Los ánimos andan calientes, como el verano, en el seno del independentismo catalán después de los últimos pactos entre JxCat y el PSC que tanto han molestado a los republicanos. No obstante, las diferencias entre ERC y JxCat vienen ya de lejos, pese a los esfuerzos de los dos partidos para escenificar la unidad que no es tal. El expresidente Puigdemont es el elemento discordante en el gobierno bipartido catalán, aunque no es el único. Está la actitud del presidente Torra, que le ha cogido el gusto al cargo -suele pasar, la historia está llena de ejemplos- y que antes amenazaba con convocar elecciones y ahora dice que ‘no’.
Declaraciones que han molestado a los republicanos porque interpretan que el presidente toma decisiones sin contar con ellos. Eso sí, la actividad de Torra, más propia de un miembro de un partido que de un gobernante, salpica negativamente a su socio, que soporta cada marrón para que públicamente no se conozcan los sapos que se tragan casi a diario, las discrepancias en estos momentos son muchas. Sin que la situación vaya a mejor, más bien todo lo contrario.
A este panorama de dos socios que ya no se soportan hay que añadirle la actitud de la ANC, que se ha sentido “traicionada” y llama a la “rebelión contra ERC y JxCat por considerarlos “traidores” a la causa por sus pactos con el PSC, que ha descolocado tanto a esta como a Ómnium Cultural.
El hacha de guerra de las dos “asociaciones/partidos” ha salido del baúl de los recuerdos. Están tan ofendidos que hasta la ANC está dispuesta a emprender una aventura política. Su presidenta, persona temperamental, está subida a la parra. Nunca ha llegado a percibir que han sido utilizados como conejillos de indias. Ahora, la política catalana ha entrado en una nueva etapa, nuevos métodos, más política de pactos y menos protagonismo para la ANC & Ómnium. Lo malo del asunto es que no se van a dejar gobernar, no aceptarán las órdenes de los dos partidos, se creen con la fuerza suficiente como para desobedecerlos. Ellos creen que tienen el poder de convocatoria, que manejan a la masa adicta. Se equivocan y pueden perder el pulso que les están haciendo a los que ayer eran sus “jefes” y había que seguirlos a pies juntillas y que ahora consideran traidores. La ANC ha iniciado una cruzada contra los infieles.
La vida sigue, las encuestas en Catalunya arrojan el triunfo de los republicanos, la subida de los socialistas a la segunda posición, y la bajada del partido de Carles Puigdemont. Con estos resultados de la encuesta, el cambio de socio para el partido de Junqueras podría ser posible.
Decía el clérigo francés Jacques Benine, allá por el siglo XVIII, que “La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir”. Hay cosas que no cambian por muchos siglos que pasen.
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