La situación en la que está viviendo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no es agradable: no hay semana que tenga un día de tranquilidad. Ser el jefe del Gobierno no es tarea fácil en sí misma, más aún cuando no se cuenta con la mayoría absoluta para poder sacar leyes adelante, o cuando los partidos que le dan soporte, varios en este caso, no son buenos compañeros de viaje. Cuando solo prima el interés individual al dar el apoyo al Gobierno todo se convierte en un mercadeo puro y duro. Lo que traducido es un constante chantaje que no deja paso a la tranquilidad que se necesita para poder gobernar. Es un sinvivir político y personal el que tiene el presidente del Gobierno. Si a eso se le añade la chulería de la que hace gala el inquilino de La Moncloa con respecto a la oposición, que en más de una ocasión se transforma en prepotencia, incluso en desprecio, la verdad es que Sánchez debe dormir poco por las noches, aunque sus compañeros con cargos le den palmaditas y le digan lo bien que lo está haciendo.
El partido mayoritario de la oposición, el PP, no es que esté jugando bien sus cartas cuando la mayoría de las veces su estrategia se basa en la confrontación con el Gobierno, y los vaivenes ideológicos en los que está metido constantemente. Feijoo, cuando estaba en Galicia ocupando la presidencia del gobierno gallego, de cara a fuera tenía una imagen de político moderado, incluso se podría decir que de centro con matices. Madrid no es Galicia, y las presiones de los sectores de su partido le han obligado en demasiadas ocasiones a balancearse. Eso ha dado una imagen de falta de liderazgo porque según soplaba el viento se inclinaba más a la derecha, incluso más a la derecha de la derecha. Esos bandazos no son buenos, Si le añadimos también que tiene a Tellado y Gamarra como “perros de presa”, la cosa se complica más aún. A Feijoo, como a Sánchez, no hay semana en la que no se le produzca un lío interno o meta la pata en más de un tema. Eso le complica las cosas, bien es cierto que tal y como lo están haciendo los socialistas, tiene la ventaja de sacar rédito político. En ello anda metido todo el tiempo.
La inmigración, el exilio en España del ganador de las elecciones en Venezuela, Edmundo González, está siendo un nuevo elemento de confrontación que utilizan los populares, lo mismo que la financiación “singular” para Catalunya, la aprobación de los presupuestos, sin olvidarse del tema de la amnistía y otros. Ahora toca la financiación, donde los presidentes de comunidades autónomas gobernadas por los populares han hecho un frente común para leerle la cartilla a Sánchez, quien, en un intento de tranquilizarlos, pero también de dividirlos, ha echado la caña de condonar la deuda y recibir presidente por presidente en rondas bilaterales para hablar de todo, menos de la financiación que es lo que les interesa a ellos.
Este viernes ha empezado la ronda en Moncloa, donde se entrevistaron con Sánchez y según cuentan los que ya se han reunido, no hay concreciones, sino palabrería y buenas palabras.
Los populares no quieren reuniones bilaterales, sino multilaterales. Para ellos, el mejor escenario es la Conferencia de presidentes que Sánchez tiene previsto convocar dentro de muy pocas fechas. Claro que según les ha dicho la Conferencia es para hablar de vivienda y no de financiación. No obstante, el PP puede pedir que se incorpore la financiación en un nuevo punto en el orden del día, ya que cuenta con más del 10% de los presidentes como es preceptivo para hacerlo. Situación que, de producirse, va a ser muy incómoda para el convocante y puede traer, como está sucediendo, más polémica. La financiación, o el cupo catalán no es un tema menor, ahí Feijoo tiene materia para seguir dándole caña al Gobierno. Es un tema muy importante que da recorrido y hay mucha gente que no aprueba la decisión de los socialistas, por muchas encuestas que haga Tezanos que siempre le son favorables al gobierno... Decía Unamuno que “vuelve hacia atrás la vista caminante, verás lo que te queda de camino”. No van a ser buenas semanas para Pedro Sánchez con los líos se le acumulan sin encontrar solución, cuando la que ofrecen no es precisamente la mejor.
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