De cuando Tellado, hoy látigo de Feijóo en el Congreso, militaba en el nacionalismo gallego
Repasamos la trayectoria del nuevo portavoz del PP en Congreso desde sus tiempos de militancia en un colectivo próximo a una de las familias del Bloque, pasando por su trabajo para un Ayuntamiento nacionalista, su conversión al PP vía Juan Juncal y su labor como fontanero y primer espada de Feijóo.
Desde la llegada de la democracia a España el movimiento estudiantil en la Universidad de Santiago (USC) ha estado dominado por el nacionalismo gallego de izquierdas. Los Comités Abertos de Facultade (CAF), hoy rebautizados como simplemente como Comités, son y han sido casi siempre la organización con más implantación en las aulas de la USC.
Casi siempre, porque hubo una época, sobre todo a mediados de los 90, en las que una escisión llegó a disputarle la supremacía. En aquel Movemento Estudantil Universitario (MEU) militó quien se ha convertido en el nuevo portavoz en el Congreso del Partido Popular, Miguel Tellado Filgueira (Ferro, 1974).
El ascenso del MEU se explica por la popularidad del Bloque en los 90 entre los jóvenes. Impulsado por la figura de Xosé Manuel Beiras como gran opositor al fraguismo, el BNG conquistó la simpatía de una generación muy numerosa, los nacidos en el desarrollismo gallego de los 70, que entonces abarrotaba las aulas universitarias.
Del mismo modo que no todos en el Bloque, incluído Beiras, compartían la estrategia de frente popular que impulsaba la organización más poderosa, la marxista Unión de Pobo Galego (UPG), no todos compartían la clara vinculación entre el BNG y los CAF.
Es decir, Tellado militó en una organización nacionalista y de izquierdas, pero no en un colectivo vinculado al marxismo independentista. En el MEU participaron estudiantes que, simplemente, no se sentían identificados con la ortodoxia comunista que en aquel tiempo dominaba en la UPG -los tiempos han cambiando también en esa organización. Eran jóvenes que se identificaban más con la heterodoxia y rebeldía que algunos veían en un Beiras y en otras figuras del nacionalismo gallego que estaban de moda frente al pasado que representaba Manuel Fraga.
Durante sus años universitarios, Tellado vivió en una de las residencias que la USC facilita a los estudiantes no muy adinerados, el Monte da Condesa. Participó en sus órganos de gobierno. Los que lo recuerdan en aquellos tiempos lo sitúan en el galleguismo de izquierdas crítico con la férrea disciplina de un movimiento de liberación nacional.
Terminada la carrera de Políticas, Tellado volvió a su Ferrol natal y ahí pronto sacó rédito a sus vinculaciones políticas. El recién licenciado se hizo un hueco en Radio Fene, emisora pública que dependía de un Ayuntamiento gobernado por el BNG.
Durante décadas el bastón de mando lo tuvo Xosé María Rivera Arnoso, un político que fue uno de los grandes referentes del nacionalismo municipal a finales del siglo XX pero que acabó dejando el Bloque para irse con Beiras a ANOVA. Es decir, Tellado consiguió colaborar y después un contrato en una radio que dependía de una administración gobernada por una tendencia política próxima a la de la organización estudiantil en la que había militado en sus tiempos universitarios. Nada extraño en Galicia, por otra parte, donde la cultura del caciquismo sigue dominando sobre la meritocracia.
Curiosamente, fue en Radio Fene cuando su trayectoria ideológica empezó a virar. El joven le hizo una entrevista a Juan Juncal, ex-conselleiro de la era Fraga y barón del PP en Ferrol. Juncal algo vio en él porque decidió ofrecerle un puesto en su campaña electoral a la alcaldía de Ferrol. Juncal, por cierto, es una pieza clave para entender el tardofraguismo. Entre otros motivos, porque fue valedor de Manolo Cruz, el chofer de la Xunta que trabajó para Feijóo y al que introdujo en el círculo de amistades de Marcial Dorado.
Desde que empezó a trabajar para políticos del PP ferrolano y coruñés, Tellado, que al principio no militaba en el partido, no ha parado de ascender en el escalafón del Partido Popular de Galicia. Durante cuatro años fue jefe de prensa del Ayuntamiento de Ferrol y después Juncal lo impulsó a jefe de prensa del PP en la Deputación de A Coruña.
Con la reconquista por parte del PPdeG de la Xunta de Galicia en 2009, lo colocaron como jefe de Gabinete de Beatriz Mato en la Conselería de Traballo. Volvió a la política municipal con José Manuel Rey Varela en 2011, siendo jefe de gabinete de la Alcaldía de Ferrol. Cuando los conservadores perdieron esa plaza, lo colocaron en 2012 como diputado en el Parlamento de Galicia. Allí, su indudable capacidad de trabajo y sus dotes verbales, incluída cierta vehemencia, llamaron la atención de Feijóo, que en 2014 lo nombró portavoz del PPdeG. Era ya número 3 del partido.
En esos años Tellado destacó por su estilo bronco contra la oposición. Mientras Pedro Puy Fraga, el portavoz parlamentario, hacía de ‘poli bueno’ tendiendo puentes cuando era necesario era Tellado quien sacaba todo el arsenal desde el atril de la ‘Necora’.
Una agresividad que Feijóo volvió a premiar, cuando lo ascendió en 2014 a número 2 del partido, liberando a Alfonso Rueda de esa carga de trabajo. Mientras Rueda siguió siendo el fontanero encargado de resolver los conflictos políticos y sociales vinculados con la acción de gobierno, Tellado se convirtió en el fontanero encargado de asegurarse que nada amenazaba el presidencialismo con el que Feijóo controló el PPdeG.
En esa labor, Tellado se encargó de algunas de las labores más delicadas. Por ejemplo, en negociar el primer pacto entre el PPdeG y Gonzalo Pérez Jácome. Los conservadores entregaron a la tercera lista más votada la alcaldía de Ourense pero a cambio no solo salvaron la Deputación, consiguieron también que Jácome aceptasa no competir en ninguna otra elección distinta de las locales. El pacto afianzó así el dominio conservador en una circunscripción clave como es Ourense, sobrerepresentada en el Parlamento de Galicia en proporción a su reducida y menguante población.
Tellado, que empezó la era Feijóo como el jefe de Gabinete de una consellería secundaria, terminó siendo la mano derecha del presidente en los asuntos más delicados. Quizá solo la eterna jefa de comunicación de Feijóo, Mar Sánchez Sierra, pueda considerarse una colaboradora más próxima al de Os Peares.
Así las cosas, no había duda de que Tellado emigraría a Madrid si el entonces presidente de la Xunta atendía las voces que lo reclamaban como salvador de la derecha española, herida por la debilidad del liderazgo de Pablo Casado.
En 2022 Feijóo se atrevió a dar el salto y lógicamente se llevó consigo a Tellado, al que nombró como vicesecretario de Organización del PP estatal. Pese a lo relativamente modesto de este cargo, enseguida la prensa madrileña descubrió que el ferrolano era una de las voces con más autoridad en el círculo más próximo del nuevo líder conservador español. Era también, y es, una de las que mejores titulares da.
Comparado con Tellado, Cuca Gamarra, a quien va a sustituir como portavoz del PP en el Congreso, es un sparring incapaz de arañar siquiera a Pedro Sánchez. En lo que lleva en la política estatal, el ferrolano le ha recomendado al presidente del gobierno que abandone España dentro de un maletero, entre otras lindezas.
A la vicepresidenta Yolanda Díaz le ha recriminado que siendo comunista vaya de compras a una tienda de lujo. Cuando estaba en Galicia, al líder de la oposición, el juez del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia Luis Villares, le espetó que jamás ha tenido más responsabilidad que llevar una comunidad de vecinos. A Ana Pontón, la líder del Bloque, la tildó de directora de orquesta del Titanic. Cuando un ultra abordó al diputado Óscar Puente en el AVE, cargó contra el socialista llamándole “matón” y justificó los insultos que recibió el hoy ministro de Transportes.
Entonces, el PSOE pidió su dimisión o que Feijóo lo cesase. Feijóo lo ha ascendido otra vez. El ourensano calma así a una parte de la derecha mediática española -como Federico Jiménez Losantos- que criticaba a Cuca Gamarra por ser supuestamente demasiada blanda.
El perfil de Tellado no es blando, sin duda. Lo que tampoco es una figura de consenso o la mejor para explicar cuál es el proyecto del PP para España, que es otro de los déficits que la derecha madrileña ve en Feijóo. Un Feijóo que, visto lo que pasó con Casado, ha decidido reforzar el poder de su círculo más próximo. Y es que de Tellado dicen que si Feijóo necesita alguien que se tire de un puente, él ya está saltando la barandilla antes de que el jefe abra la boca.
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