(VÍDEO) El Dépor deja el sueño de Primera a 90 minutos
Los herculinos se llevan un 2-0 para la vuelta en Mallorca en un partido marcado por la polémica y la expulsión de Pedraza.
Los herculinos se llevan un 2-0 para la vuelta en Mallorca en un partido marcado por la polémica y la expulsión de Pedraza.
Quique celebra el gol fantasma concedido al Dépor
Quedan 90 minutos. 5400 segundos y el Deportivo de La Coruña será, una vez más, equipo de Primera División. Ese es el tiempo que separa a la ciudad de A Coruña de regresar a la élite del fútbol español y mundial después de un año en los infiernos. El 2-0 que se llevan los de Pep Martí a Son Moix significan una magnifica renta para encarar la vuelta de la final del playoff de ascenso. Los goles de Cartabia y Quique permiten a los coruñeses acercarse al que puede ser su decimosegundo ascenso a Primera después de una batalla marcada por la ausencia del VAR y por un susto que dejó al Mallorca con diez y a los locales suspirando por Bergantiños.
PEDRAZA Y SCHRÖDINGER
Fue una gran noche en Riazor, pero al principio pintaban bastos. Los bermellones salieron mucho más enchufados en la final. Más dinámicos y encendidos pero con pocas ideas en los metros finales, algo que pesó a los visitantes todo el encuentro. La primera ocasión clara fue en área mallorquinista, con un centro desde la derecha que Carlos Fernández cruzó demasiado en su remate.
El partido se igualó y el Mallorca pudo hacer el primero a la media hora a la salida de un córner, pero inmediatamente después Cartabia hizo uno de esos goles que bien valen un ascenso con un libre directo escorado en el perfil diestro pero que el argentino, sin ángulo, puso en la escuadra con un fenomenal zurdazo. Imposible para Reina, que no pudo hacer otra cosa que recoger el esférico del fondo de la red mientras se desataba el delirio en el coliseo blanquiazul.
Y tas el 1-0, el drama - o más bien lo que pudo ser un drama - con un balón dividido al que llega muy tarde Pedraza, resbalándose pero con intención de pelear el cuero, y que termina plantándole las planchas a Bergantiños en el pecho. La acción, demasiado temeraria y que mandó al capitán de los gallegos al hospital, dejó al Mallorca con diez y a un Pedraza desconsolado, sabedor de que su imprudencia puede valer un ascenso.
En el segundo tiempo, con uno más, el Dépor olió la sangre y se fue a ampliar la ventaja. Costó hacer mella en la zaga visitante, bien ordenada y pensando en no conceder más y dejar todo apretado para la vuelta, pero a falta de poco más de diez minutos para la conclusión, un barullo en el área terminó con una chilena de Quique y con el balón que se dirigió llorando a dentro de la portería. Un zaguero lo sacó, no se sabe si sobre la línea de gol o una vez rebasada la marca de cal, pero después de unos angustiosos minutos de consultas entre linier y árbitro principal donde los de rojo negaban y los de azul y blanco asentían, el colegiado dictaminó que la bola había superado la línea de meta y concedió el 2-0. Ninguna toma termina por aclarar el verdadero destino de la pelota, por lo que, a falta de VAR y tecnología de gol en Segunda División, todo está bien y mal pitado al mismo tiempo. El gol de Schrödinger.
Pudo llevarse un botín mayor en los minutos finales el equipo coruñés, pero Reina evitó el 3-0 por dos veces. Con el pitido final, los jugadores visitantes fueron pedir explicaciones a los trencillas, pero las cabezas de unos y otros se fueron ya a Son Moix, donde el domingo se volverán a ver las caras: unos esperan darle la vuelta a la tortilla; otros celebrar San Juan saboreando sardinas y ascenso. Las dos aficiones terminarán el domingo saltando la hoguera de rigor, pero solo una pedirá de deseo ver a su equipo pronto en Primera. La otra (esperemos que gallega) ya lo habrá cumplido.
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