“El pacto de la burra” del PSC, ERC y Junts en el Ayuntamiento de Barcelona

Cuando llegar a algún tipo de acuerdo resulta más dificultoso de los previsto se alargan las negociaciones, se desespera a los que esperan resultados, popularmente se le conoce como el parto de la burra, por los días que tarda en dar a luz la burra. Es un desespero para la madre que tiene que padecer durante tantos días.

Algo parecido está sucediendo con los posibles pactos del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona para constituir un gobierno tripartito que dé estabilidad al equipo del alcalde Jaume Collboni, que sigue con sus problemas a la hora de aprobar propuestas, caso de los presupuestos.

¿Pero en qué punto están ahora esas negociaciones? Las negociaciones se centran en estos momentos con ERC y los Comunes de Colau. De momento Trías y su partido han quedado descartados si no se produce algún otro imprevisto, que nunca se puede descartar.

El pacto entre los tres partidos está hecho, aunque hay dos escollos que salvar: uno es Colau y el otro la concejalía de cultura que quiere ERC y cuyo responsable actual Xavier Marcé no está dispuesto a perder, es su niña bonita. Los socialistas siempre han sentido debilidad por esta área. El resto de repartos de carteras con los republicanos y los comunes está prácticamente hecho. No les queda más remedio si quieren formar parte del gobierno municipal. Están encantadas de poder tocar poder, colocar a gente del partido en puestos de confianza con buenos sueltos y además tener más visibilidad, que también se trata de eso en política.

El segundo problema es Ada Colau, a la que pocos quieren dentro del gobierno, mucho menos Collboni, y tampoco los de ERC. No es un problema  menor y la posible solución es delicada teniendo en cuenta que ella es la que manda en su partido. En la plaza de Sant Jaume miran al cielo, no para que llueva sino para ver si se produce un milagro en forma de propuesta interesante a la exalcaldesa que esta pueda aceptar y dejar su sitio al siguiente de la lista. Las cosas serían mucho más fáciles. No obstante, Janet Sanz, es del estilo de su jefa Colau. No se anda con contemplaciones y la soberbia es una de sus “virtudes”. No tiene muchos amigos por su carácter. Eso sí, es hasta el momento “la fiel servidora” de su jefa. 

Colau empieza a ser cuestionada por las bases de su partido a las que no consulta: ella es ordeno y mando. Se ha visto en la composición de las listas de las municipales y las generales, donde sus amigos personales y políticos siempre aparecen en los primeros puestos para que salgan elegidos: Pisarello, Gala Pin y el controvertido Eloi Badía. Estos dos últimos habían anunciado en su día que dejaban la política, pero se lo debieron pensar mejor y donde dijo digo después dijeron Diego. Ahí están calentando los asientos del hemiciclo del Congreso, con buenos salarios. Eso no gusta a los que llevan tiempo picando piedra y comprueban que siempre son los mismos los que ocupan los cargos.

Colau quiere continuar controlando el partido, por eso su insistencia en seguir en Barcelona. Espera las elecciones autonómicas para encabezar la lista de su formación. Después, dependiendo de los resultados, - ¿un posible tripartito? Esa es la idea. Ella como consellera y se cierra el círculo.

Antes del día 29 estará cerrado el pacto. Es la fecha- pospuesta hasta ahora- en la que el alcalde Collboni tiene su primera exposición pública de su modelo de ciudad, en la tradicional conferencia en el Colegio de Periodistas.  Por ello se supone que antes de ese día “habrá parido ya la burra”. Después del calvario que ha vivido la pobre dará a luz. En ese momento la pregunta es ,¿qué pensará el PP que apoyó a Collboni para que no pactara con los Comunes de Colau? Se tirarán de los pelos.