Los vulcanólogos explican que suele haber dos tipos de erupciones. Por un lado están las rojas, con flujos de lava, como la que sufrió La Palma de Canarias el año pasado. Espectaculares, no son tan peligrosas porque la lava baja despacio. Por otro lado, están las grises, cuando el volván explota lanzando toneladas de materiales a la atmósfera. Esto es lo que se ha producido hoy en Sumatra.
El nuevo foco, dentro del propio cráter, amenaza a más de 3.500 isleños de las localidades de Los Llanos de Aridane y El Paso, a los que el comité de expertos que asesora al Gobierno canario ordenó anoche su confinamiento. El riesgo para la salud que provocan los gases al entrar la lava en contacto con el mar es uno de los retos a los que se enfrentan hoy en La Palma.
La erupción está creando un delta de piedra que lentamente va ganando terreno al oceáno. Las autoridades advierten que se pueden formar nubes de gases tóxicos al contactar la lava con el agua del mar.
La isla lleva horas sufriendo continuas erupciones volcánicas en varias zonas. Las autoridades ya habían empezado la evacuación de personas con discapacidades. Los ríos de lavas empiezan a afectar a fincas y zonas habitadas. Miles de personas dejan sus hogares y el presidente del Gobierno suspende su viaje a Estados Unidos y se dirige a Canarias.