Ourensano nacido en Vilagarcía (1978). Coordinador de Galiciapress desde 2018. Licenciado en Periodismo por la USC (2000) , Diploma de Estudios Avanzados en Comercio Electrónico por la UDC (2002) y Máster en Publicación Electrónica por la City University London (2004). Ex-miembro de las directivas del Colexio Profesional de Xornalistas de Galicia y del Sindicato de Xornalistas de Galicia.
El presidente de la Xunta desconoce el informe y va una garganta profunda y se lo filtra al periódico con mayor tirada del país
Alguien al que estimo se cabreó con mi último artículo sobre Altri. Defendí la tesis de que Alfonso Rueda se esconde detrás de los técnicos, cuando para mí es evidente que la decisión sobre la celulosa será -como debe ser- política. En opinión de mi contrincante dialéctico, mi argumento de que los políticos usan a los funcionarios como escudo humano en este tipo de decisiones es, además de mentira, un desprecio a la labor de los técnicos.
En las dos últimas semanas, le preguntamos al presidente de la Xunta qué informes faltaban. Si, como él decía, el atraso en los plazos sobre el veredicto -que prometió para diciembre- se debía a que algunos departamentos habían pedido más información a Greenfiber, lo lógico es que el máximo mandatario de la Xunta supiese qué informes extra pidieron sus funcionarios o al menos qué departamentos los solicitaron.
Pues no, Rueda dijo dos veces que él no sabía qué datos a mayores la administración que él dirige le había pedido a la empresa que propone la mayor inversión industrial en Galicia en décadas.
El líder del PP nos respondió que eso no era su responsabilidad. La responsabilidad era, de quién sino, de los famosos técnicos. Cuando le apretamos y le sugerimos que uno de los que faltaba era el de Augas de Galicia -que es uno de los informes clave, con la capacidad de tumbar la fábrica de Greenfiber- Rueda nos regateó diciendo que él no tenía todos los informes en la cabeza. Lo cual -de ser cierto, que lo dudo- dice poco de la atención que le presta a su trabajo.
Este sábado los gallegos nos desayunamos con que el informe de Galicia era publicado en las páginas del Diario Oficial de Galicia, perdón, de La Voz de Galicia.
Este sábado los gallegos nos desayunamos con que el informe de Galicia era publicado en las páginas del Diario Oficial de Galicia, perdón, de La Voz de Galicia.
Lo nunca visto, el presidente de la Xunta desconoce el informe y va una garganta profunda y se lo filtra al periódico con mayor tirada del país. ¿Quién será el autor de la filtración? ¿Serán, quién sino, los famosos y, visto lo visto, audaces técnicos?
Si a eso le sumamos que cinco informes previos de otros departamentos fueron filtrados en los meses anteriores, cuatro a La Voz y uno a El Progreso, podemos concluir que los técnicos de la Xunta no son audaces, rozan lo temerario.
Haría bien Rueda en instalar un egómetro a la puerta de San Caetano
No es que un funcionario de cierto departamento decida hacerse el importante y, se supone que en un arrebato de ego, filtre un informe que no conoce ni el presidente; es que son ya seis los informes filtrados. Por lo tanto, hay al menos seis técnicos de la Xunta que han violado la confidencialidad a la que están obligados. Haría bien Rueda en instalar un egómetro a la puerta de San Caetano.
En fin, quien filtrase los informes es en el fondo una cuestión menor. Desconozco si son ciertas las presiones políticas que dicen el BNG y otras fuentes han sufrido funcionarios para emitir un visto bueno para el que no se sentían cómodos. Puede que sea simplemente un simple rumor exagerado por los críticos con Altri. Es imposible saberlo porque los trabajadores públicos no han querido dar la cara. Quien tiene culo, tiene miedo.
Lo que no es una cuestión menor es confirmar que la decisión de la Xunta está tomada. Altri recibirá luz verde desde San Caetano pronto.
Así lo evidencia no solo las sucesivas filtraciones de informes sectoriales favorables antes del veredicto definitivo -algo jamás visto en la historia de la Xunta- y el hecho de que varias consellerías podrían no haber solicitado aclaraciones y simplemente emitir una evaluación negativa. El sentido de la decisión es evidente desde un punto de vista político-partidista.
Altri-Greenfiber no saldrá adelante sin las subvenciones de Bruselas, reconocen sus promotores. El grifo de esas ayudas lo regula Moncloa. Así que, concediéndole el permiso ambiental, que es competencia exclusiva de la Xunta, el Partido Popular de Galicia sitúa al PSOE en un difícil brete.
Si Moncloa abre el grifo, miles de los gallegos de izquierda que han salido a manifestarse contra la celulosa no votarán socialista. Si el Estado rechaza conceder las ayudas - con el disparatado argumento de que una celulosa no es digna del maná europeo por no ser una tecnología innovadora y respetuosa con el medio ambiente - el PP podrá clamar que el PSOE no solo se sitúa en el bando de ‘os do non’ sino que también discrimina a Galicia frente a otras autonomías. Vamos, un win-win de libro, que dicen los fontaneros modernos. Eso sin tener en cuenta si quiera que en el PSOE no es que haya, precisamente, consenso absoluto sobre la cuestión.
Desconozco cuando La Voz de Galicia, perdón, el DOG, publicará la fumata blanca, la Declaración de Impacto Ambiental (DIA). Este lunes sería un día perfecto, pues el Gobierno no tendría escapatoria, al estar Óscar Puente de inauguración en Palas. Publicarlo mañana sería la jugada perfecta, pues permitiría al PPdeG apartar el foco de la inauguración de la autovía Santiago - Lugo, que es para lo que nos visita el locuaz ministro.
Desconozco también la fecha de publicación de la DIA porque en el fondo soy un profundo ignorante. Como periodista ya algo veterano, tengo conocimientos superficiales de multitud de materias como las artimañas palaciegas, pero de ninguna en profundidad, a diferencia de esos seres superiores de luz, los técnicos.
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