El cupo catalán menguaría el dinero que llega a Galicia y lleva a BNG y PSdeG a pedir un pacto gallego
El concierto singular entre el Estado y Cataluña puede convertirse en epicentro de la política gallega porque, por lo que se conoce actualmente, perjudica objetivamente a Galicia al limitar la contribución catalana a los fondos que el Estado usa para compensar a las autonomías más pobres. Por lo tanto, mete en un brete tanto a los socialistas gallegos como al BNG.
De lo informado ayer por ERC, se deduce que se rompe el sistema de solidaridad económica entre autonomías no forales vigente hasta ahora. Con todo, hay que tener en cuenta que Moncloa ha evitado entrar en detalles técnicos de lo firmado.
Del mismo modo, el Estado tampoco ha indicado sí informará a la Unión Europea. En principio, debería hacerlo porque el cambio es de tal calado que las previsiones de la hacienda pública española enviadas a Bruselas deberían calcularse de nuevo.
Lo rubricado para que ERC invista a Salvador Illa implica que se rompe la caja única de las autonomías no forales. La financiación catalana pasa a ser una relación bilateral.
Cada año se fijará una especie un cupo catalán, un importe que se va determinar como un porcentaje de los tributos recaudados en Cataluña. Los catalanes pasarían a tener as de facto un sistema forma, como poseen País Vasco y Navarra
No solo cambia el modelo, también cambian los números. Actualmente, Cataluña aporta 2.300 de los 8.800 que se utilizan ahora para compensar a las autonomías más pobres. Y hay que recordar que Galicia es la cuarta más pobre de España, solo son menos ricas Andalucía, Extremadura y Canarias. Esto hace que Galicia reciba siempre más de lo que aporta mediante la recaudación de impuestos. Por ejemplo, el año pasado fue la quinta que más dinero obtuvo.
El acuerdo incluye un punto que garantiza que los catalanes no se pueden empobrecer, pues el sistema de financiación autonómica no puede perjudicar a Cataluña. Es decir, se pone un techo a la contribución de Cataluña al resto de autonomías. Si antes de la aplicación del sistema de financiación Cataluña es la tercera más rica, después de la aplicación el pacto garantiza que seguirá siendo la tercera. En cierto sentido, se blinda la riqueza catalana en detrimento de las autonomías más pobres.
¿Cómo vender esto a la opinión pública gallega? La estrategia tanto del BNG como del PSdeG pasa, por ahora, por reclamar algo semejante para Galicia.
Así, los nacionalistas le recordaron ayer a los socialistas que apoyaron la investidura de Pedro Sánchez a cambio, entre otras cosas, de que Galicia no saliese perjudica en ninguna eventual reforma del sistema de financiación autonómica. También exigieron al PPdeG un cambio en la estrategia de la Xunta para que Galicia no se quede atrás.
Hay que tener en cuenta que para que se convierta en realidad, el pacto de ERC necesita pasar por el Congreso, donde necesitaría de todos los votos para la investidura. Esto permite al Bloque, que tiene un diputado, ejercer fuerza.
Por su parte, el PSdeG ha reaccionado reclamando también un sistema de financiación propio para Galicia, que tengan en cuenta especialmente que la población de la comunidad es de las más avejentadas.
El PP de Galicia, por su parte, ha calificado de “inadmisible” el pacto. El presidente de la Xunta Alfonso Rueda ha manifestado su rechazo al preacuerdo de PSC y ERC para investir presidente de la Generalitat al líder socialista, Salvador Illa, que prevé que Cataluña salga del régimen común y que la Agència Tributària Catalana gestione, liquide, recaude e inspeccione todos los impuestos (empezando por el IRPF). El líder conservador ha insistido que es un acuerdo que no se puede normalizar.
A buen seguro, de aprobarse en el Congreso, los conservadores llevarán el asunto a los tribunales. Otro factor a valorar es el temporal, los propios firmantes han reconocido que tardará tiempo en implementarse, dado la magnitud del cambio.
Los tiempos, por lo tanto, volverán a ser fundamentales, como en todas las cuestiones políticas. De hecho, el pacto todavía no es oficial, pues las bases de ERC tienen que ratificar en una consulta este viernes. Si las bases lo tumban, muchos respirarán aliviados en Galicia, aunque por motivos diversos.
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