Durante tres días unos cuantos miles de militantes y dirigentes del PP se han reunido en su Convencional Nacional celebrada en Madrid, la primera desde que Pablo Casado fue elegido máximo responsable del partido. Un encuentro en el que han saboreado la expulsión del PSOE de la Junta de Andalucía y hacerse con la presidencia de la misma con un gobierno compartido con Ciudadanos y el apoyo de VOX. Se trata de una situación que el nuevo líder ha vendido como su primer triunfo al frente de los populares.
Una convención en la que se ha evidenciado lo que ya era manifiesto, las diferencias insalvables de Mariano Rajoy y José María Aznar, que han participado en el cónclave en días diferentes para no tener que saludarse y salir juntos en la tan esperada foto.
José María Aznar, que ha entrado como el gran ganador, ha aprovechado la ocasión para enviar algunos mensajes fuera y dentro de su partido, al que dijo en su día que ya no era militante. En su intervención se encontró como pez en el agua y sabiéndose el padre político de un Casado que está dispuesto a seguir sus "consejos".
Mariano Rajoy, en su línea de gallego, con apariencia de estar mejor que antes. Escenificación para quedar bien delante de sus "compañeros" de partido. Su imagen, la de un de padre prior ya jubilado y encantado de conocerse.
En los discursos triunfalistas de los oradores se escondía la preocupación que tienen por las encuestas que obran en poder de la ejecutiva en la que la irrupción de VOX puede seguir quitándole votos. Por eso, esa insistencia en pedir a todos aquellos votantes que se han ido, que vuelvan, porque el PP es el único partido que defiende los intereses de España y el más dispuesto a tajar la ruptura del país.
Lo que no han explicado es el motivo de la fuga de votos hacia VOX. ¿La corrupción que no ha cesado? De eso no se ha hablado, ni se ha hecho autocrítica de la misma. Casado ha perdido una gran ocasión de congraciarse con una buena parte de sus ex votantes, quizás de lo que se trata es de enterrar esa etapa negra de los populares esperando que la gente se olvide. Lo malo es que las hemerotecas se han convertido en la memoria colectiva.
Aunque aparentemente se escenificó que ellos son la casa común de la derecha ¿rancia?, más de un dirigente territorial no comparte el giro más a la derecha del PP de Casado, pero hay que acatar las estrategias no vaya a ser que pierdan la confianza del líder y sus sillones corran peligro.
Casado no suele perdonar a aquellos que no apoyan sus tesis. Sonrisa amable, pero mano de hierro, como su maestro y tutor, José María Aznar. Se abre una nueva etapa en el Partido Popular, pero la fórmula es la vuelta al pasado, mal asunto.
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