Dicen que la paciencia y la buena educación hacen, en ocasiones, parecer a algunos que son tontos, cuando en realidad se trata de prudencia. Claro que, cuando a alguien se le llena el vaso de tanto aguantar, es hora de decir lo que se piensa, como está mandado. En estos años de hipocresía, engaño, salvadores de la patria, charlatanes, predicadores y embaucadores, hay que denunciarlos sin miedo y explicándolo bien, para que se entienda.
El gran invento que fue en su día Podemos resulta que fue una empresa muy lucrativa para unos pocos, los que lo dirigían y ahora siguen dirigiéndolo sin pestañear lo más mínimo. Esos dirigentes/caciques vinieron a llenarse los bolsillos sin importarles lo más mínimo sus militantes y, por supuesto, sus votantes. De aquellos fundadores de Podemos, un grupo de amigos que querían cambiar el mundo: Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa y Luis Alegre. De ellos, solo queda Pablo Iglesias, el que dijo que se iba de la política y nunca lo ha hecho. Maneja los hilos en la sombra, poniendo por delante a su mujer, Irene Montero, y a Ione Belarra, diputada y pantalla pública de Unidas Podemos. El resto de fundadores están fuera y no hablan nada bien del amo del cortijo, Pablo Iglesias, el predicador cuando toca o macho alfa en demasiadas ocasiones.
Luis Alegre, gran amigo en su día de Iglesias, que terminó apartado del partido porque llegó a creer que la democracia interna existía —craso error—, acusó a Pablo Iglesias de ser “un grupo de conspiradores que excluían a todas las personas que no formasen parte de su pandilla”. Iglesias no quería, y sigue con la misma estrategia, personas que piensen; quiere cortesanos que solo levanten la voz para alabar al predicador. Podemos ha sido el gran fracaso de la política española. El clan Iglesias se reparte los cargos, como se está viendo. ¿Pero cómo se ha financiado y se sigue financiando Podemos, o lo que llaman ahora Unidas Podemos, que es lo mismo? Para empoderar a las mujeres, la suya y su amiga Belarra.
Decía José Luis Aranguren que “los valores morales se pierden sepultados por los económicos”, y eso es lo que les ha pasado al macho alfa y a las dos mujeres que tiene a derecha e izquierda. La financiación de Podemos en sus inicios fue nada clara: Venezuela, Irán y otros países están bajo sospecha, unos más claros que otros. Lo de Venezuela sigue: su máximo conseguidor, Juan Carlos Monedero, sin estar en primera fila, está en la trastienda y hace de recaudador para Podemos. Y, como dice un refrán popular, “el que reparte se queda con la mejor parte”. Siguen visitando Venezuela, dando charlas favorables a Maduro y participando en sus tertulias maratonianas de adoctrinamiento que aburren hasta las ovejas.
En cuanto a Irán, estos días, el juzgado número 5 de la Audiencia Nacional ha recibido certificación de los pagos de una empresa de capital iraní a Pablo Iglesias, que en esas fechas era líder de Podemos y diputado en el Congreso. Según el Sepblac (que presta auxilio a los órganos judiciales, al Ministerio Fiscal, a la Policía Judicial y a los órganos administrativos competentes), se detectaron 67 ingresos sospechosos a 360 Global Media SL entre 2011 y 2015, y 23 transferencias a Pablo Iglesias. Mientras Iglesias era secretario general de Podemos y diputado, esta facturó a la productora 360 Global Media SL —responsable de su programa en televisión Fort Apache, propiedad de un iraní— cantidades que iban entre los 1.400 y 2.800 euros al mes, según publica El Mundo.
La economía le iba (y sigue en la misma línea) a Pablo Iglesias y algunos de sus colegas a las mil maravillas. Más aún cuando su entonces jefa de prensa, Irene Montero, le enamoró (no era difícil hacerlo) y se hicieron pareja, formando una familia con tres hijos. En ese punto, cambiaron de vivienda: se fueron a la zona de los ricos, comprándose un casoplón. Descubrieron que el dinero hace la vida más agradable y que no hay que despreciarlo. Ahí siguen en su vida cotidiana, ganando pasta gansa.
Pablo Iglesias, con “donaciones de militantes”, ha ido montando algunos medios de comunicación, su TV, en la que trabaja gente muy joven como becarios a los que paga unos 200 euros al mes. Un salario muy justo, para criticar como critica al capital. Además de todo eso, el PSOE le ha buscado entretenimiento en medios públicos como tertuliano, previo pago, y también en otros medios de comunicación. El bar que montó y en el que aparece poco, lo montó, ¿para qué? Algunos sospechan el motivo. Buen jefe no es, porque sus empleados se quejan de horarios largos y sueldos cortos.
En ese entramado de ejercer de periodista, editor y salvador de la verdad absoluta, ahora resulta que quiere dar el salto a México con una expansión de su canal Red. Por cierto, una nutrida representación de su partido asistió a la toma de posesión de su presidenta (esa que insultó al gobierno y al Rey) y, con una supuesta recolecta popular, en pocos días logró recaudar más de 100.000 euros. ¿De verdad alguien se lo cree? ¿De dónde procede ese dinero? Él sabrá, y otros sospechamos su procedencia. ¿Qué pretende hacer en ese país? Ser el látigo del trumpismo mediático, que según él está avanzando en América Latina. Su canal de TV se enfrentará, según sus palabras, a la internacional mediática reaccionaria para liberar a Latinoamérica de Trump. ¿Y por qué no de Rusia y China, que tienen metidas sus zarpas allí? Es que Pablo Iglesias es un defensor de todos los países, eso sí, previo pago.
Según el Diario de Cuba, el expresidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, quien sigue siendo asesor/consejero de Nicolás Maduro y uno de sus principales defensores en Europa, ha manifestado su apoyo a la operación de expansión de Canal Red, propiedad del exvicepresidente del Gobierno de España, Pablo Iglesias. Como agradecimiento y para que todos se enteren, Iglesias escribió en X: “Es muy generoso por parte de José Luis Rodríguez Zapatero apoyar a un medio como el nuestro. Su compromiso con América Latina se ha vuelto a hacer valer. Gracias, presidente”. Iglesias compartió un video de apoyo del político, quien calificaba el proyecto como “pluralismo informativo, defensa de voces progresistas, combate ante la desinformación”.
Escribía Ortega y Gasset que “ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral”.
La verdad es que Pablo Iglesias, el multiplicador del dinero, el defensor de la verdad y la pluralidad informativa que aplica en su Canal Red, es a la vez un explotador de becarios y trabajadores, y liquidador de compañeros de partido. Unas lumbreras que solo pretenden ganar dinero sin importarles su procedencia
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