"Municipios sin ley" en Galicia: un solo policía local para miles de vecinos en plena pandemia
La Unión Galega de Policías Localis (UGPOL), gobiernos locales y cuerpos de policía atienden a Galiciapress para tratar de averiguar hasta qué punto la ausencia de policías afecta a la sociedad gallega.
Galicia padece, en su conjunto, un acuciante déficit de agentes de Policía Local. Los cuerpos de muchos concellos están en mínimos históricos, lo que ha llevado a no pocos gobiernos municipales a cancelar algunos servicios.
La Unión Galega de Policías Localis (UGPOL), gobiernos locales y cuerpos de policía atienden a Galiciapress para informar hasta qué punto la ausencia de policías está lastrando la vida y la economía del país.
En esta primera entrega, analizaremos los problemas de algunos lugares que, desde UGPOL, tildan de "municipios sin ley": "Si hay una agresión, accidente o robo, la víctima esperará el tiempo necesario a que llegue la patrulla de la Guardia Civil más cercana, a veces a más de 30 km”.
A mayores de sus tareas habituales, los agentes de la Policía Local se tienen que ocupar ahora de tareas relacionadas con el coronavirus como los controles de tráfico | Foto: Archivo EP
Si resides en A Pobra do Caramiñal y por la tarde encuentras que un coche bloquea tu plaza de garaje, es posible que nadie de la Policía Local atienda tu llamada de auxilio. Lo mismo si tu vecino monta una fiesta y se pasa con el ruido o incluso si hay un accidente de tráfico o un posible caso de violencia de género. No es por desidia, es directamente por imposibilidad.
BAJO MÍNINOS EN A POBRA
El municipio barbanzano es una de tantas localidades gallegas en donde el número de agentes de la Policía Local es insuficiente, hasta el punto de tener que suspender algunos servicios como los turnos de tarde o de noche.
“Hay un poco de revuelo entre los vecinos, notamos un poco de inseguridad”, admiten desde el gobierno local. Este, que pudiera parecer un caso extraordinario, no lo es. Como A Pobra, Vilagarcía de Arousa, Allariz, Narón o Baiona cuentan con tan pocos agentes que en algunos casos, como el de la localidad baionesa, han tenido que suspender su servicio de noche por la falta de efectivos.
“Contamos con dos agentes y tres auxiliares”, cifra José Andrés Lojo, responsable de Seguridad Ciudadana en el Concello de A Pobra sobre una plantilla mermada por las jubilaciones de sus agentes, cuatro en los últimos meses.
EL SOLITARIO POLICÍA DE ALLARIZ
En Allariz, el grueso de la Policía Local se reduce en estos momentos a un único agente para atender a los 6.000 vecinos de la localidad, según fuentes del sector. Cuestionado el único agente por esta anomalía y por los planes para subsanarla, nos emplaza a consultar a los responsables políticos, ya que él dice “desconocer la información solicitada”.
Lo mismo ocurre en Soutomaior, con más de 7.000 habitantes pero con un único representante de la Policía Local, mientras que en Miño se canceló la totalidad del servicio durante la Navidad por las vacaciones de sus dos únicos agentes. En Bergondo, en cambio, ninguno de los cuatro agentes de los que dispone el municipio trabajó en todo el mes de enero por diversos motivos.
UN DÉFICIT DEL 10% Y EN AUMENTO
Hasta hace poco, con estos cinco efectivos, la Policía Local pobrense solo operaba en los turnos de mañana y algunas tardes “porque no daban las horas”.
Desde la Unión Galega de Policías Locais (UGPOL) entran a desgranar los muchos problemas que acosan a un cuerpo de policía que en Galicia “trabaja desde hace dos años con un déficit de un 10%” a la espera de que se ejecute la OPE de 140 plazas retrasada por la crisis sanitaria y mientras las administraciones locales “tratan de reducir costes al máximo aún en perjuicio del interés genera”.
El 10% de las plantillas necesitan de la celebración de esta OPE, la cuál tampoco solucionaría definitivamente el problema. “Sigue otro 10% de vacantes sin ofertar, por lo que al 10% anterior hay que sumarle el otro 10% que no se ha ofertado. A este total del 20% le sumaremos las jubilaciones que se vengan produciendo a lo largo del año 2021. Ahí el déficit”, detallan desde UGPOL, lo que hace entrever que a este problema de tan largo recorrido se irá agravando con el paso de los meses.
Con tantos huecos por cubrir, muchos concellos han llegado al mismo límite de A Pobra o Baiona y sus agentes no prestan servicio las 24 horas, por lo que los vecinos “no tienen servicios por los que pagan impuestos en esos días o festivos”. “Las plantillas tienen un número de puestos creados o de dotación de personal por debajo de lo que el servicio demanda y los Concellos pretenden dar servicio mañana, tarde y noche cuando no disponen de un número suficiente de efectivos”, puntualizan en UGPOL.
Podemos encontrar municipios sin patrullas de los locales por la noche a lo largo y ancho de Galicia: Guitiriz, O Rosal, Poio, Barbadás, Verín... Desde UGPOL no dudan en catalogarlos como “municipios sin ley”.
“Esto se traduce en que si el vecino hace obras de tarde, nadie se lo impide o comprueba; si alguien tira una lavadora o nevera en el contenedor, nadie lo denuncia; si un vehículo impide pasar por la acera a un discapacitado, nadie restablece el paso; si hay una agresión, accidente o robo, la víctima esperará el tiempo necesario en que llegue la patrulla de la Guarcia Civil más cercana, a veces a más de 30 km”, enumera la UGPOL, una circunstancia que podría animar a muchos a saltarse la ley por “sabrán que nadie los vigila”.
LA PANDEMIA PARALIZA LAS OPOSICIONES
En el gobierno de A Pobra trabajan para cubrir esas vacantes, pero su solicitud, que entró para las oposiciones de 2019, todavía no se ha resuelto por la cancelación de los exámenes a ráiz de la pandemia. El 26 de febrero se celebran las primeras oposiciones para cubrir cerca del centenar de plazas que pone a disposición la Academia Galega de Seguridade Pública (AGASP) y de la que están pendientes muchos consistorios. Pero a todo esto hay que sumar las bajas que acosan a la plantilla pobrense: cuatro agentes están de baja. “No sospechamos que se traten de bajas reivindicativas, como sucedió otros años. Las que conocemos son bajas totalmente justificadas”, sostiene.
Sin embargo, desde la celebración de los exámenes hasta que los opositores aprobados ocupen su plaza pasarán varios meses, teniendo en cuenta los nueve meses de formación necesarios para ser funcionario de carrera. “Pedimos cinco plazas: tres de acceso libre, una plaza por movilidad (un porcentaje de las plazas tiene que responder a palzas por movilidad, como estipula la ley) y una de oficial, ya que ahora no disponemos de agentes con las competencias para ejercer ese cargo. Al menos nos queda un año”, lamenta Lojo, coincidiendo así con los plazos que marcan desde la UGPOL.
Tampoco se libran en Vilagarcía, pese a tener una plantilla que cuenta con más de 40 efectivos, donde esperan cubrir las cinco plazas convocadas de agente y dos de oficial, mientras que todavía queda una plaza de inspector y otra de inspector principal por solicitar.
SOLUCIONES: HORAS EXTRA, AUXILIARES, SEGUIRDAD PRIVADA...
En este escenario, en A Pobra do Caramiñal exploran varias posibles soluciones, como pagar horas extras a los auxiliares para cubrir más turnos de tarde y de noche. “Pasaríamos a tener dos o tres noches a la semana y alguna tarde”, justifica el edil pobrense. Con todo, este solo sería un parche, ya que las horas extra están limitadas y no pueden superar las 70 horas anuales. “Si las agotamos ahora, no podremos usarlas en caso de imprevistos.
Otro recurso muy habitual para parchear las ausencias de agentes es recurrir a la contratación de Auxiliares de Policía Local, una figura que, en palabras de UGPOL, goza de “contrato laboral precario y de poca remuneración” ya que “ no son policías ni tienen formación básica”. Esto ocurre en Tui, donde son una docena de policías y vienen de ofertar otras tantas plazas para auxiliares, algo que va contra la ley como denuncian desde UGPOL. “Contratacione ilegales en la búsqueda del trabajo precario”.
La de Tui no es una realidad desconocida para las plantillas de Rianxo o Ribeira, que también tienen que recurrir a esta figura. Lo mismo en Allariz, donde alegan que se trata de “una práctica habitual en la disposición del personal en los últimos años”, o Vilagarcía de Arousa, donde la Policía Local afirma que los auxiliares son utilizados para “asegurar los servicios que la población requiere y necesita” y siempre “de manera oportuna”.
Así, desde 2017 en el cuerpo arousano se han venido anunciado vacantes “que han supuesto una disminución de los recursos humanos” por diversos motivos, como excedencias y la entrada en vigor hace dos años de la posibilidad de acceder a la prejubilación anticipada a partir de los 59 años, por lo que en ocasiones resultó “imprescindible” el concurso de los auxiliares.
Pese a todo, desde el cuerpo de Vilagarcía admite que no es “la forma idónea para solucionar los problemas estructurales de los recursos humanos”, si bien en verano, cuando muchos municipios multiplican el número de habitantes, la figura del auxiliar se hace imprescindible al no disponer “de muchas más opciones”. Con todo, el número de auxiliares de los que se puede disponer y contratar es también limitado, por lo que muchos concellos se resisten a explotar esta posibilidad por miedo a agotarla y no poder tirar de ella en momentos de crisis.
En cualquier caso, lo habitual es que sea la Guardia Civil la que tenga que pagar los platos rotos y destinar agentes aquellos sitios en donde no hay suficiente personal. "El servicio que van a dar será excelente, pero no va a ser tan inmediato como el de la Policía Local", argumentan desde UGPOL, que también incide en la necesidad de que los concellos celebren la Junta Local de Seguridad "al menos cada dos meses" para mejorar la coordinación entre los cuerpos.
Más polémica fue la alternativa planteada en A Pobra de recurrir a empresas de seguridad privada para tratar de solucionar esta carencia de efectivos y ejercer una vigilancia “disuasoria”, una vía que desde el Concello insten que solo han explorado y que por el momento todavía deben consultar con otros organismos. “No se nos ocurren más soluciones. Tenemos las manos atadas”, lamenta Lojo, rehén, como tantos otros gallegos, de la falta de policías locales.
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