Escritor nacido en Cabana de Bergantiños, administrador de Noticias Bergantiños, A Costa Verdescente y Poesía Galega Ceibe, entre otras páginas y colectivos. Actualmente es locutor del programa de radio Faros de Radio Roncudo Corme y colabora como redactor de 21noticias.com en la Comarca de Bergantiños, siendo también columnista de opinión en prensa desde hace varias décadas. (foto de Arquivo AELG - distrito Xesmar)
Las administraciones que invirtieron mucho dinero público en un museo y en una estatua en su honra ahora parecen decididos a olvidar la obra del escultor
Mientras el Ayuntamiento de Camariñas reconoce lo efímero de la obra de Man algunos lugareños desean proteger de los temporales costeros ese legado cultural y social representativo de Camelle y de la Costa da Morte.
Manfred Gnädinger, el alemán que en su peregrinación por Europa acaba enamorado de Camelle, falleció el 28 de diciembre del 2002, afectado por una enfermedad llamada tristeza, por aquella marea negra del Prestige, que vestía de negro nuestro litoral. Pero, después de su muerte, fue reconocido mundialmente por su arte alertantivo con piedras de la costa fue creando esas catedrales y milladoiros representativos de su esencia como artista y escultor pero también representativos de esta villa costamorteña.
La muestra del encaje de Camariñas es referencia de este Ayuntamiento. Además, el Cementerio de los Ingleses y el Vilán Villano están reconocidos entre los 10 lugares más hermosos de España, a pesar de que su historia oscura dieron nombre a sus espaldas, bautizadas en el siglo pasado como A Costa da Morte.
La erosión, de la zona donde Man vivía, por los elementos naturales, especialmente el efecto de las mareas llenas cuando el temporal inunda la costa de Camelle están destrozando, año tras año, lo poco que todavía sigue en pie cerca de aquela vieja cabaña donde sobrevivía el artista y escultor alemán que, enamorado del mar de Camelle, acabó por robar el corazón de muchos habitantes de la Costa da Morte, mas sobre todo, a los vecinos de este pequeño puerto coruñes.
Las administraciones que invirtieron mucho dinero público en un museo y en una estatua en su honra ahora parecen decididos a olvidar la obra del escultor por considerarla efímera. Son muchos los lugareños que piden la protección o traslado de estas esculturas a un lugar seguro lejos de las mareas.
Falta saber si vencerá el efímero o lo eterno. ¿Usted que opina, querido lector ?
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