Nacido en Ourense en 1967. Estudou Maxisterio por Ciencias,especialista en Música. Licenciado en Ciencias Matemáticas especialidade de Estadística e Investigación Operativa na UNED.Postgrado de Experto Universitario en Modelización de Riscos en Entidades Financieiras. Escrebo en varios diarios de Galiza, nalgúns co pseudónimo de José Luis Fernández Carnicero. Mestre de Educación Musical no C.E.I.P. Calvo Sotelo (Carballiño). Membro da Sociedade cultural: O Liceo de Ourense. Membro do Consello Escolar de Galiza e do Consello Escolar Municipal de Ourense. |
Después de muchas vueltas, convocatorias electorales, pactos de gobierno, debates y mucha crispación, ya tenemos un presidente en la Moncloa. No fue sin tiempo. Pedro Sánchez prometió su cargo sin Biblia ni crucifijo y, segundo lo previsto, no juró. Por lo regular, solo los conservadores son los que juran su cargo sobre una Biblia que no leyeron. Si la hubiesen leído sabrían que en el Evangelio de Mateo 5:34-37 dice: “Yo, entonce, os digo: de modo alguno juréis ni por el cielo, por ser el trono de Dios, ni por la tierra, por ser estrado de vuestros pies... sea entonces tu palabra: sí, sí; no no...”. Con esto, no puedo afirmar que los que prometen hayan leído la Biblia; con todo, pienso que es suficiente con la Constitución si al final es lo que se cumple, si se cumple.
En otro apartado importante está también la ausencia, o mejor dicho, la retirada del crucifijo. A esta altura, representar al protagonista del cristianismo, clavado en un madero, sufriendo y mismo representando la muerte, no parece muy acorde con el texto Bíblico. Con buen criterio cantaba Antonio Machado en uno de su poemas: “no puedo cantar ni quiero a ese Jesús del madero, sino el que anduvo en la mar”. Dentro de las interpretaciones que hagan los especialistas, quiero escoger la que habla de un Jesús vivo, que segundo las profecias bíblicas resucitó, está vivo, y ha volver cuándo nadie cuente con él.
No queda mucho más que destacar de este hecho tan criticado por muchos, por el hecho de que nunca se hizo así una promesa o un juramento. Y pensándolo bien, ya que retiraron la Biblia de un entorno político, quizás fuera mejor que todos hubiesen jurado el cargo, pues las promesas estamos viendo que pocos las saben cumplir, o en el peor de los casos, no quieren que se las recuerde nadie. Para eso inventaron la frase castellana : “ Donde dije Digo, digo Diego".
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