Carlos Prado, trabajador despedido del CTAG sin motivo aparente, anunció que estaría en huelga de hambre hasta que no le diesen una respuesta al por qué de la extinción de su contrato. Tres semanas sin comer y 12 kilos menos después, relata a Galiciapress su calvario y la indefensión que sufre. La empresa, pese a los esfuerzos de este diario por conocer su punto de vista, mantiene el silencio.