Por fin, el lunes, el país vuelve a la "normalidad". Los trabajadores a su "primera residencia" -los que tienen la suerte de contar con un puesto de trabajo-. Los privilegiados volverán a la rutina diaria de su trabajo. El despertador nos avisa que el sueño ha llegado a su fin y hay que levantarse. Qué mal sienta el ruido insistente del despertador, ese que en más de una ocasión la gente estamparía contra la pared, pero la responsabilidad laboral lo impide. Los políticos seguirán con sus declaraciones interesadas y los partidos políticos, muchos de ellos, tienen previsto celebrar sus congresos: más de lo mismo, nada nuevo bajo el sol en este 2017.
Las últimas encuestas han dejado entrever que los resultados ante unas nuevas elecciones van cambiando y ello tiene que ver con el comportamiento y trabajo que realizan en las distintas instituciones los políticos votados. El que piense que tiene el voto asegurado es un ingenuo, un iluso o su ego es más largo que el río Duero.
El partido de Albert Rivera se quita de encima el poco socialismo que tenía para adentrarse en el liberalismo desnudo. Eso sí, dejándose en el camino a unos 3.000 militantes, a los que ha echado la dirección por protestar o que se han dado de baja por el giro ideológico. Eso suele ocurrir en los partidos que predican democracia interna y libertad de expresión pero que a la hora de la verdad lo que aplican es mano dura con los que se atreven a decir algo que no gusta al aparato del partido. Son las almas cándidas que aún creen en la utopía. Esos que se creen la teoría y en los cuentos de hadas.
El PP tiene congreso con la única salvedad, de momento, de la permanencia o no de Cospedal al frente de la Secretaría General del partido. Rajoy seguirá ocupando la presidencia, está claro. No obstante, las intrigas internas para acaparar parcelas de poder hace tiempo que comenzaron.
Los socialistas, que siguen viviendo un tsunami interno y externo, el día 14 de este mes darán a conocer la fecha del congreso. ¿Unidad?, de éste debe salir la persona que ha de coger las riendas del partido y sacarlo del pozo "con bichos" en el que se encuentra. No va a ser fácil y sobre todo si hay más de un candidato, que lo habrá, si no llegan a un acuerdo previo las distintas familias del partido, que eligen a los medios de comunicación como canal idóneo para lavar los trapos sucios.
No debemos olvidarnos de la hoja de ruta de los independentistas con el lema "referéndum sí o sí". Pero eso puede acabar con unas elecciones en las que al parecer Puigdemont no irá de cabeza de lista. Se ha curado en salud después de los malos resultados que le dan las encuestas a su partido. Sabe, porque no es tonto, que su socio de gobierno, ERC a priori tiene todos los puntos para ganarlas. ¿Tira la toalla? Está claro que sí, lo que no está previsto, de momento, es el cabeza de lista del partido demócrata para los comicios. A nadie le gusta dar el paso sabiendo que no va a ganar.
El panorama político es denso, complicado y nada claro. De todo ello seguiremos hablando. Nos quedan muchos días antes del mes de septiembre.
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