Se ha sabido que el presidente francés, François Hollande, se gasta al mes 9.895 euros en su peluquero, ya que considera que lo debe tener a plena disposición e ir bien peinado siempre. Teniendo en cuenta que está aprobando una reforma laboral para bajar salarios y abaratar despidos, lo del peluquero más que un peinado es una tomadura de pelo, en toda regla, a los pobres y sufridos franceses. A eso se llama “egalitè” (igualdad) y lo demás es populismo.