“Vamos a morir todos”: el aviso de los sin hogar que viven junto a la vieja estación de Vigo
El jueves seis de febrero la Xunta de Galicia anunciaba el vallado perimetral de la antigua estación de buses en Vigo, una “solución” que el gobierno gallego anunciaba para evitar problemas de “vandalismo”. Al día siguiente, el alcalde de Vigo señalaba el espacio ahora en desuso como un “foco de marginalidad” y “un riesgo serio para una zona entera de la ciudad”. De momento, las doce personas que usaban la estación como refugio, no han recibido ninguna solución habitacional
La vieja estación viguesa de buses situada en la Avenida de Madrid se ha convertido en un nuevo elemento de fricción entre Concello de Vigo y Xunta de Galicia. No solo por asuntos competenciales sino por la presencia de personas sin hogar en las inmediaciones del edificio. Este grupo de personas (doce según la Asociación Os Ninguéns) han hecho saltar las alarmas entre las dos instituciones y buscan apuradamente una solución. La primera y más taxativa, cerrar el perímetro del lugar con una valla, algo que la Xunta debe contratar y así hará “a la mayor brevedad posible”. Mientras tanto, el Concello presidido por Abel Caballero ha añadido más polémica al calificar la presencia de los “sin hogar” como “un foco de marginalidad” y “un riesgo para una zona entera de Vigo”. Xunta y Concello no han aportado solución alguna para el realojo de las personas sin hogar que viven en el área, de momento solo se ha intensificado la presencia del Grupo de Calle del Albergue Municipal.
“INTRUSOS, OKUPAS, VANDALISMO Y MARGINALIDAD”
La pintada “Vamos a morir todos” aparecida en una de las paredes de la estación es, a ojos de la Xunta, una muestra del “vandalismo” que en estos momentos se "está cebando" sobre la edificación. Esta situación se está dando por la presencia de personas que en cualquier momento se pueden convertir en “intrusos” para el ejecutivo presidido por Alfonso Rueda. Aún más, el alcalde de Vigo, Abel Caballero, calificaba a estas personas de “okupas” y que suponen un “peligro” ante un “uso indebido” de estas instalaciones abandonadas que son “un foco de marginalidad” ante la inacción de la Xunta.
“Realmente, nadie vive dentro de la estación, son personas pobres que se han instalado en los alrededores” dicen desde la Asociación Os Ninguéns de Vigo. Esta asociación ha puesto en el punto de mira a este grupo de personas sin techo para que las autoridades actúen mediante acciones de realojo. “Son personas golpeadas económicamente, sin ingresos y sin alternativa habitacional como podrían ser pensiones, habitaciones o pisos compartidos”. El estado de exclusión social en el que viven estas personas les ha empujado a buscar refugio en la vieja estación.
No existe un perfil concreto entre el colectivo afectado por las medidas de Xunta y Concello. “Hay personas menores de treinta años, los hay con sesenta y la procedencia también es diversa, desde españoles a latinoamericanos y personas de etnia gitana”. En cuanto a adicciones, desde Os Ninguéns apuntan que en principio no se han detectado. Preguntados sobre el incremento de presencia policial, la respuesta es que no se ha visto mayor número de policías. Lo que sí ha aumentado es la intensidad de visitas del Grupo de Calle del Albergue Municipal para repartir mantas y bebidas calientes.
Actualmente, Vigo dispone de un albergue con treinta y ocho habitaciones que resultan insuficientes, pues a día de hoy se calcula en unas doscientas personas las que viven en situación de calle en la ciudad. La gran mayoría quedan a las puertas de una solución, aunque sea temporal. Por otra parte, hace casi un mes Abel Caballero anunciaba la puesta en marcha de un dispositivo contra el frío para que las personas en situación de calle se pudiesen acoger a esta iniciativa. “A estos moradores (de la estación) no les han ofrecido ninguna alternativa”.
URBANISMO, COMPETENCIAS Y APOROFOBIA
Una vez clausurada la terminal de la Avenida Madrid, Xunta y Concello de Vigo iniciaron un rifirrafe sobre la titularidad de los terrenos. Así, Caballero señaló que la superficie fue cedida gratuitamente por el consistorio vigués al gobierno gallego para levantar la estación. Debido a esto, el alcalde pidió a la Consellería de Vivienda que se revirtieran los terrenos a la municipalidad.
El argumento base para que Caballero reclame los terrenos es que en ellos ya no funciona una estación y por tanto, “por razones jurídicas”, deben ser devueltos al municipio. Por otra parte, mientras no se produzca la devolución, es la Xunta quien debe “encargarse de que aquello esté libre de esa situación que tienen en este momento”, es decir, evitar la presencia de gente sin hogar.
Los proyectos de unos y otros van desde la construcción de nuevas edificaciones, según la Xunta, o la creación de áreas verdes para humanizar la Avenida de Madrid. Sobre esto último, Caballero hace saber al gobierno autonómico que “no respondan negándole a la ciudad una vez más los derechos que tenemos”.
El comportamiento de las dos instituciones titulares del uso y propiedad de los terrenos es calificado por Os Niguéns como un acto de “aporofobia”. Un ataque a las personas por el hecho de ser pobres y sin recursos suficientes para tener una vida digna. La asociación cívica ve como las administraciones implicadas se están pasando una patata caliente que ninguna quiere comerse y así hasta que enfríe y se pueda ignorar. De momento, no hai una solución inmediata para ayudar a estas personas a reconstruir sus vidas.
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