El jueves seis de febrero la Xunta de Galicia anunciaba el vallado perimetral de la antigua estación de buses en Vigo, una “solución” que el gobierno gallego anunciaba para evitar problemas de “vandalismo”. Al día siguiente, el alcalde de Vigo señalaba el espacio ahora en desuso como un “foco de marginalidad” y “un riesgo serio para una zona entera de la ciudad”. De momento, las doce personas que usaban la estación como refugio, no han recibido ninguna solución habitacional