Si alguien creía que Laura Borràs, la expresidenta del Parlament de Catalunya y diva de Catalunya, que iba a estar calladita durante un tiempo e intentar pasar desapercibida, se equivocaba totalmente. Laura Borràs es la Borràs: la niña en el bautizo, la novia en la boda y hasta la muerta en el entierro. Conocida por sus ansias de notoriedad, su afán de protagonismo desmedido y su creencia de que es la más de todo y la poseedora de las esencias de una Catalunya irreal que solo en su mente existe: Catalunya es de todos, no de unos cuantos que quieren imponer el discurso único, salvadores de la patria y que se creen los dueños del país. Catalunya es un país mestizo, plural, no uniforme y su cultura también, a la que se han incorporado elementos culturales de otras gentes que ya forman parte de este país, porque han contribuido con su esfuerzo a que sea así, por mucho que a personas como Borrás les moleste. Esta es la realidad, no se está en la época de los que algunos llamaban “charnegos”.
Laura Borrás, que está imputada por presuntamente fraccionar contratos a un amigo cuando dirigía el Institut de les Lletres Catalanes, ha querido ser la protagonista del acto de homenaje a las víctimas del atentado terrorista del 17-A que tuvo lugar en Barcelona y Cambrils. Allí se presentó ella como si tal cosa, con ese aire prepotente que lleva encima y que no abandona ni en actos como ese.
En el minuto de silencio en la Rambla de Catalunya , un pequeño grupo, saltándose los más elementales modales de respeto y consideración, lanzaron aullidos contra el gobierno español al que le llamaron asesino y otras lindezas, como de costumbre. Al término del acto “la Borrás” se acercó a saludarlos como estrella del suceso.
Nadie se podía creer que Borrás aprovechara un acto de este tipo para hacerse ver y dar soporte a los impresentables que no quisieron estar calladitos ni un minuto, por respeto a los fallecidos y a sus familiares. Lo que pretenden estos poseedores de la verdad absoluta es que el CNI se declare culpable de los atentados. No les vale que el mayor Trapero haya declarado que el CNI “fue el más leal” tras los ataques terroristas y además el que más ayudó a la investigación de los hechos. Pero eso no interesa porque Trapero ha pasado de héroe a traidor para buena parte del independentismo. Ellos quieren seguir con la teoría conspirativa porque vende mejor y además genera más odio.
Borrás, está siendo cuestionada por este tema por una parte de su partido que se ha visto obligado a sacar una nota de prensa reprochando la actitud de su presidenta. La diva no cejará hasta que haya conseguido - ¿la dejarán? - que se rompa el gobierno. Es lo que quiere, no le importa el partido.
La penúltima actuación de la presidenta de Junts, hace tan solo unos días, cuando en una entrevista en la radio del Govern, se despachaba diciendo que la Guerra Civil española fue contra Catalunya, y se ha quedado tan pancha. Ella funciona a base impulsos traducidos en titulares que le hace estar presente en los medios de comunicación que tanto le gustan, aunque no los periodistas a los que intenta regañar cuando le hacen una pregunta que no le gusta.
La diva Borrás que se siente perseguida por su “ideología”, así lo vende a quienes la quieren escuchar, lleva un camino de destrucción contra todo el movimiento independentista y contra su socio de gobierno, los republicanos. Ahora queda esperar otra nueva actuación estelar el 11 de septiembre si es que no la lía antes, porque callada no sabe estar.
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