Balsa de lodos rojos de Alcoa: ¿existe algún riesgo?
La actividad de Alcoa ha creado una balsa de lodos rojos consecuencia de los procesos químicos para la obtención de alúmina. Este material se ha depositado durante las últimas cuatro décadas sin que de momento no haya habido ningún desastre por rotura de la balsa. Un hecho así sucedió en Hungría en 2010, algo que alertó a los habitantes y autoridades de Xove, municipio donde se sitúa el depósito de lodos rojos
La balsa de lodos rojos procedentes de Alcoa tuvo su primer plan de evacuación en 2010, veinte años después de iniciada la actividad industrial de la entonces Alúmina-Aluminio. En ese momento Xunta de Galicia y la propia Alcoa tomaban la iniciativa justo el mismo año en el que en Hungría había sufrido un desastre ecológico tras la rotura de un depósito similar. Las alarmas saltaron y tanto desde la compañía como de las autoridades políticas se enviaron mensajes de calma: el muro de contención creado en los 80 y ampliado a partir de finales de los 90 llevaron a decir que no existía ningún peligro inminente en cuanto a rotura. Sin embargo, quedaban las posibles filtraciones de lodos a los acuíferos naturales que sí podrían causar daños a la población en caso de consumo de estas aguas. La respuesta fue que los lodos depositados en el fondo se habían solidificado y era imposible una filtración a pozos y corrientes de agua. Además, las obras de ampliación de este depósito implicaron su impermeabilización para impedir fugas que fueran a parar directamente a corrientes de agua.
AMPLIACIÓN
La incertidumbre que vive la factoría de Alcoa afecta a todo el legado que deja detrás de sí, incluyendo la “balsa de lodos rojos”, un depósito adonde han ido a parar durante cuatro décadas todos los residuos químicos y no químicos después de limpiar la bauxita para extraer alúmina. Esta alúmina se introduce en cubas electrolíticas que la transforman en aluminio líquido y finalmente es llevado a los hornos de fundición para crear aluminio primario.
El transporte de estos lodos se realiza en camión por una carretera local que acusa ya los años de idas y venidas de estos vehículos y su carga. El área está cubierta de una capa de arcilla roja que en días de viento suele expandirse por toda la zona contaminando las parcelas privadas además de ocasionar molestias en las mucosas.
En estos momentos, y en previsión de un aumento en la producción, la idea es ampliar este lugar para u mayor almacenamiento. Demetrio Salgueiro, alcalde de Xove, municipio donde está la parroquia de Lago y emplazamiento de la balsa, señala que de momento no se sabe mucho de un aumento de superficie. “Los informes están en manos de la empresa, Xunta y otras autoridades, a nosotros nos correspondería otorgar la licencia de obra”.
Años atrás se realizaron obras de refuerzo en el primer muro “porque había filtraciones y eso obligó a hacer obras de pilotaje con hormigón” dice Fernando López Pedre, antiguo trabajador en este lugar. Años más tarde se realizaron nuevas obras de refuerzo “con el ensanchamiento del muro en su base impidiendo que haya roturas”. En la actualidad se ha ampliado la superficie y capacidad de la balsa. Uno de los objetivos deseados es que se pueda llegar a la cota 110 (en altura), lo que permitiría una vida útil de esta balsa una década más.
RIESGOS Y ¿BENEFICIOS?
“Claro que hay agua en esa balsa de lodos, pero es agua procedente de la lluvia y de arroyos que van a parar a ella” señala López Pedre. “Ese agua es bombeada a unos depósitos para ser tratada y enviada al mar a través de un emisario”. “Estos residuos no son líquidos, son más bien viscosos y consistentes” declara Salgueiro quien insiste en que un hecho como el sucedido en Hungría no sería posible “porque que en aquel caso eran residuos líquidos”.
“Tengamos en cuenta además que en el fondo de este depósito los residuos se han solidificado y eso resta presión sobre el muro” añade López. En cambio, sí hay protestas de los vecinos porque “el barro que se mueve con el viento cuando está seco cae en otros lugares llevando mezclados consigo los elementos químicos usados para la descomposición de la bauxita” señala la concejala Pilar Vázquez, del BNG.
Por otra parte, dos décadas atrás se intentó el aprovechamiento del lodo (que realmente es arcilla) para la fabricación de ladrillos. Era un proyecto experimental, se construyó una nave para colocar la maquinaria precisa, sin embargo los resultados fueron negativos. Se achaca este fracaso a la falta de visión empresarial y ligar todo el desarrollo a las subvenciones que en aquel momento se habían destinado para tal fin.
La balsa de lodos rojos es visible desde el aire con su color ocre. Alrededor se han ampliado terrenos “pantalla” para evitar posibles escorrentías de lodos. “La gente vive al lado tranquila, sin la sensación de que algo inminente vaya a suceder” dice Vázquez. Aún así, todo lo relacionado con este depósito queda ligado al futuro de la factoría de aluminio.
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