El campo gallego, entre el "decepcionante" apoyo a las tractoradas y los recelos a las tesis contra la Agenda 2030
¿Por qué las protestas de los agricultores en Galicia no son tan "lesivas" y multitudinarias como en otros puntos de España? La proximidad de las elecciones, el posicionamiento de algunas organizaciones o las dudas que generan algunos argumentos extremistas de los convocantes pueden estar detrás de los motivos por los que, por ahora, las tractoradas no han calado tanto en el campo gallego. Galiciapress habla con Roberto López, de Agromuralla, e Isabel Vilalba, del Sindicato Labrego Galego, para conocer el sentir dispar de las organizaciones ante estas convocatorias, si bien coinciden en algunos puntos, como las críticas a los acuerdos de libre comercio que firma la UE.
Tractores paralizando la actividad en polígonos de Lugo, agricultores y ganaderos rodeando la Subdelegación del Gobierno en Ourense... Son algunas de las imágenes que dejaron estos últimos días de protestas de los profesionales del sector primario en Galicia, que salieron a la calle pero de una forma menos agresiva y multitudinaria a como se están dando las movilizaciones en otros puntos de España. De hecho, los manifestantes se mueven entre la "decepción" por los primeros resultados y las dudas que generan estas convocatorias organizadas por el boca a boca, en grupos de redes sociales, sin una organización clara y alentadas, sospechan en muchos casos, por grupos ultras que solo persiguen intereses políticos y, en el caso de Galicia, con una llamada a alas elecciones en 10 días, electoralistas.
Las protestas en Galicia son parte de un fenómeno más amplio que se está dando por toda Europa. En algunas zonas como Catalunya con especial virulencia. Ayer los agricultores lograron cortar parte de las calles de Barcelona y forzar una reunión con el presidente de la Generalitat. Miles de tractores partieron de comarcas agrícolas como el Baix Llobregat colapsando las autovías de entrada a la capital.
Roberto López, portavoz de Agromuralla, no oculta su malestar para Galiciapress por la “desorganización” y la “falta de información” que dominó esta primera convocatoria, con una participación mínima comparada con otras del resto Estado. “Fue decepcionante. Cuando se nos convocó pensamos que estaría mejor articulado. Pero no hicimos nada en concreto porque no había nada planeado. Esperábamos tener algo concreto que hacer y cuando llegamos allí no era así”, censura López, que recalca el “hartazgo” de todo el sector, que también se movilizó ayer en Lugo y Ourense.
Por ahora, los manifestantes se han encontrado con “buenas palabras y pocos hechos”, aunque también dicen desconocer si realmente se han celebrado encuentros con las administraciones para negociar los puntos que consideran más urgentes y desbloquear la situación. En esa línea, López recuerda que los ganaderos no pueden estar con tractoradas todos los días porque “los animales necesitan atención diaria”, por lo que no pueden permitirse muchos más días de protestas.
Los anuncios que han llegado hasta ahora desde la Comisión Europea, con la presidenta Ursula von der Leyen anunciando que pedirá la retirada de la propuesta para reducir a la mitad el uso de pesticidas en la UE, es “un paso en la buena dirección” pero “insuficiente” para Agromuralla.
“TENEMOS QUE SER COHERENTES”
Las principales dificultades llegan, según López, por las “exigencias verdes” que impulsan desde Bruselas y que hacen que el campo sea menos competitivo ante las exportaciones. “No puede ser que en la UE tengamos que cumplir con unas condiciones súper estrictas y al mismo tiempo firmen tratados de libre comercio con Estados fuera de la Unión”.
“Desde el Gobierno dicen que entienden nuestra protesta, que no nos falta razón. Es un principio. No es un ataque al Gobierno, pero sí vemos que hay decisiones erráticas, especialmente en la anterior legislatura, que fueron en contra de los ganaderos. Esperemos que ahora nos apoyen en la Comisión Europea y se cambien algunas exigencias”, confían desde la organización.
“Lo que no podemos es dejar que se sigan cerrando granjas asfixiadas económicamente y se firmen acuerdos con otros países que no respetan ni las condiciones laborales, ni con las medidas verdes…tenemos que hacer las cosas con coherencia, porque esos productos, aunque digan que están baratos porque producen barato, no están más baratos ni son mejores”, reprenden desde Agromuralla.
Otro aspecto que motivó las movilizaciones fue la diferencia entre el precio en origen y el precio de venta, donde se multiplica por varios cientos desde el campo hasta el supermercado. Es por eso que en algunas zonas las tractoradas están yendo a los centros logísticos de las grandes cadenas de alimentación, algo que también valora López. “No podemos protestar en un supermercado, porque hay cinco en cada calle, pero sí estos puntos logísticos. Es una cuestión de precios, sí, pero porque permitimos que entre de fuera producto a mansalva”, incide.
NI DE VOX NI CONTRA LOS TRANSPORTISTAS
En esa línea, López dice “quedarse con las palabras de Sánchez que te van a hacer algo” y despeja cualquier vinculación con la extrema derecha, después de que Vox respaldase las protestas del campo y monstruosa se solidaridad con los manifestantes. “Vox se volcó con el sector y ahora todos somos de Vox. Esto no es así. Estos señores, con un discurso populista, vienen a apoyarnos pero no todos estamos con ellos, ni mucho menos, porque esto no es una cuestión política”, defiende. Posturas las de Vox a las que, por cierto, también se sumó Democracia Ourensana, aprovechando que el río bajaba revuelto en la ciudad termal
Por otra banda, López dice entender el malestar de los transportistas, que dicen sentirse “rehenes” en este conflicto, ya que los bloqueos de las tractoradas dejan a muchos trabajadores congelados durante horas. “Siempre hay perjudicados por estas protestas”, admite López, “pero los transportistas sufren como nosotros”. “También ellos anuncian que se unirán a la huelga. Ellos también ven cómo muchos productos llegan desde Marruecos en camiones marroquíes y con conductores marroquíes. Eso también les afecta a ellos”, razona.
En este clima, los agricultores y ganaderos siguen atentos a las instrucciones que les puedan llegar desde las redes sociales para los próximos días, pero por ahora desconocen cómo escalará la movilización y si esta llegará hasta la sede de la Xunta en Santiago de Compostela.
“Fue una convocatoria a nivel nacional lanzada por Whatsapp, para que adhiriera la gente por provincias y repartirse. Pero aquí no funcionó como se esperaba. Estamos a la espera de lo que se vaya hablando. Sin una organización clara a la que dirigirnos y que ofrezca referencias, pues es difícil saberlo”, reconoce López.
POSICIÓN DE LOS SINDICATOS AGRARIOS
En los días previos a la protesta, los principales sindicatos del sector, Unions Agrarias, Sindicato Labrego Galego y Asociación Agraria de Galicia (AGA) acordaron un decálogo de medidas para actuar unidos una vez pasen las elecciones del próximo 18 de febrero, de forma que no participarían activamente en estas protestas.
Consultado sobre si cree que este posicionamiento pudo influir en lo poco que caló la llamada a la movilización entre los profesionales del sector primario en Galicia, López cree que no porque, en su opinión, “hace mucho que todo lo que puedan decir los sindicatos agrarios no tiene repercusión en el sector”. No obstante, Isabel Vilalba, secretaria xeral del SLG, subraya que, si no apoyaron las movilizaciones, fue por la falta de coincidencias entre lo que ellos defienden y lo que motiva a los organizadores de las tractoradas, con cuestiones que afectan a ganaderos de “otras partes del territorio”.
“Venimos denunciando desde hace meses la burocratización que afecta al sector y que nos dificulta. En enero nos pronunciamos y acordamos celebrar asambleas a lo largo de este mes. Barajamos incluso protestar el próximo 13 de febrero, pero la posterior convocatoria de elecciones y las llamadas con otras organizaciones que coincidían en nuestras demandas para negociar una tabla reivindicativa conjunta y un calendario de negociaciones hizo que algunas organizaciones determinasen que era adecuado esperar hasta el 18 de febrero”, relata Vilalba, al tiempo que apostilla que en el SLG ya habían establecido una hoja de ruta con protestas para el segundo mes del año.
“Para nosotros la fecha de las elecciones no es una cuestión relevante”, matiza Vilalba, considerando que “la Xunta tiene una responsabilidad clara en estas políticas por las competencias que posee, pero otras corresponden al Ministerio y al Gobierno del Estado, como los tratados con terceros países, como los del Mercosur”.
La unidad de acción en este sentido no es ni mucho menos algo menor, ya que esto puede determinar el éxito de las movilizaciones que se celebren en el futuro. “Que coincidamos en nuestras demandas es importante. Que se hagan políticas agrarias a medida de la agroindustria buscando precios bajos, que permitan a las cadenas de distribución margenes más abusivos, que se utilice la agricultura como moneda de cambio en acuerdos internacionales, que se exija más burocracia que ahoga muchos proyectos, que no haya un trabajo serio de apoyo a las granjas afectadas por nuevas enfermedades o a los cultivos que sufren plagas o sequías…son aspectos clave que afectan a todo el sector y cuanta más fuerza tengamos mejor”.
Pese a la voluntad de las organizaciones, por ahora no se han abierto canales con las administraciones públicas para negociar mejoras, más allá de “declaraciones de apoyo vacías de contenido”. “No conozco ni una sola granja gallega que no tenga servicios veterinarios si tienen ganado. Lo que pedimos ahora es una nueva contratación exclusivamente para la burocracia. Con el cuaderno digital, por ejemplo, nadie puede aplicar un tratamiento veterinario sin receta. Lo venden como exigencias para cuidar el medioambiente, pero no es verdad, porque ahogan al sector con más costes, más burocracia y más papeleo”, reprende Vilalba.
¿EN CONTRA DE LA AGENDA 2030?
Por eso, piden una “línea abierta” para tratar de buscar soluciones, si bien precisa que en el sector no están en contra de ofrecer un producto más sostenible en base al bienestar animal. Es este un punto interesante, según el SLG, ya que las manifestaciones de estos días, pidiendo derogar la Agenda 2030 en algunos casos, son las que causan confusión en la ciudadanía, ya que estos puntos nada tienen que ver, a juicio de Vilalba, con los problemas del sector.
“En las protestas europeas muchos agricultores se quejan de que la política se hace para el agronegocio que provoca el cierre de granjas. En España se dan casos de productos por los que se paga un 400% más bajo de lo que lo se cobra al consumidor. Otros productos tienen una ganancia de hasta un 1.000%. Entre los precios de miseria y los productos importados, que no cumplen con las exigencias sanitarias que marca la propia UE, las protestas se reproducen por toda Europa”, atestigua Vilalba, muy en la línea de la tesis de Agromuralla.
No obstante, resulta inevitable no relacionar muchas de estas protestas “con los intereses de grupos políticos de ultraderecha para capitanear el descontento”. “Hablan de ir contra la Agenda 2030. ¿Pero contra qué artículos? ¿Los que hablan de cuidar de la calidad del agua? ¿O los de luchar contra la pobreza? ¿O disminuir las emisiones de CO2? No conozco a nadie en contra de cuidar la calidad de los alimentos. Son mantras que existen y que sueltan muy a la ligera”, sostiene.
Ocurre lo mismo con los pesticidas. “¿Estamos en contra de reducir el uso de pesticidas peligrosos para la salud? Porque como sindicato no queremos que un producto cancerígeno pueda usarse en la alimentación de las personas. Mucho cuidado con confundir a la gente. Estos no son los problemas de los agricultores. El problema es que se prohíba aquí y se permita la compra a terceros países que sí lo usan para que luego llegue a nuestra mesa”, critica.
“NOS JUGAMOS MUCHO”
Durante esta campaña desde el SLG dicen querer “ser visibles” acercando propuestas a otras organizaciones para trasladar sus demandas a los partidos políticos y que “el gobierno que salga cambie las políticas sobre las que tiene competencia la Xunta”. El mensaje a los candidatos es que “el campo es vital, no solo por el empleo y la riqueza en las zonas rurales, sino porque alimenta a la población, y debe ocupar un lugar central en las políticas institucionales y no dejarlo a su suerte, haciendo que mengüe, que cierren explotaciones, que se abandonen aldeas…es una llamada de auxilio de todo el campo”.
“Es un sector que tiene que renovarse y en el que nos jugamos mucho. La gente puede creer que no, pero tener alimentos saludables es una necesidad, y eso pasa por que los agricultores puedan producirlos en nuestras comarcas y vivir dignamente con su trabajo”, concluyen.
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