futuro. 

 

Has hecho ensayos sobre los mineros, sobre el mar… A ver si soy el primero que te arranca qué es lo siguiente, qué tienes en la recámara. 

De eso sí que no suelo hablar nunca. Ahora con ‘Laberinto mar’, que acaba de salir y estoy muy centrada en la promoción. Siempre tengo mis proyectos, pero me parece muy atrevido decirlo porque generalmente mis libros requieren de años de documentación y elaboración. Siempre prefiero trabajar tranquila y dentro de la intimidad de mi habitación. 


 

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