¿Por qué las IA señalan a Cangas, Tomiño, Narón o O Porriño como los pueblos más feos de Galicia?

Quizás sea solo una anécdota o quizás un ejemplo de cómo la IA está transformando ya la producción de contenidos. La diferencia es abismal. Por ejemplo, en vez de que un experto en viajes utilice su criterio propio supervisado por un editor, es un algoritmo el que selecciona y redacta.  

La clave de disparidad entre el redactor humano y la inteligencia artificial es que las personas pueden crear de cero -en cierta medida, porque hay evidentemente condicionantes sociales, económico y de otro tipo que afectan a la opiniones que nos formamos-, mientras que la IA en realidad no es tan inteligente, simplemente se limita a dar forma a los datos que figuran en su sistema. Así, si una IA ha sido entrenada con bases de datos en las que figura un artículo que tilda a Tomiño como un pueblo feo, existen muchísimas posibilidades de que si le preguntamos por lugares más desagradables nos cite a Tomiño.

Galiciapress le ha preguntado a tres de las inteligencias artificiales más usadas para crear contenidos textuales (ChatGPT de Open IA, Gemini de Google y Perplexity) cuales son los pueblos más desagradables del país. No hubo sorpresa, dos de los tres sistemas citaron a Tomiño. 

Con todo, si sirve de consuelo para los tomiñeses, hay una localidad que sale aún peor parada. Es, además, una villa relativamente próxima, O Porriño.

De O Porriño ( que sale en 3 de las 3 respuestas generadas por IA), Chat GTP nos cuenta que “ su diseño urbano deja mucho que desear para los amantes de la belleza arquitectónica y el paisajismo” debido a” un entramado urbano donde abundan edificios grises y calles congestionadas por el tráfico. La IA es capaz de relacionar la supuesta fealdad porriñesa con el carácter industrial de la villa aunque quizás exagera su impacto en el núcelo urbano al afirmar que “la zona del polígono industrial se mezcla con el casco urbano, lo que genera una sensación de caos y desorden” y que “las chimeneas y naves industriales que dominan el paisaje urbano de O Porriño”.

Gemini, por su parte, califica a O Porriño como “La Ciudad del Granito” con un paisaje lastrado por “la presencia de canteras a cielo abierto y de construcciones industriales”. Perplexity.ai por su parte nos cuenta que “su arquitectura es descrita como caótica y poco armoniosa” antes de derrapar al afirmar que esto “contrasta con la imagen típica de los pueblos gallegos llenos de vegetación y vistas al mar”.

De Narón (sale en 2 de las 3 tres respuestas) perplexity nos cuenta que “ ha crecido de manera acelerada y funcional, centrando su expansión en áreas industriales” lo que ha provocado falta de elementos arquitectónicos tradicionales y una ausencia de armonía entre el pueblo y la naturaleza”. Para Gemini, “la mezcla de estilos arquitectónicos, la presencia de zonas industriales y un crecimiento desmedido han generado un paisaje urbano poco homogéneo”. 

El impacto de los polígonos industriales en el paisaje es también uno de los argumentos de Gemini para cuestionar la belleza de Tomiño (que sale en 2 de las tres 3 respuestas) además de “la falta de un núcleo urbano consolidado han restado cohesión al paisaje”. Perplexity también se queja de  “urbanismo disperso”  y “falta de un centro histórico” además de “presencia de construcciones más funcionales que estéticas”.

Cerceda (2 de las 3 respuestas) también paga la presencia de grandes industrias (las heridas en el paisaje dejada por la mina de Meirama y la Central Térmica, la planta de SOGAMA) y para Perplexity la “falta de inversión en la rehabilitación del casco antiguo”. 

Otras localidades citadas como entre las más desagradables son Ferrol (2 de 3) y Cangas de O Morrazo (1 de 3). El caso de Cangas es sorprendente, dado que es una de las cunas del turismo gallego. Chat GTP justifica con acierto su inclusión en la lista de la fealdad al señalar que es un “municipio que sufre por la contradicción entre su belleza natural y su urbanización descontrolada” y que “en verano, el turismo masivo genera un caos de tráfico, y la falta de un plan urbanístico ordenado hace que Cangas se sienta agobiante, especialmente en las zonas más céntricas”. 

Las IA puden ayudar a perpetuar las opiniones con las que las alimentaron

¿En definitiva, hasta qué punto nos podemos fiar de las IA? Jamás por completo. Por ejemplo, ¡Perplexity nos dice que Cerceda está en Lugo!. Además, está claro que si un turista foráneo se dejase guiar ciegamente por los algoritmos se perdería, por ejemplo, lugares muy hermosos, como las playas canguesas o la ribera del Miño en Tomiño.

De la gran semejanza entre las respuestas de las tres inteligencias artificiales, podemos concluir, también, que en realidad lo que nos proporcionan son refritos de los contenidos con los que han sido alimentados. 

Así que, mientras no llegue más alimento, será difícil que estos pueblos salgan de esta lista negra. Algo que puede ser anecdótico ahora, pero que con el tiempo, a medida que las IA se popularizan, puede tener consecuencias muy reales, por ejemplo en los flujos turísticos.