Hace apenas cuatro años la fuerza por entonces liderada por Albert Rivera logró unos resultados históricos con 57 representantes en el Congreso de los Diputados. Esa legislatura fue efímera y no pudieron repetir ese éxito en unos nuevos comicios a las puertas de 2020. Nada queda de esa alternativa de centro-liberal.
Galiciapress sigue con su su ciclo de entrevistas a los candidatos en las elecciones locales en la ciudad de Lugo, como ya hizo con el candidato del BNG lucense Rubén Arroxo y alcaldables de Pontevedra, Santiago, Ferrol, A Coruña, Ourense y Vigo.
El Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) correspondiente al mes de octubre otorga una estimación del voto del 0,6% al BNG ante unas elecciones generales. La formación nacionalista sube en este apartado una décima en relación al 0,5% que le daba el Barómetro de septiembre, aunque lo habitual es que se sitúe en esa horquilla del 0,5% o 0,6%.
Victoria más holgada de lo esperado de los populares, que revalidan la Junta de Andalucía y sin la atadura de tener que buscar pactos con la ultraderecha o con Ciudadanos, que desaparece por completo del mapa político andaluz. Es cierto que Moreno Bonilla es el candidato popular, pero este triunfo supone también una medalla en el haber de Alberto Núñez Feijóo, que supera con buena nota su primer examen como presidente del Partido Popular.
El terremoto político en la Región de Murcia, con replicas imprevistas en la Comunidad de Madrid e incluso en la Junta de Castilla y León, se ha saldado sin la anunciado moción de censura pero con un salto de calidad en lo que respecta a la posición de los diputados que impulsaron la moción de censura en Murcia, los diputados Valle Miguélez, Antonio Sánchez Lorente y Francisco Álvarez.
En el trasfondo de la aceptación del veto por parte del PSOE está la necesidad del Ejecutivo de Pedro Sánchez de recabar apoyos para aprobar los Presupuestos Generales del Estado.
De Quinto había llamado recientemente "payaso" al vicepresidente Pablo Iglesias. Fichado en su día por Albert Rivera, representaba el ala más liberal en lo económico del partido que ahora dirige Arrimadas.
La gallega Beatriz Pino, candidata a la Xunta por los naranjas, ha sido una de las que ha tenido que dejar la manifestación por recomendación policial.
Los errores informáticos continuados que se venían produciendo a lo largo del día han desembocado en la suspensión del proceso para elegir a los 355 compromisarios que compondrán la Asamblea General de marzo en el partido naranja. Los afiliados y el sector crítico del partido han sido los que más han mostrado su malestar por la situación. La Comisión Gestora y la comisión de garantías aplazan la votación al próximo fin de semana.
Desde la corriente ‘Cs eres tú’ ven el pacto en el País Vasco como una pérdida de identidad de la formación naranja. Francisco Igea, vicepresidente de la Junta de Castilla y León, arremetió contra la dirección del partido y advirtió que desde el sector crítico están listos para “defender lo que creemos que es mejor para el partido y para este país”.
Mientras el líder gallego sigue cerrado en banda a una comunión del PPdeG y Cs Galicia, en Génova Casado y Arrimadas han llegado a un acuerdo para que en el País Vasco las dos fuerzas vayan de la mano para aglutinar los votos del centro-derecha. Alfonso Alonso será el que se postule a lendakari.
En el centro derecha manteniéndose la presencia avasalladora del Partido Popular (PP) parece que esta vez es muy probable que tenga que compartir escenario. Una pérdida de espacio escénico que, con toda probabilidad, pondrá en cuestión sus últimas mayorías absolutas.
Arrimadas pone sobre la mesa su fortaleza electoral en Catalunya para exigir que Feijóo ceda en Galicia, que hasta ahora no se muestra dispuesto a pactar una candidatura unitaria.
"Si hay voluntad política, yo creo que si nos dará tiempo", ha afirmado Arrimadas, que ha defendido que igual que el "nacionalismo se une" los constitucionalistas deben intentar "sumar esfuerzos, cada uno en su espacio".
Societat Civil Catalana está trabajando para que Manuel Valls ofrezca su apoyo público a una candidatura de unidad constitucionalista sin contribuir a dividir el voto presentándose por separado.