Un pediatra español cuenta su experiencia en Chad: "Aquello es salvaje, extremadamente duro"
Relata que se trata de "un sitio donde la mortalidad infantil es muy alta, donde quieres hacer cosas y no puedes, donde ves el sufrimiento".
Para el pediatra Jorge Muñoz lo que más le impresionó en su primer viaje a El Chad fue la falta de recursos y la sensación de que "esos niños no se hubieran perdido si hubiéramos estado en un hospital como los que tenemos aquí". El doctor reconoce que siempre, al volver de sus viajes, la primera semana no la suele recordar. "Es una especie de amnesia, por todo lo vivido. Aquello es salvaje, extremadamente duro", añade.
De estos viajes surgió el libro 'El infierno más bonito que conozco' (El Humor del Escritor), una recopilación de su diario personal escrito en los años 2012 y 2013 durante sus estancias en el Hospital Saint Joseph de Bebedjia (Chad), y cuya segunda edición se presenta este domingo 23 de abril.
"El éxito del libro creo que radica en que lo escribí en caliente --explica el doctor en una entrevista con Europa Press--. Si lo hubiera tenido que escribir ahora en absoluto habría quedado igual. En ese momento, estaba tocado, cansado, triste o contento y eso se refleja en el libro".
Sobre el título "contradictorio y bonito" asegura que le salió del alma. "Es 'infierno' porque para nada te esperas ese horror, un sitio donde la mortalidad infantil es muy alta, donde quieres hacer cosas y no puedes, donde ves el sufrimiento", explica. Pero ese infierno tiene su parte bonita porque para Muñoz le enseñó a ser persona, distinto. "A abrazar más a la gente que quiero, a decir te quiero, a ser agradecido, a no quejarme", añade. Para él, ese infierno ha convertido su vida en algo mucho más bonito de lo que podía ser.
"El impacto fue tan brutal por las condiciones en las que estaba el hospital, por perder a 2 o 3 niños al día, las historias del chamán, la cultura médica... fue todo un bofetón en la cara y volvimos conmocionados con la idea de regresar", explica. De ese viaje nació Ayuda al Chad, una asociación cuya misión es trabajar con la infancia en este país que, además de la publicación del libro, realizan eventos para recaudar dinero así como charlas en los colegios y las instituciones para dar a conocer esta realidad tan dura.
Desde entonces han vuelto tres años seguidos consecutivos y los dos últimos no han podido viajar por causas de seguridad en el país. "Hemos vuelto cada año y cuando llegas ahí, te pones la coraza, cambias el chip y trabajas a tope", afirma Muñoz.
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