Las derechas gallegas pescan en todos los caladeros

La reciente victoria de las derechas gallegas (PPdeG) en las elecciones autonómicas últimas, de nuevo con mayoría absoluta, viene a confirmar con rotundidad el carácter hegemónico que le reconocemos en el anterior artículo pues su dominio del escenario autonómico es incontestable como así confirman todas las evidencias. Una hegemonía política que se empezó a articular con las primeras elecciones autonómicas (octubre de 1981) y que se mantuvo firme prácticamente hasta el día de hoy (febrero 2024) cuando viene de renovar su dominio.

Una hegemonía que se evidencia, por caso, en el dato de que de las seis presidencias autonómicas cuatro fueron del Partido Popular (Fernández Albor, Fraga Iribarne, Núñez Feijoo y Rueda Valenzuela) que gobernaron durante 12 de 14 legislaturas y 36 de un total de 42 años que son los que llevamos de autonomía. Añadimos el dato nada irrelevante de que la pérdida de la Presidencia de la Xunta (1987, 2005) apareció siempre como coyuntural pues no duró más de una legislatura. Un discurrir histórico que condujo la que sean una mayoría los y las ciudadanas gallegas quienes acabaron identificando a la Xunta de Galicia con el PPdeG.

Una hegemonía que socialmente se fundamenta en la evidencia indiscutible de que “el PPdeG pesca en todos los caladeros de votos”: en el rural y en el urbano; en el campo, en el mar y en la industria; en la juventud y en la tercera edad; en los hombres y en las mujeres; en las rentas bajas, medias y altas; en la población nativa y en la inmigrante… Y no una pesca cualquiera y como muestra sirvan los ineludibles datos de estas últimas elecciones autonómicas en las que lo PPdeG fue la fuerza más votada en 295 ayuntamientos, en un total de 313 y que fue también la primera fuerza tanto en las 4 provincias gallegas cómo en la mayoría de las grandes ciudades excepto Vigo. 

Un continuado apoyo social que le permitió al PPdeG tener al frente de la Xunta de Galicia cuatro presidentes con características políticas, intelectuales y técnicas muy dispares como es el caso de los ya citados dirigentes políticos (Fernández Albor, Fraga Iribarne, Núñez Feijoo y Rueda Valenzuela). Un dato que ponen en evidencia como lo PPdeG gana las elecciones autonómicas, y por mayoría absoluta, independientemente de quién sea el candidato. Una realidad que no sería posible de no existir una muy amplia mayoría social que, en todo el período autonómico, se ha identificado con las derechas conservadoras: ahí está uno de los fundamentos de su hegemonía social. 

Una mayoría social que se identifica con un galleguismo conservador, no pocas veces reaccionario, que merma el papel del estado favoreciendo el amiguismo y el clientelismo, que huye de lo público y prima lo personal creando un caldo de cultivo para las prácticas corruptas. Una mayoría social que asume y acepta una visión folclorista de la cultura gallega e incluso un papel subalterno para el idioma gallego. 

Una mayoría social interclasista que con presencia en todo el territorio gallego –el PPdeG es el único partido capaz de presentar candidaturas municipales en todos y cada uno de los ayuntamientos: de Ortegal a la Mezquita, de Tui a Ribadeo- garantice, en unas elecciones autonómicas, las mayorías absolutas del PPdeG.

Una hegemonía social que cuenta con el alimento mediático de una mayoría de los medios de comunicación y opinión, públicos y personales, que prestan servidumbre a ese dominio del PPdeG a cambio de sustanciosas remuneraciones (“la bien pagá”).