Deslocalización de empresas gallegas: consecuencias para mal y para....¿bien?
Con un PIB de 69.830 millones de euros que supone el 5,2% del total nacional, Galicia ocupa el sexto lugar del ranking dentro de las autonomías españolas. Siendo así, con espacios para instalar industria y favorecer a otros sectores productivos, la deslocalización de algunas empresas ha supuesto un revés económico para Galicia
La deslocalización de empresas gallegas hacia el extranjero se ha convertido en un tema de creciente preocupación en las cuatro provincias. Este fenómeno ha afectado a numerosas compañías, generando importantes consecuencias económicas y sociales. En algunos casos se puede hablar de la paralización de toda una comarca, de la desaparición de un sector en el que se había sido puntero o la reducción en cuanto a número de trabajadores y espacio, haciendo bajar varios puestos en las listas de lugares más productivos en según qué segmento laboral.
EL PESO DE LA DESLOCALIZACIÓN EN GALICIA
En los últimos 30 años, Galicia ha experimentado un proceso de deslocalización empresarial que ha desdibujado su mapa industrial y productivo. Esto significa que se han dejado sentir profundos impactos en las diferentes localizaciones donde se situaban grandes empresas, dejando un vacío económico tanto en materia de desempleo como de futuro para nuevas generaciones.
Entre los sectores más tocados están algunos que habían sido los motores económicos de áreas enteras haciendo que su economía pivotase alrededor de una única fuente de riqueza. Empezando por el sector textil empresas como Caramelo trasladaron su producción a países con costes laborales más bajos, principalmente China. En automoción, Valeo han reducido su presencia en la región, trasladando parte de su producción a países como Marruecos y Portugal. En el sector de la conserva, la emblemática Calvo ha optado por deslocalizar parte de su producción, afectando a cientos de empleos en la región. Y en el sector tecnológico tenemos el ejemplo de Arteixo Telecom han sufrido procesos de deslocalización, impactando negativamente en el empleo local.
Las consecuencias de la deslocalización en el mercado laboral gallego se han dejado notar con fuerza pues, como se ha dicho, en algunos casos estamos ante espacios geográficos dependientes de un único motor. Así, se estima que en los últimos 30 años se han perdido más de 15.000 empleos directos. Hay sectores enteros, como el textil, que casi se han quedado sin representación en Galicia. Por último, y como es obvio, el cierre de plantas y la reducción de plantillas han generado un aumento del desempleo en zonas tradicionalmente industriales.
LA FUGA
Las explicaciones que se pueden dar a la "huída" empresarial suelen descansar en la búsqueda de costes laborales más bajos por parte de las empresas. Hasta allí se trasladan para no competir con países emergentes que suponen elevar la competencia internacional. La falta de inversión en tecnología, en I+D+i o mejoras laborales han impedido (o no han querido) la adaptación del sector industrial gallego al mercado internacional cada vez más globalizado. La globalización, además, ha permitido que las cadenas de suministro puedan llevar productos en poco tiempo y a bajo coste desde Asia a Europa, por ejemplo.
Se presentan entonces desafíos como cambios importantes dentro del modelo productivo que implican: introducirse en sectores de los que obtener mayor valor añadido, mejorar la formación y cualificación de los y las trabajadoras. Por último, ser atractivos para la instalación de nuevas inversiones y retener talento.
A lo anterior se suma la necesidad de apostar por los sectores actualmente más emergentes (renovables y economía digital), apoyo al I+D+i y que las empresas sean competitivas. Esto último no implica que las arcas públicas deban asumir riesgos que deben asumir los empresarios y empresarias, lo que algunos denominan la cultural de la subvención.
La deslocalización empresarial ha supuesto un punto de inflexión para la economía gallega en las últimas tres décadas. Aunque ha conllevado importantes costes sociales y económicos, también ha obligado a la región a replantearse su modelo productivo y buscar nuevas vías de desarrollo económico de cara al futuro.
¿QUIÉN SE HA DESLOCALIZADO?
Entre las empresas más destacadas que han experimentado procesos de deslocalización se encuentran numerosas firmas que pueden dejar una huella importante. Unos cuantos nombres:
CIRCET: La empresa ha propuesto un ERE que afectará a 377 trabajadores en España, con 118 despidos previstos en Galicia. Esto ha provocado huelgas en la región, evidenciando el impacto negativo en el empleo local.
Calvo: La deslocalización de esta empresa ha resultado en la pérdida de al menos 360 empleos en Galicia, incluyendo 60 despidos recientes.
La Cros y la Fábrica de Tabacos: Estas empresas forman parte de un grupo que ha visto la pérdida de aproximadamente 15.000 empleos en Galicia debido a la deslocalización, con otros 20.000 puestos en riesgo.
Arteixo Telecom: La deslocalización ha llevado a un aumento significativo del desempleo en la región, afectando gravemente al tejido productivo local.
Caramelo: Esta empresa trasladó su producción a China, resultando en la pérdida de 237 empleos, afectando al 30% de su plantilla en Galicia.
Valeo: La empresa ha suprimido 1.000 empleos en Europa y cerrado varias plantas, trasladando parte de su producción a Marruecos y Portugal.
Draka: El cierre de su planta en Mos afectó a aproximadamente 100 empleados, aumentando el desempleo en la zona.
Es importante destacar que la deslocalización no solo afecta a las empresas mencionadas, sino que es un fenómeno más amplio que impacta a diversos sectores de la economía gallega. Las consecuencias de esta política pueden ser graves a largo plazo. La deslocalización industrial se presenta como un reto complejo que requiere una respuesta coordinada entre gobierno, empresas y sociedad civil para mantener la competitividad de Galicia en un mercado global cada vez más desafiante.
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