​Una derrota ilusionante: ¿qué esperar del Celta de Óscar García?

Poco pudo hacer el Celta de Vigo para intentar frenar al Barcelona, aunque a pesar de los cuatro goles encajados los incondicionales celtiñas han podido ver las primeras pinceladas de lo que va a ser el equipo vigués.

Óscar García durante un entrenamiento

Pocas veces se pueden sacar lecturas positivas de una derrota. Sin embargo, el Celta de Vigo abandona el Camp Nou y llega al parón de selecciones con mejores sensaciones de lo esperado. Y eso que un 4-1 no es ni mucho menos un resultado para festejar. Pero las formas, la entrega y la disposición de los jugadores celestes dejan un sabor de boca en el aficionado celtiña más dulce de lo que corresponde a un equipo que viene de perder tres puntos, que han visto como en apenas tres sesiones el nuevo técnico del Celta ha cambiado la cara al equipo y que ahora mira a lo que resta de temporada con otra perspectiva.

MAL DÍA PARA DEBUTAR

Sin embargo, y para que los árboles no nos impidan ver el bosque, hay dos condiciones que el aficionado celtiña tiene que admitir sin reservas. La primera de todas ellas es que el partido no era el idóneo para un estreno. El Barça de Valverde era una fiera herida después de dos empates seguidos y de no ser capaz de hacerle un solo gol al Slavia de Praga en el Camp Nou. En Liga y en casa, donde aún no ha cedido puntos, los azulgranas buscaba recuperar su mejor versión y asaltar de nuevo el liderato, algo que lograron a lomos de un Leo Messi catedralicio.

Por otro lado, el estilo de Óscar García, si bien puede reportar muchos éxitos a largo plazo, necesita de un periodo de adaptación. El parón liguero parece el momento ideal para que la mayoría de jugadores del Celta reseteen y puedan absorber los nuevos conceptos que trae el técnico catalán. No obstante, este cambio no se producirá de un partido para otro ni mucho menos, sino que será una progresión mesada en la que poco a poco el Celta irá mejorando en todas las facetas del juego, siempre y cuando García sepa trasladar su concepto de fútbol a una plantilla que, hasta ahora, nunca ha sabido muy bien a qué estaba jugando.

EL SELLO DE ÓSCAR

A pesar de todo, el primer once de Óscar García dejó destellos de lo que va a ser este Celta, al que hoy le faltaron piezas fundamentales como Rafinha o Santi Mina y que dejó a Denis Suárez en el banquillo de inicio, tal vez por una cuestión de dibujo o para dar descanso a un hombre que lo venía jugando todo.

Sea como fuere, el Celta salió mucho mejor que el Barça. La presión alta y el ritmo intenso que intentó marcar el cuadro visitante descolocó a los azulgranas, muy incómodos con el 4-4-2 que planteó el nuevo técnico celeste. En ese esquema, Aspas fue la referencia ofensiva, con Sisto liberado haciendo de escudero del nueve de Moaña. Solo un penalti evitable de Aidoo dio alas al Barcelona justo cuando peor lo estaba pasando.

En este Celta se vio más capaz para hacer circular la pelota cuando tuvo la posesión y en el juego sin balón estuvo mejor posicionado para ejercer la recuperación tras pérdida. Además, otro de los puntos a destacar es el gol del Celta, una jugada ensayada de esas que parecen una orden directa desde el banquillo.  

Por otro lado, el equipo generó pocas ocasiones claras y tuvo problemas para elegir la opción correcta en los metros finales. Pero estos son aspectos que se irán puliendo con el paso de los entrenamientos y a medida que el equipo adquiera los automatismos que vaya poniendo en práctica Óscar García. Una derrota más en el casillero del Celta, que se mantiene en puestos de peligro, pero por irónico que parezca esta es una derrota ilusionante. Y hacía mucho que en Vigo ilusión y Celta no se encontraban en la misma frase.