Vicepresidenta do Parlamento de Galicia e deputada de En Marea. Enfermeira nas listas de contratación do SERGAS. Cursou os seus estudos na universidade pública. Desde pequena tivo inquedanzas políticas aínda que comezou a súa militancia hai case unha década nas filas de Esquerda Unida. Actualmente é Coordinadora Nacional de Esquerda Unida. Desde 2014 é a secretaria xeral do Partido Comunista de Galicia.
El pasado 21 de julio el presidente del Consello de Contas entregaba al Parlamento de Galicia los últimos informes sobre la situación de las cuentas en la administración autonómica. Entre ellos, el informe específico de fiscalización de la cuenta del Servizo Galego de Saúde.
Un documento de más de doscientas páginas que la Xunta de Galicia introduce en el cajón de papeles olvidados un año tras otro. Eso si no terminan en la destructora de papel... esa que ellos usan tan bien para deshacerse de documentos importantes...
No es que el informe del Consello de Contas sea un documento revolucionario, pero aporta claves muy importantes, y en algún caso muy graves, de lo que está aconteciendo con nuestra sanidad pública y con la gestión del SERGAS.
En primer lugar, la reducción de la inversión en la atención primaria y el exiguo apartado económico dedicado a la salud pública dan la medida de cómo ha cambiado el paradigma del sistema sanitario. La prevención y la promoción de la salud son conceptos lejanos a los dogmas neoliberales y, por lo tanto, poco atractivos para la política de la derecha gobernante.
En segundo lugar resulta gravísimo comprobar que cada año el Consejo advierte de una "Permanente insuficiencia estructural de los créditos iniciales para dar cobertura a los deberes de cada ejercicio" y también avisa de que "se recurre de forma periódica a generar gasto que excede las consignaciones presupuestarias". O en otras palabras: el presupuesto no llega y la Xunta lo incumple todos los años. Esta circunstancia es peligrosa porque esas modificaciones de partidas escapan a cualquier control parlamentario. Se produce un abuso de opacidad en el que nunca sabemos si el presupuesto que debatimos cada año sirve para algo.
Pero lo más problemático para la salud del sistema sanitario viene a continuación. El informe dice lo siguiente en cuanto a los conciertos con la sanidad privada: "Se advierte de la naturaleza estructural de estas contrataciones, caracterizada por una continuidad en el tiempo como se refleja en los atencedentes del primer concierto".
Los gastos en conciertos privados se incrementaron un 0,9% en el ejercicio analizado (2015), hecho que acompaña a las subidas de años anteriores. Y además ahora el Consello de Contas reconoce que son ya estructurales.
La derecha suele recurrir al "caractácter complementario" de la sanidad privada con respeto al sistema sanitario para justificar las derivaciones de enfermos a las clínicas. Sin embargo, algo "estructural" no es "complementario".
No se está utilizando la privada cuando hay exceso de enfermos en las listas o de forma temporal, sino que la privada forma parte ya de la arquitectura del sistema sanitario en Galicia. Mientras recorta el presupuesto para la pública, el PP blinda la privada. Una manera de privatizar silenciosa.
En cuarto lugar el informe del Consello de Contas advierte de algo que es también dramático y tiene que ver con lo anterior: la precarización del personal público en la sanidad.
Podemos decir que tiene que ver con lo anterior porque el empeoramiento de la calidad en la pública sólo hace engordar las arcas de la privada. Así, en la lógica neoliberal ampliamente estudiada desde la descomposición del National Health Service británico, menos personal y en peores condiciones en la pública facilitan la privatización del sistema.
El informe del Consello de Contas traslada la cruda realidad: la temporalidad alcanza ya el 23,8% en la atención primaria y el 34,5% en el caso de la atención especializada. En concreto, sólo en el ejercicio analizado dice: "Se observa una merma interanual de 638 efectivos medios de personal propietario y un incremento de 458 interinos". A mayores, advierte de un incremento del personal eventual de un 9,3%.
La precariedad no es un juego contable. Además de pisotear los derechos laborales y de conciliación, ponen en juego a calidad de la asistencia en el SERGAS.
Estos cuatro puntos son solo algunas de las conclusiones más relevantes del informe de fiscalización. Y podemos concluir que las cuentas para nuestro SERGAS no cuadran. Y no van a cuadrar mientras quien apuesta por la sanidad privada continúa al frente de la pública. No cuadrarán mientras quienes privatizan y recortan personal sigan teniendo impunidad para mantener la opacidad en las cuentas, para modificarlas a su antojo.
Escribe tu comentario