El humor es un arma feminista o cómo reírse del patriarcado en su cara
La Facultade de Filoloxía de la USC fue el lugar elegido para desarrollar el Primer Congreso Internacional sobre Feminismos y Humor 'Humor-Sofías'. El encuentro se celebró entre los días 7 y 8 de mayo y en él se desentrañaron las posibilidades del humor como herramienta para denunciar el machismo todavía presente mediante estereotipos de la mujer presentes en el humor
El Centro Interdisciplinario de Investigacións Feministas e de Estudos de Xénero (CIFEX) de la USC, la Universidad Complutense de Madrid y el Middlebury College desarrollaron durante dos jornadas una serie de encuentros sobre humor y feminismo. Este Primer Congreso Internacional sobre Feminismos y Humor, 'Humor-Sofías' contó además con el financiamento de la Deputación da Coruña. La finalidad de este congreso era mostrar como el humor también puede ser una herramienta contra el machismo. Esto teniendo en cuenta que, al igual que otras expresiones como la comedia, el chiste o las “gracietas” han sido “monopolio” de las voces masculinas. Así, durante largo tiempo el humor ha servido para satirizar, caricaturizar y estereotipar a las mujeres haciendo burla de su físico o de su maternidad incluso. Por eso este primer congreso ha sido una primera puerta abierta a la experiencia de la risa como arma de rebelión desde el feminismo y la igualdad.
UN CONGRESO SOBRE HUMOR ¿FEMINISTA?
Sí, las feministas también saben hacer humor. Eso han querido demostrar las organizadoras de este congreso Saleta de Salvador, Marta Pérez Pereiro, Yolanda Martínez y Laura Lesta, todas investigadoras y docentes en la USC. Y además, se puede hacer humor feminista “interseccional”, es decir, que afecte a la mujer no solo desde su condición como tal sino que además se le añaden otros factores.
Esto último se pudo demostrar con la intervención de la humorista ecuatoguineana Asaari Bibang. Sobre ella, tal como explican Saleta de Salvador y Yolanda Martínez “recaen los condicionantes de género, raza y clase”. Todos los estereotipos alrededor de estos condicionantes pueden ser revertidos y utilizados contra las sociedades prejuiciosas y patriarcales.
“El humor es un arma poderosa, sobre todo desde los grupos oprimidos como las mujeres” señala Yolanda Matínez. “Además, los feminismos reflexionan sobre el humor y su uso desde la subvertividad, desde los márgenes”. Este uso desde los márgenes significa usarlo fuera de los “cánones” establecidos para el humor estereotipado y discriminatorio contra la mujer. “Las feministas tenemos sentido del humor pero no aceptamos el humor que se hace contra la mujer”.
La objetualización ha sido uno de los lugares comunes más utilizados por los humoristas, aplastantemente hombres. “El feminismo ha sido el movimiento que más ha puesto en práctica la parodia y el humor” resalta Martínez. Quizá esto puede estar detrás de actitudes por parte de empresarios del espectáculo dando excusas como “las mujeres tienen menos gracia” para no contratar humoristas femeninas.
MÁRGENES Y RESISTENCIA
Una de las intervenciones estuvo a cargo de Catherine Barbour, del Trinity College, que ofreció la ponencia 'Killjoys’ divertidas: Humor e vinganza no audiovisual galego feminista'. En esta intervención se puso en claro que dentro del audiovisual creado en Galicia faltan mujeres y, sobre todo, que se aborde la temática de género. Por eso, Barbour habló de un audiovisual también nacido en los márgenes del “mainstream” patriarcal y blanco.
Por otra parte, el desarrollo de varias mesas con comunicaciones sobre humor en imágenes y risas digitales, mostró cómo sí se puede desarrollar un humor feminista e inteligente a partir de diferentes propuestas cuyo objetivo es la demostración de que sí es posible el humor hecho por mujeres en todos los formatos posibles.
En definitiva, las organizadoras han querido argumentar que el humor se puede entender desde diversos ángulos, lo que incluye la perspectiva de género, pero también la superioridad y la resistencia, punto este último sobre el que giró buena parte del congreso. El humor como resistencia contra una sociedad dominantemente masculina.
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