Se ha sabido que el presidente francés, François Hollande, se gasta al mes 9.895 euros en su peluquero, ya que considera que lo debe tener a plena disposición e ir bien peinado siempre. Teniendo en cuenta que está aprobando una reforma laboral para bajar salarios y abaratar despidos, lo del peluquero más que un peinado es una tomadura de pelo, en toda regla, a los pobres y sufridos franceses. A eso se llama "egalitè" (igualdad) y lo demás es populismo.
Claro, que las tomaduras de pelo no quedan circunscritas al país galo, aquí en nuestra tierra tenemos claros ejemplos en las negociaciones para la formación de gobierno. Rajoy proclama que quiere ser presidente, necesita apoyos, no los tiene y no ofrece nada, y de nuevo amaga con no volver a presentarse a la investidura, vamos que ni el peinado de Hollande.
Rivera que se pasó toda la campaña vetando a Rajoy, ahora se descuelga con una abstención responsable y patriótica, que birla birlando se terminará convirtiendo en un sí, al tiempo, tomando el pelo a propios y extraños.
El PSOE se mantiene en un no rotundo a Rajoy y al PP, incluso a abstenerse, lo cual es correcto, no se puede apoyar a un partido al que le crecen casos de corrupción como setas, que ha mentido en cuanto al déficit, que mintió sobre impuestos en la campaña, y que prepara una nueva batería de recortes. Pero, el problema está en que se anuncia un no a terceras elecciones. Bien, pues vista la aritmética, o se está trabajando para un gobierno alternativo, o bien para una abstención total del grupo o de algunos diputados, lo cual sería una gran tomadura de pelo a todos.
Viendo que la cosa va de pelos y peinados, sería bueno que todos fuéramos al peluquero y que nos lo corta antes de que nos lo tomen, o bien tengamos que decir: y yo con estos pelos. El Elíseo y la Moncloa bien valen un buen peinado.
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