¿Y si se ha equivocado el Celta fichando a Rafa Benítez?
La trayectoria del entrenador en Vigo deja mucho que desear y algunas voces ya lo señalan como responsable de la mala racha del equipo. Sin soluciones en el banquillo y con una metodología alejada de lo que estaba acostumbrado en la Premier, la continuidad del madrileño queda en entredicho.
Una nueva derrota, y ya van cinco en lo que va de liga. El Celta de Vigo, que ayer cayó por 2-1 en Gran Canaria, parece abonado a la tragedia en este año del centenario celeste. Prometía ser una temporada de cambio y la planificación de la dirección deportiva así lo vislumbraba en verano. La contratación de un técnico contrastado y de renombre como Rafa Benítez provocó no pocas cejas arqueadas entre la parroquia celtiña, que entendió la llegada del expreparador de Liverpool, Real Madrid, Inter o Chelsea como un salto de calidad con respecto a años anteriores, pero con la sospecha de si era el hombre que hacía falta en un banquillo tan volátil como el de Vigo. Los primeros ocho duelos parecen confirmar estos temores y, visto el peligroso rumbo que ha tomado el Celta, que marcha tercero por la cola, algunas voces empiezan a señalar a Benítez como el responsable de este mal arranque.
¿SOLO UNA CUESTIÓN ARBITRAL?
Los tres puntos que se escaparon en Las Palmas en cuestión de 15 minutos tienen muchos porqués. Benítez disparó en rueda de prensa contra los árbitros, que tuvieron una noche negra anulando dos goles, uno a cada equipo, que bien podrían haber subido al marcador en cualquier otra circunstancia. "Tienes que estar remando a contracorriente siempre. ¿Cómo no vamos a perder si metemos un gol legal y nos lo quitan?", se preguntaba el adiestrador celeste.
Sin embargo, el análisis del aficionado es otro: un equipo endeble, como la temporada pasa, frágil atrás pese a los cinco zagueros y descompensado en ataque, muy dependiente de las individualidades que este año ya no se le pueden exigir a un Iago Aspas acostumbrado a vestirse de superhéroe pero al que con 36 años le pesa la capa un poco más cada día.
Tampoco acierta el entrenador en los cambios, que no mejoran a un equipo que se cae con el paso de los minutos y que este año ya ha perdido demasiados puntos en la recta final del encuentro (en Barcelona pasó del 0-2 al 3-2 en ocho minutos, en Gran Canaria llegó al minuto 83 ganando, Muriqi marcó el gol de la victoria para el Mallorca en Balaídos en el minuto 85, Bellingham hizo lo propio para el Madrid en el 81...).
En verano se trató de reforzar todas las líneas, pero, una vez más, algunos fichajes resultan una incógnita. La gran apuesta, Bamba, todavía no es el jugador decisivo que espera el cuerpo técnico: solo una asistencia y ningún gol en lo que va de campeonato. El griego Douvikas, que sí ha demostrado facilidad para ver puerta, todavía está en periodo de adaptación y ayer fue titular por primera vez. Falta calidad en el centro del campo tras la marcha de Gabri Veiga y en defensa, pese a los cambios de sistema de Benítez, no hay nadie que ofrezca su máximo nivel, ni siquiera un valor seguro como era Aidoo, que en verano tenía la cabeza en otro sitio.
HIPOTECADOS POR BENÍTEZ
Así las cosas, algunos empiezan a cuestionarse si Benítez, más que el remedio, no será la enfermedad de un Celta que tiene en esta campaña 23/24 su peor arranque en cerca de tres décadas. El curso pasado Coudet aguantó en su puesto hasta la Jornada 12 antes de dar paso a Carvalhal. Para entonces, su balance era de tres victorias, dos empates y siete derrotas, unos números bastante pobres, pero que, pese a todo, mejoraban a los de Benítez en los primeros ocho partidos: 10 puntos por los 5 cosechados por el técnico madrileño.
Además, el 'Chacho' se había medido en esos ocho partidos a tres cocos como son el Real Madrid (en casa), el Atlético de Madrid y el Barcelona (ambos a domicilio). El calendario de Benítez no ha sido mucho más benévolo, perdiendo contra Madrid y Barça, pero también enfrentándose a dos recién ascendidos como el Alavés (1-1 en Balaídos) y Las Palmas.
Benítez pide tiempo y refuerzos, y al club no le queda más remedio que concedérselo, quiera o no, ya que su fichaje por tres temporadas hipotecó a la entidad. Despedir a Benítez provocaría un agujero en las arcas del Celta que no pueden asumir en este momento.
EL CHOQUE CON LUIS CAMPOS
Por otra banda, pensar en los fichajes de invierno abre otro melón que tiene como protagonista a Luis Campos. El gurú que contrató Mouriño el año pasado no ha resultado como se esperaba. No cuenta con un gran presupuesto pero algunas de sus apuestas han salido rana (Oscar o Paciencia, por ejemplo) o, directamente, no han disfrutado de la continuidad esperada pese a los desembolsos millonarios (Swedberg, al que solo Benítez ha dado bola, fue una apuesta personal de Campos).
Es el papel de Campos el que confronta directamente con el método de trabajo de Rafa Benítez, un entrenador de perfil Premier League, acostumbrado a asumir también las labores de manager y tener una mayor intervención sobre las negociaciones y los fichajes. Con Campos como referencia, el madrileño tiene que "apañarse" con lo que le llega, sin que ello quiera decir que no tenga voz en el club ni capacidad de decisión.
De esta forma, el mes de octubre puede ser clave para este Celta centenario, al que tiene que acompañarle algo más que la suerte en sus próximos enfrentamientos. El próximo domingo recibe en casa al Getafe, justo antes del parón por las citas de selecciones. Un mal negocio tratar de revitalizar a un equipo cuando es Bordalás el que está enfrente. A la vuelta, el Celta se medirá ante el Atlético de Madrid en casa y ante el Girona, la gran revelación de la liga, en Montilivi. Tres duelos cruciales para un equipo que, o levanta cabeza, o tendrá por delante otra campaña de sinsabores, algo a lo que ya parecen acostumbrados en los últimos años en la ciudad olívica.
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