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Galicia necesitaría muchos más parques eólicos para ser autosuficiente

El avance de las energías renovables en el país todavía no basta, ni de lejos, para satisfacer nuestra demanda de energía primaria. Galicia sigue dependiendo sobre todo de las importaciones de gas natural y petróleo, no tan contaminantes como las centrales térmicas de carbón recién desmanteladas hace poco pero mucho más nocivas que la eólica. La clave para dejar de ser una fábrica de cambio climático pasa, según Greenpeace, por consumir menos y producir más electricidad de fuentes renovables. Por lo tanto, ¿qué hay de cierto en el mito de que en Galicia hay demasiados parques eólicos?

4dpdP balance energ tico de galicia
4dpdP balance energ tico de galicia

Galicia es un país que exporta mucha electricidad y, por lo tanto, no tiene por qué soportar el impacto de más parques eólicos. Este es uno de los principales argumentos que manejan los colectivos críticos con la energía eólica en la comunidad autónoma. Sin embargo, un análisis detallado de las cifras muestran que este razonamiento resulta, cuando menos, miope.

 

“Es el sector energético fósil, y no el renovable, el gran responsable de que Galicia sea hoy exportadora de energía disponible para el consumo, que no de recursos  energéticos”. Quien afirma algo así no es una fuente próxima a las promotoras eólicas, precisamente. Son los ecologistas de Greenpeace. La afirmación está incluída en su reciente informe “Galicia más allá de los combustibles fósiles”, publicado en colaboración con el  Observatorio Galego da Acción Climática (OGACLI).  


En ese documento se explica que Galicia exporta energía final, sobre todo megavatios de origen fósil, es decir,  más contaminantes. Esto se debe sobre todo a la exportación de productos petrolíferos y de gas. Es decir, que si Galicia exporta energía se debe a que en el país existen industrias que transforman importaciones -principalmente petróleo en la factoría petrolífera en A Coruña y la regasificadora en Mugardos- y los exportan, por ejemplo, convertidos en gasoil o gas natural.  

 

Así las cosas, Greenpeace y OGACLI tildan de “rigurosamente falso” el argumento de que en Galicia ya hay demasiadas centrales de energías renovables. ¿Tienen razón, a tenor de las cifras? 

 

Vistas las cifras del informe “Balance enerxético de Galicia 2022”, elaborado por el Instituto Enerxético de Galicia, sin duda. Galicia fue  capaz de generar unos 2.400 MWh de energía primaria, casi toda renovable, pero consume unos 5.400 MWh.  La diferencia la tenemos que importar en gas y petróleo. Es decir, Galicia presenta un saldo energético con el exterior negativo que se compensa mediante combustibles fósiles.

 

Teniendo en cuenta que un parque eólico medio de los que se están autorizando ahora ronda los 50MW, el país necesitaría docenas de parques eólicos de tamaño estándar para poder ser autosuficiente. Eso sí, el saldo negativo de Galicia está reduciendose en los últimos años, en gran medida gracias al avance de las renovables como la eólica.

 

 

Los expertos en materia de energía consultados por Galiciapress coinciden.  Si la autonomía fuese una “isla energética”, los gallegos tendríamos que reducir en torno al 60% nuestro consumo para evitar los apagones. Y es que en torno al 57% de nuestros recursos energéticos llegan del extranjero, a lo que habría que sumar varios puntos porcentuales adicionales por las pérdidas técnicas.


La realidad es que Galicia importa casi el 80% de la energía primaria que consume, pierde en la distribución o acaba enviando fuera de sus fronteras.  Es decir 3.000 MWh (55,7%) de la energía que se consume en Galicia viene de fuera de las fronteras gallegas, principalmente energía primaria procedente del petróleo y del gas natural.
 

Son muchas cifras y magnitudes pero todas apuntan a lo mismo, por muchas centrales hidroeléctricas y por muchos parques eólicos que hayan construido en Galicia, no bastan para satisfacer nuestras necesidades. De ahí que afirmar que en la autonomía ya hay demasiados parques eólicos sea miope.  O lo que es lo es lo mismo, en palabras de Greenpeace:  “no se puede ignorar la necesidad de producir más electricidad renovable para sustituir energía fósil en Galicia mediante una mayor electrificación del consumo”.

 

¿Producir más o consumir menos?

En la compleja ecuación del consumo energético hay otra variable, que levanta ampollas tanto entre las empresas energéticas como entre los políticos, pero también entre gran parte de la ciudadanía, que no está dispuesta a grandes cambios en su forma de vida. Es el decrecimiento. Cae de cajón que si queremos contaminar menos y, con el tiempo, sufrir menos impactos medioambientales -por ejemplo el impacto visual que provocan los aerogeneradores- es clave bajar la demanda de energía.

 

Lamentablemente, Greenpeace denuncia que no se observa durante los últimos años una tendencia clara a un descenso importante del consumo de energía”.  La causa de que el descenso en la demanda sea tan tenue es que la demanda de productos petrolíferos sigue alta. Esos derivados del petróleo suponen unos 2.000 ktep  (kilotoneladas equivalente de petróleo) de las 5.300 ktep  que, aproximadamente, consume Galicia, según datos de la Xunta. 

 

¿Por donde pasa la solución? En opinión de Greenpeace “es necesario aumentar la eficiencia energética y evitar usos despilfarradores o de lujo, pero también lo es igualmente incrementar la producción y el consumo de electricidad renovable”. Por ejemplo, que la energía que propulsa nuestros coches no provenga de petróleo importado sino de energía renovable (eólica, solar, hidráulica, etc.) producida en el país y distribuida por una red eléctrica mucho más capilar que la actual. 

 

 

 

Un punto de vista similar al que enarbola OGACLI, que apunta que el petróleo sigue siendo el recurso energético más utilizado en Galicia. Esto se debe sobre todo a la refinería coruñesa, que está en gran medida orientada a la exportación, como a nuestro elevado consumo interno. 

 

En su día, Galicia fue líder en España en energía eólica. Ya no, ocupa la tercera posición, con un 14% de la energía instalada en España superada por dos comunidades que, eso sí, tienen mucho más territorio, Castilla León y Aragón. Con todo, el aumento de la producción eólica ha permitido que en Galicia se estén produciendo, aproximadamente, casi 10.000 GWh de energía eólica. 

 

El viento permite decirle adiós al carbón

Esto equivale, según datos del informe de Deloitte “Impacto económico y social de la energía eólica en Galicia", a aproximadamente, a unas 5.000 kilotoneladas de dióxido de carbono, el principal gas detrás del efecto invernadero. Además, esos 10.000 GWh de eólica le permiten al país ahorrarse unos 365 millones de euros, que es lo que tendría que pagar para producir la misma energía con combustibles fósiles de acuerdo al Esquema Europeo de Comercio de Emisiones.

 

Además, es este aumento en la producción de energía renovables lo que ha permitido que el carbón -la fuente de energía más contaminante- vaya a desaparecer por completo pronto del ‘mix energético’ gallego, una vez cerrada la centrales de Meirama y As Pontes. Hace un lustro todavía aportaba el 10% de la producción de energía en el país.

 

Voladura de la chimenea de la central térmica de Meirama, en Cerceda (A Coruña)
Archivo - Voladura de la chimenea de la central térmica de Meirama, en Cerceda (A Coruña)

 

¿Por qué la energía eólica es menos contaminante que los combustibles fósiles?

 

La energía eólica es menos contaminante que los combustibles fósiles por varias razones clave. En primer lugar, las emisiones de gases de efecto invernadero son significativamente menores. Mientras que la energía eólica no produce emisiones directas de dióxido de carbono (CO₂) ni otros gases de efecto invernadero durante su operación, los combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural emiten grandes cantidades de CO₂ y otros contaminantes al ser quemados para generar energía, contribuyendo al calentamiento global y al cambio climático.

En segundo lugar, la energía eólica no produce contaminantes del aire como dióxidos de azufre (SO₂), óxidos de nitrógeno (NOₓ) y partículas finas, que son comunes en la quema de combustibles fósiles y pueden causar graves problemas de salud pública, incluyendo enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Además, la extracción, transporte y procesamiento de combustibles fósiles suelen conllevar derrames de petróleo, fugas de gas y otros incidentes ambientales que pueden tener efectos devastadores en los ecosistemas.

Central térmica de Meirama
Central térmica de Meirama quemando carbón en una imagen de archivo

Por otro lado, aunque la construcción e instalación de aerogeneradores requieren energía y materiales que pueden tener un impacto ambiental, este impacto es relativamente pequeño en comparación con el ciclo de vida completo de las plantas de energía de combustibles fósiles. Una vez instalados, los aerogeneradores tienen una larga vida útil y sus costos ambientales y de mantenimiento son mínimos en comparación con las plantas de energía tradicionales.

 

Finalmente, la energía eólica es una fuente renovable e inagotable. A diferencia de los combustibles fósiles, que son recursos finitos y se agotarán con el tiempo, el viento es una fuente de energía perpetua. Esta característica hace que la energía eólica sea una opción sostenible a largo plazo, contribuyendo a la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles y ayudando a mitigar los efectos del cambio climático.

 

 

 

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