Es costumbre al finalizar el año hacer un resumen informativo de lo más destacado del mismo; así como resaltar cual es la noticia más importante o trascendental. Es verdad que este ha sido un año, informativamente hablando, muy cargado; pero en mi opinión lo más llamativo de todo ha sido el fracaso y, en algunos casos, hundimiento de la izquierda, tanto a nivel europeo como nacional.
La izquierda que vive sumida en una crisis de identidad desde hace lustros, ha sido arrastrada por la crisis económica y social a sus niveles más bajos de representación no sólo parlamentaria, sino también social. En estos momentos en muchos países se ha convertido en algo casi marginal y alejado de sus votantes tradicionales.
En Francia con Hollande en retirada, y las candidaturas de izquierda que no van a pasar la segunda vuelta presidencial, según las encuestas, plantean un futuro muy negro para ella en el país galo. En Alemania el SPD sufre un lento pero paulatino declive sin signos de terminar, mientras que Die Linke no termina de arrancar; en los países nórdicos está prácticamente desaparecida, por no decir en la mayoría de los países del Este. Tan sólo Corbyn en el laborismo inglés mantiene un hálito de esperanza.
Pero ha sido en España donde el fracaso de la izquierda ha sido más total y absoluto, fruto de su incapacidad vuelve a gobernar el PP. El miedo de unos a ser absorbidos, o más bien al alma neoliberal que algunos dirigentes del PSOE poseen, y al sectarismo y esperar el sorpasso desde Podemos por otro ha escenificado el esperpento total.
En el pecado está la penitencia, y por eso hoy las dos organizaciones están en crisis profundas. El PSOE con una gestora que hace y deshace, sin Congreso a la vista, sin candidatos a primarias, y con dirigentes que se cambian de bando en función del viento, para salvar sus braserillos y sus miserias. Podemos, por su parte, con peleas por doquier, con frases cruzadas en redes sociales, más propias de niños pijos malcriados que de dirigentes políticos serios y responsables. Y en Catalunya todos pendientes de la payasada del procés, como si fuera lo único importante.
El fracaso y la incapacidad de la izquierda nos ha llevado donde estamos, y auguro un futuro peor para los trabajadores y personas necesitadas. La derecha campa victoriosa a sus anchas y sin visos de ser derrotada. Nuevos tiempos en odres viejos sólo traen el fracaso, la derrota y lo que es peor la miseria de muchos.
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