Los aranceles de Trump: la Casa Blanca no quiere Ribeiro

El “Make America Great Again” es simplemente una consigna en recuerdo de las vacas gordas de cuando EEUU abastecía a todo el hemisferio occidental. Todo eso hace tiempo que ha desaparecido y precisamente con una administración republicana, la del presidente Richard Nixon. Alemania, Francia, Gran Bretaña y Japón, en primer lugar, se reabastecieron y empezaron a exportar los mismos productos que EEUU. Ahora son la UE y los BRICS quienes surgen como potencias económicas rivales (en el caso de los segundos, sobre todo China). Esto ha creado el marco perfecto para que el actual presidente del país norteamericano haya anunciado la intención de imponer aranceles del 25% a numerosas importaciones. Esto, en teoría, para defender a los productores de su país bajo un discurso que suena a populista e irrealizable ya que podría perjudicar a los intereses de EEUU y a los intereses globales, los cuales incluyen a Galicia sí o sí.

BUSCANDO EL POR QUÉ

La administración Trump ha anunciado su intención de imponer aranceles del 25% a diversos productos importados. El terror se ha apoderado tanto de los Estados Unidos como de sus socios comerciales, incluyendo a Galicia. ¿Qué motivos esgrime el presidente estadounidense para aplicar estas medidas? ¿Existen razones de peso más allá de las políticas?

Hay quién ve detrás de esta decisión una estrategia multilateral que busca abordar varios objetivos al mismo tiempo. El primer punto es la más que aludida “seguridad nacional”, un mantra repetido por todas y cada una de las administraciones que se asientan en Washington. Dentro de este concepto Trump ha incluido a la inmigración ilegal y al tráfico de drogas, dos argumentos que han creado un clima hostil sobre todo hacia su vecino del sur, México. Pero también ha creado fricciones con Canadá, país al que Trump acusa de ser una entrada al fentanilo en Estados Unidos.

Los aranceles buscan una presunta protección a las industrias consideradas estratégicas por la administración federal. No es la primera vez que el neoyorkino dice sentir preocupación por la dependencia de Estados Unidos en la importación de materiales críticos como minerales, metales, químicos, etc., considerados esenciales para la defensa nacional y la resiliencia industrial.

Trump está jugando con el “orgullo americano”, aquel que sentía el país a finales de los 1940 hasta la mitad de los 1960, cuando Estados Unidos era el fabricante global. Una vez que se liberalizaron las economías occidentales, la mayoría de empresas estadounidenses empezaron una progresiva migración (deslocalización) en busca de lugares más baratos para instalarse. Trump espera que con su política arancelaria se incentive la producción nacional, disminuyendo la dependencia de productos extranjeros y fomentando la creación de empleos locales. Sin embargo, a día de hoy a muchas empresas con sede en EEUU les resulta más a cuenta continuar fuera del territorio patrio.

En relación con lo anterior, la administración Trump busca contrarrestar “prácticas desleales” como subsidios ilegales y dumping, especialmente de países como China, creando productos dentro de las fronteras de las barras y estrellas.

¿Y GALICIA QUÉ PINTA EN TODO ESTO?

El Informe Mensual de Comercio Exterior del ICEX en julio de 2024 apuntaba a un incremento del 63,5% en las exportaciones al mercado de los EEUU, y en diciembre del mismo año suben al 71,7%. Por tanto, y viendo los porcentajes, la política arancelaria que busca implantar Trump puede afectar seriamente a diversos sectores económicos.

El sector metalúrgico vería una importante reducción en sus cifras, sobre todo el sector del aluminio y el del acero. Recordemos que Alcoa es una multinacional estadounidense, ¿cómo le afectaría la decisión de Trump a la cuenta de resultados de la factoría de San Cibrao? Pero no sólo está Alcoa, en total hay 80 empresas que exportan derivados de estos metales a Estados Unidos, con ventas que alcanzaron los 42,5 millones de euros en 2023.

La Asociación de Industrias del Metal y Tecnologías Asociadas de Galicia (Asime) ha expresado preocupación por el impacto potencial en sectores como la automoción, la industria aeroespacial y la fabricación de maquinaria especial y eólica.

Vayamos al terreno agroalimentario y empecemos por el vino. Estados Unidos es el principal mercado fuera de la UE para los vinos gallegos, con más de tres millones de litros exportados en la última campaña. Los aranceles podrían encarecer el vino gallego reduciendo su competitividad en el mercado estadounidense y, aunque afecten a otros exportadores de vino, algunos de ellos podrían no sentir tanto el golpe de los aranceles como el vino gallego. Entre ellos están países como Australia, Sudáfrica o Argentina cuyos vinos pueden resultar más económicos que los de la UE.

Por otro lado, las exportaciones ganaderas, sobre todo los derivados cárnicos y lácteos podrían reducir su volumen en cuanto a ingresos. En 2024, Galicia exportó derivados cárnicos por valor de 2,4 millones de euros a Estados Unidos.

En tal caso, algunos empresarios han pedido fortalecer las relaciones comerciales con Estados Unidos, reclamando a la Unión Europea negociar intensamente para evitar la imposición de aranceles, argumentando que perjudicarían tanto a Europa como a Estados Unidos.

La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos afectaría a sectores clave y reduciría la competitividad de los productos gallegos en el mercado estadounidense. La colaboración entre autoridades y el sector empresarial será crucial para mitigar estos efectos y encontrar soluciones.