Este jueves se cumplía el quinto aniversario de la creación de Podemos, el partido de los cinco amigos del alma que surgió del movimiento del 15M que irrumpía en la política española con fuerza, con aires de cambio y se cargaba el bipartidismo.
Este aniversario lo ha celebrado Iñigo Errejón anunciando la creación de un nuevo partido, alianza con Carmena, y prescinde de la marca Podemos para concurrir a las elecciones a la Comunidad de Madrid. Se trata de una situación que no ha gustado lo más mínimo al líder Iglesias. La jugada que en su día le hizo Pablo Iglesias se la acaba de devolver, nunca se llegaron a cerrar las diferencias entre ambos. Errejón habrá pensando que "donde las dan las toman". Esta decisión le ha hecho un descosido inmenso a su hasta ahora partido del alma. Mientras, Iglesias&Montero se han quedado mirando al jardín de su casoplón y contemplando los peces de colores de su estanque que tanto les gusta.
El meollo de la cuestión es que no se puede predicar una cosa y hacer la contraria. El partido surgido de abajo a arriba hace tiempo que dio la vuelta a la pirámide invertida: la cúpula es la que ordena y manda. Es la fiel imagen que en su día definía Alfonso Guerra: "quien se mueve no sale en la foto".
Este quinto aniversario no lo va a olvidar el líder podemita, que está viendo cómo su partido se está desmembrando ante la falta de democracia participativa, transparencia, organización e ideario político. Podemos se ha convertido en la casa de los líos.
El núcleo fundador del partico: Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa, Luís Alegre e Iñigo Errejón se ha quedado en tres. Carolina será la próxima en salir después de las jugadas sucias de la que ha sido objeto. Becansa se creía aquello de que la discrepancia tenía cabida en un partido de base asamblearia. Pronto comprobó que eso solo era puro marketing para vender el cambio en la forma de hacer política. Su credibilidad le costó bien cara. Las heridas nunca se cerraron bien. Había demasiada competencia para el Iglesias endiosado. La casta ha seducido al coletas con las prebendas propias de los cargos. Las personas que no comparten su liderazgo bolivariano se las saca de encima como si fueran un clínex.
En estos pocos años de vida las discusiones, los enfrentamientos en las distintas comunidades autónomas han sido la tónica dominante: Galicia a punto de romper el pacto con As Mareas, Cantabria, Andalucía, Aragón, Extremadura, La Rioja. Y suma y sigue.
La falta clara de línea ideológica ha puesto en la picota a la formación. Su apoyo a los independentistas le está pasando factura a un Podemos que ha defraudado a propios y a ajenos.
Cinco años donde el cesarismo de Pablo Iglesias está destrozando al partido que fue en su día de la ilusión y el cambio.
Lo que está sucediendo ahora hace tiempo que se veía venir, lo hemos dicho ya en artículos anteriores. El éxito, cuando no se sabe digerir, llega a atragantar.
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