El Mundial de Fútbol que se está celebrando en Qatar está siendo también un escaparate de gestos solidarios de los jugadores de algunas selecciones que muestran su desacuerdo con el país organizador, cuya “democracia” y respeto a los derechos humanos deja mucho que desear. Es conocido que los petrodólares blanquean casi todo, y si no que se lo pregunten al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que no tiene ni un pelo de tonto a la hora sacar dinero, de aliarse con quien mejor le convenga y encima tiene la cara de piedra pómez al realizar unas declaraciones que lo desautorizan para presidir la institución futbolera. El presidente de la FIFA es algo más que un estómago agradecido, y se defiende asimismo con las palabras vertidas, sin importarle a quienes representan. ¿Un personaje así puede presidir la FIFA? Es más que probable que a Infantino le queden tres telediarios por su irresponsabilidad y prepotencia. Las cosas en la FIFA cambiarán cuando termine el Mundial más controvertido de la historia.
Pese a las recomendaciones, internas y externas de la FIFA de mantener “una actitud” de no montar escándalos que molesten a los anfitriones, estas no han sido escuchadas. Su mensaje dejaba bien a la claras amenazas muy directas. Hay quien aún tiene la ética como principio de actuación, y no se deja influir por Infantino y sus amigos que cobran buenos sueldos.
El primer ejemplo y más significativo ha sido el protagonizado por los futbolistas de la selección de Irán, que tuvieron la valentía y sensibilidad de no cantar el himno de su país en el partido que disputaron frente a Inglaterra en señal de protesta por la represión que se está viviendo estos días por la muerte de Mahsa Amini. Es una forma ejemplar de mostrar su solidaridad con las mujeres y todos las las personas que, sin miedo, salen a las calles para protestar, pese a los más de 500 muertos, 18.000 detenidos y los condenados a muerte.
La actitud de la selección iraní merece la admiración y el respeto de todos. Ellos se juegan después del Mundial algo más que un partido: sus vidas, las de sus familias y sus bienes. Precisamente este jueves, las fuerzas de seguridad iraníes detuvieron al futbolista Voria Ghafouri, acusado de difundir propaganda contra la república islámica. El jugador fue detenido después de una sesión de entrenamiento con su club, el Foolad Khuzestan, acusado de haber “empañado la reputación de la selección nacional y de difundir propaganda contra el Estado”. Es la primera consecuencia de las protestas.
Hay que significar que siete equipos europeos que participan en el campeonato de Qatar manifestaron su desacuerdo con las condiciones de vida de los trabajadores extranjeros en ese país y contra la intolerancia hacia las personas LGBT. Los países son: Países Bajos, respaldados por Alemania, Bélgica, Dinamarca, Gales, Inglaterra y Suiza. Los jugadores manifestarían su desacuerdo luciendo un brazalete que sería llevado por el capitán de cada selección. Es un brazalete con un corazón a rayas con los colores del arcoíris y con las palabras One Love, que sería un símbolo del rechazo a la homofobia y al racismo y en favor de los derechos humanos.
Esta decisión enfureció y de qué manera a la FIFA, que les advirtió que, si los capitanes llevaban ese brazalete ONE LOVE, recibirían una tarjeta amarilla nada más pisar el césped. Así que renunciaron a esa acción, No obstante, buscaron otras fórmulas, y las encontraron: los jugadores ingleses se arrodillaron antes del comienzo del partido como símbolo de rechazo a la FIFA y a las autoridades cataríes y a favor de los derechos humanos en ese país.
La Selección de Dinamarca anunció que no descarta abandonar la FIFA, en señal de protesta por la actitud del máximo organismo del fútbol mundial de no permitir lucir a las selecciones en Qatar el brazalete ‘One Love’ en apoyo al colectivo LGTBQ+.
El seleccionado nacional estadounidense decidió, como muestra de apoyo a la comunidad LGBT de Qatar, cambiar los colores del escudo que llevan en sus camisetas por los colores del arcoíris en lugar de su escudo habitual.
Lo que está sucediendo en Qatar con la actitud de algunas selecciones es como el chirimiri que parece que no moja pero que cuando se dan cuenta, están empapados hasta los huesos. Eso es lo que está pasando en el Mundial, independientemente del espectáculo deportivo que están ofreciendo los equipos. Los dirigentes de la FIFA tienen ir haciendo un pensamiento: hacer las maletas y marcharse a sus casas, porque después de este Mundial, las cosas no volverán a ser las mismas.
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