Pese al calor que está haciendo en París, los deportistas que compiten en los Juegos Olímpicos que llevan su nombre han estado trabajando durante cuatro años para hacer posibles sus sueños. No es para menos, los participantes en las distintas modalidades tienen que sufrir de lo lindo: primero para conseguir participar en las Olimpiadas, no va cualquiera sino que hay unos parámetros que tienen que cumplir; segundo, por los duros entrenamientos que han de realizar para llegar en las mejores condiciones a París. Pese a todo ello, los Juegos Olímpicos es la ilusión de cualquier deportista.
París, la ciudad de la luz, se ha convertido estos días en centro del deporte mundial, en la ciudad olímpica por excelencia, donde la competiciones y la convivencia en la villa Olímpica es algo que nunca van a olvidar los deportistas. Para los que participan por primera vez es algo que, como dicen ellos, no se puede explicar con palabras: una explosión de alegría y entusiasmo. Los que llevan ya unos cuantos, la experiencia es un grado y sus objetivos son conseguir la medalla de oro. Todos se sienten orgullosos de representar a sus respectivos países y alcanzar subirse al pódium, el punto final de su participación: habrán conseguido una de las tres medallas que se entregan en esta pequeña tribuna en medidas y tan grande en logros.
Este miércoles, la pareja Álvaro Martín y María Pérez, dos marchadores, han conseguido la medalla de oro en la prueba del relevo mixto. Dos atletas excepcionales en lo deportivo y también en lo personal, que se muestra como dos individuos sencillos y humildes: Álvaro, tímido, y María un terremoto que revoluciona todo allí por donde pasa. Los dos, muy buenos compañeros y amigos, han sido capaces de tener a los telespectadores pegados en la pantalla de los televisores, además de los que han tenido la suerte de presenciarlo en directo. Los dos habían conseguido ya medallas en los 20 kilómetros marcha: María la de plata y Álvaro la de bronce. Los dos atletas han puesto en lo más alto del deporte a la marcha española al conseguir el primer oro de la historia en el maratón de marcha de relevo mixto.
Maria y Álvaro, dos deportistas ejemplo dentro y fuera de la competiciones, llevan en su medallero el haber sido campeones de Europa y campeones del mundo, como si eso fuera tan sencillo. Se les ha visto llevar la bandera española con orgullo, con la satisfacción de los objetivos cumplido. Son el ejemplo de una juventud comprometida con su país a través del deporte, lo que saben hacer tan bien.
Por la alegría que nos han dado María y Álvaro en un miércoles de turbulencias y desafíos políticos en Catalunya, hoy he querido hablar de dos personas deportistas que han puesto a su país en lo más alto del podio. Lo hacen con esfuerzo, sacrificio, humildad y sintiéndose orgullosos del país al que representan. Personas como ellas son lo que necesita la sociedad para demostrar que el deporte es una buena manera de sentirse orgullosos de la pertenencia a un país, manteniendo las connotaciones – todos hablan de su territorio- de sus lugares de procedencia. Las dos cosas no son opuestas, sino complementarias.
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