Independentismo y lucha de clases

Parece increíble que una parte relevante de la izquierda no sea quien de aprender de la historia y vuelva a cometer los mismos errores una vez sí y otra también. Una evidencia de esta realidad la tenemos en la dinámica política que está tomando la reciente crisis política de Catalunya. Una dinámica que, no por previsible, deja de ser menos triste desde el punto de vista de las clases populares catalanas y de los demás pueblos de España.

Triste porque todo apunta a que en el corto y medio plazo se produzca una clara derrota del independentismo catalán -en el que están partidos que se declaran de izquierdas como ERC y la CUP- y una no menos clara crisis económica y social. Una derrota que, por otra parte, era totalmente previsible. 

Una derrota que también arrastrará consigo al PSOE por su seguidismo del PP y por, de nuevo, no entender que España es plural social y territorialmente y que la alternativa la crisis actual es la unidad de las izquierdas. Triste ver como Sánchez no fue quien de capitalizar la gran y meritoria victoria sobre la nomenclatura de su partido (PSOE) y como al final los sátrapas -capitaneados por la inefable Susana Díaz- son quien se llevan el gato el agua de su molino. En términos políticos, que frente a la unidad de las izquierdas se imponen la gran coalición (PP/PSOE). Las ambigüedades, como las de Sánchez, no tienen hoy cabida, no la tuvieron nunca, en el escenario político catalán, gallego y español.

Fue suficiente que el Banco Sabadell y CaixaBank mostrasen su disconformidad con la dinámica que había emprendido el movimiento independentista catalán y anunciasen que trasladaban su domicilio social fuera Catalunya para que los dirigentes mas lúcidos de PDdeCAT -antigua CiU-, capitaneados por Artur Mas, llamasen a filas a sus "animosos" muchachos -que cogobiernan a Generalitat- y el proceso independentista se paralizase de facto y de iure. 

¿A quién se le ocurrió pensar que la derecha política catalana iba a enfrentarse con su base económica y social? ¿Qué mentes iluminarias imaginaron que esa derecha política catalana era más independentista que clasista? ¿No hay un refrán catalán que dice algo así como que "la pela es la pela"?

Triste, muy triste, lo que está pasando en Catalunya. También muy preocupante porque tendrá duras consecuencias tanto para las clases populares de Catalunya como del resto de España. Triste y algo sorprendente porque cuesta trabajo entender como la izquierda nacionalista catalana (ERC, CUP), y también parte de la española (PSC-PSOE), no fue quien de aprovechar la grand y admirable movilización social del 1-O para sentarlas bases de un cambio político en Catalunya, que facilitaría luego un cambio político en España y, por que no, en Galicia.

La izquierda nacionalista catalana (ERC, CUP) olvidó algo tan fundamental como que la lucha de clases está por encima de las luchas nacionalistas, en realidad es aquella la que lleva a estas. Lo que significa que para que sus batallas triúnfen en Catalunya precisan contar con el resto de las izquierdas que despectivamente llaman "españolistas" (dios mío, llamar, por caso, "españolistas" a Domenech, Coscubiela y Ada Colau...). Resultan ahora realmente patéticas algunas declaraciones de dirigentes independentistas catalanes luego del 1-O ("vamos a construir la república catalana, la república mas bonita de Europa" decían parlamentarios de la CUP).

¿Qué decir de dirigentes ciudadanos que llaman ahora a declarar unilateralmente la independencia (por caso el secretariado de la ANC)? Como muestra la historia, los hay que no aprenden y van "de derrota en derrota hasta la derrota final".

No debería sentirse feliz con esta derrota del independentismo catalán la izquierda española (PSOE). No tiene motivos para ello. Su triste papel seguidista de la derecha (PP) le va a pasar factura sin lugar a dudas. Incapaz de superar las diferencias y luchas internas va más camino de seguir la trayectoria de la mayoría de las socialdemocracias europeas (Francia, Alamania, Italia...) que la ruta de una minoría aún coherente de las mismas (Portugal, Gran Bretaña...). Un camino que lleva, bien a hacer seguidismo de la derecha (Alamania y también Italia), bien a la irrelevancia (Francia).

En este cuadro político sería deseable que UNIDOS PODEMOS diese, definitivamente, un paso adelante. Algo para lo cual serían precisos varios cambios:

1. En primer lugar abandonar definitivamente la obsesión anti-PSOE de una parte relevante de sus dirigentes y asumir decididamente que solo con una alianza de izquierdas es posible derrotar la derecha en España.

2. Entender también que precisan del apoyo de un gran movimiento sociopolítico, que nucleado alrededor del movimiento sindical, sirva de firme apoyo sus propuestas de cambio.

3. Entender que asumir la realidad plurinacional del estado español no so debe ser un movimiento táctico sino estratégico de UNIDOS PODEMOS, lo que implica que las llamadas confluencias -EN MAREA, ELS COMUNS, COMPROMIS-- deben tener un mayor protagonismo en la política española,

4. A nivel gallego esto implica que EN MAREA debe hacerse más presente y visible en la política española y trabajar por aglutinar la izquierda gallega y por construir un movimiento sociopolítico que apoye el cambio social en Galicia.

Un trabajo nada fácil pero imprescindible. Un trabajo para lo cual es preciso que sea una auténtica organización de izquierdas y como tal entienda que la lucha de clases está por encima de la lucha nacional, que es aquella quien conduce a esta y no al revés.