El debate sobre la legalización se reabre ante el empuje de las grow-shops y el éxito de la despenalización en Norteamérica

El cultivo de cannabis para autoconsumo está haciendo crecer el sector de las grow shops en Galicia. Así se llaman las tiendas especializadas para el cultivo de esta planta. En comercios y en tiendas en línea, como por ejemplo en la Grow Shop referente: https://eurogrow.es, se puede adquirir todo el material necesario para llevar a cabo una pequeña plantación en interior: abonos, tiestos, armarios de cultivos, lámparas, utensilios para el riego y, como no, semillas.

El comercio este material de cultivo es totalmente legal en nuestro ordenamiento jurídico y, de hecho, lleva implantado en nuestro país hace muchos años. Ahora bien, hay varios factores que explican su pujanza actual.

Uno de ellos es que las fuerzas del orden siguen deteniendo a las personas que sorprenden cultivando en exterior. Al final del verano y todos los otoños, cuando las plantas encogollan y son más fácilmente localizables por su inconfundible olor, docenas de gallegos acaban en los titulares de los periódicos tras pasar por el cuartelillo de la Guardia Civil acusados de delitos contra la salud pública; aunque en algunos casos el número de plantas convirtiese en casi imposible que la marihuana resultante fuese para vender. La alternativa de los clubs de fumadores tampoco ha llegado a consolidarse, pues son varios los clubs gallegos que en el último año han sido objeto de redadas, pues la policía está convencida que en muchos casos son simples tapaderas para el tráfico.

Otro de los factores que explica este pequeño 'boom' es la reapertura del debate sobre la legalización del cannabis. Así lo han llevado a cabo recientemente Canadá y en su gran vecino del sur muchos estados norteamericanos llevan años con leyes que despenalizan el consumo y el comercio.

Al otro lado del Atlántico es una evidencia incontestable que esta despenalización ha provocado la creación de un importante nuevo sector económico. Lo que antes era una economía sumergida que alimentaba los intereses y los bolsillos de mafias y clanes, hoy es una fuente importante de ingresos vía impuestos para las administraciones norteamericanas y de creación de puestos de trabajo. Es esto, el argumento económico, lo que ha decantado el debate en muchos lugares.

Este impacto positivo en las haciendas públicas ha logrado convencer a los estados más liberales en EE.UU. y poco a poco se va trasladando a la vieja Europa. Por ejemplo, en nuestro país, el grupo parlamentario de Unidos Podemos ya ha tomado iniciativas legislativas en este sentido, aunque la actual composición de la cámara indica que difícilmente saldrán adelante en esta legislatura.

En España el debate sobre la legalización cuenta con un factor endógeno. Al ser puerta de entrada de muchas de las sustancias ilegales que viajan con destino a toda Europa, nuestro estado es uno de los que más sufren las acciones -y dinero gastan en combatir- a las mafias dedicadas al comercio de droga. Así lo prueban los recientes y continuos incidentes en la costa próxima a Gibraltar y así lamentablemente lo saben los gallegos, pues muchos de los clanes arousanos antes de saltar a la cocaína desde el tabaco empezaron a hacer negocio con el hachís marroquí..