Ghaleb Jaber, director del AMAL: "Si en Galicia hay tiros por mover un marco, imagina un palestino al que le quitan la tierra"
Galiciapress ya ha entrevistado a la portavoz de la asociación pro-hebrea gallega, Carla Reyes Uschinsky, presidenta de la Asociación Galega de Amizade con Israel, que culpa a la educación que dan los palentinos a sus hijoso de la perpetuación del conflicto; un punto de vista completamente diferente del de Ghaleb Jaber Martínez, un empresario palestino-gallego que preside la Fundación Araguaney y que, en esta conversación apunta a que la raíz del conflicto es un colonialismo de base religiosa, no étnica.
Galiciapress entrevista al presidente de la Fundación Araguaney y director del Festival Internacional de Cine Euro-Árabe AMAL, que arranca su XXI Edición el próximo lunes 23 en Santiago de Compostela. Gallego y de ascendencia palestina, Jaber ofrece su perspectiva del conflicto entre Israel y el pueblo palestino, acercando algunas similitudes con la propia Galicia. El papel instructivo del AMAL, el poder transformador del audiovisual, el racismo o las dificultades de llevar ayudas a Gaza, otros puntos de la conversación.
Mientras medio mundo piensa una fórmula para detener la barbarie, el otro medio piensa en métodos para destruir a la otra mitad. En un mundo de extremos nadie está a salvo, ni en el hospital. No importa el punto del globo en el que nos encontremos, todos nos movemos en un alambre muy fino y cualquier paso en falso, nuestro o de otros, nos puede abocar al abismo. Entre los que buscan combatir el horror está el compostelano Ghaleb Jaber Martínez, presidente de la Fundación Araguaney y director del Festival de cine AMAL, que emplea la cultura como arma para combatir la ignorancia, esa que hace que nos aborrezcamos unos a otros sin motivo y queramos matarnos.
De raíces palestinas pero criado en las calles de la capital gallega, Jaber vive muy pendiente de todo cuanto ocurre en Oriente Próximo, pero también de las cosas que pasan en el mundo árabe en su conjunto, que no se reduce a un solo continente, algo que ha estado muy presente en las más de dos décadas de proyecciones del Festival Internacional de Cine Euro-Árabe.
“Todas las ediciones son especiales para nosotros, porque por desgracia vivimos en un estado de alerta constante. El mundo árabe es un pueblo de muchas culturas que siempre está buscando su lugar, nuevos caminos para transformarse”, explica el director, que admite que los últimos acontecimientos obligaron a reformular un poco la estructura de lo que iba a ser esta XXI Edición.
MARRUECOS Y LIBIA EN LA MEMORIA
Pese a todo, y aunque las miradas se centran en Gaza, desde el festival ya habían decidido mucho antes que el lema escogido iba a ser ‘Niguén está a salvo’ y que la recaudación este año iba a destinarse a las víctimas de los terremotos de Marruecos y de las inundaciones de Derna, en Libia, desastres naturales que dejaron miles de muertos y sobre los que el AMAL quieren poner su granito de arena para responder a estas causas.
“Queríamos reivindicar los desafíos globales a los que nos enfrentamos todos, con independencia del lugar del planeta en el que hayamos nacido: la lucha contra los extremismos, el cambio climático, los conflictos…no entienden de fronteras. Si no nos percatamos de que todos formamos parte de una misma sinergia nadie estará a salvo”, explica Jaber.
Como ejemplo, compara la “miseria en la que puede vivir parte de la población marroquí” con “la forma en la que nosotros estamos esclavizados, en un sistema de las sociedades europeas en el que el trabajo absorbe nuestra vida, donde nuestro ocio, nuestros gastos, sirven para financiar multinacionales que luego compran sistemas de salud”. “Todos estamos presos de alguna manera de un sistema que no hace feliz a nadie y en donde nadie está a salvo de una sociedad que no hemos creado nosotros, que nos viene impuesta, y en donde al final vamos a romper de alguna manera”, considera.
EL CINE COMO PEDAGOGÍA Y PORTAL AL MUNDO
Por fortuna, y pese a las complicaciones, el AMAL cuenta en Galicia con “una base muy sólida de gente interesada por el festival y por el cine en general”. “Compostela tiene una oferta cinematográfica de las mejores del país: Curtocircuito, Cineuropa, el AMAL… Hay un público ávido de acceder a productos difíciles de acceder fuera del ámbito más comercial”.
De una forma u otra la lucha del pueblo palestino siempre ha estado presente en el AMAL. Sin ir más lejos, una de las películas más aplaudidas en 2022 fue ‘Farha’, debut de la jordana Darin J. Sallam, que transportaba al espectador a la semilla del conflicto que llega hasta nuestros días. Un proceso el del audiovisual árabe que guarda similitudes con el de Galicia, que hoy vive un excelente momento de forma.
“Dentro de la cinematografía árabe hubo un antes y un después gracias a la revolución digital. En los 80 era un cine más rudimentario, más de guerrilla, parecido al gallego, cuando los Coira eran jóvenes o cuando anda por ahí Antón Reixa, que sacaban adelante proyectos con una cámara y mucha ilusión. Pero hubo una generación de realizadores árabes que se formaron en Europa, que se sumaron a la revolución de las cámaras pequeñas, lo que permitía hacer pelis con presupuestos bajos”, comenta Jaber, que compagina sus responsabilidades en el AMAL con su trabajo de productor y guionista en CTV Producciones Audiovisuales, una de las responsables de esta gran ola del audiovisual gallego.
El cine árabe lo define como “un cine maduro, cercano a su realidad social” que está buscando, como sus culturas, su propio camino. “El mundo árabe no se quiere parecer a Occidente, quiere buscar su sitio con un progreso que respete su tradición y su forma de ser. Muchas veces entendemos la modernidad como aquello que se parece a nosotros, y no es ese el camino”, reflexiona.
Jaber regresa al cine para explicar este punto y saca a la palestra el feminismo que ofrece el documental ‘Nearby Sky’, que relata la historia de Fatima Ali Alhameli , una mujer de los Emiratos Árabes Unidos que se enfrentó a las reglas del país para ser la primera mujer en concursar con su camello en un concurso de belleza, “el equivalente a nuestro Miss Vaca”. “Ellas no quieren vestir de Zara, reivindican otras cosas y otras conquistas para las mujeres”, sopesa.
“LO DE ISRAEL Y PALESTINA ES UN BARÇA - MADRID”
No obstante, Jaber reconoce que episodios como el de Gaza llevan a muchas personas a interesarse más por este mundo, buscando “referencias que puedan hacerles entender”, aunque una persona con sangre palestina como él puede aventurar, por experiencia, cómo va a ser el desarrollo de la guerra: “Va a haber una gran masacre, habrá bombardeos, la comunidad internacional no hará nada, y dentro de una semana o en unos meses Instagram de lo que estará lleno será de polémicas sobre quién representará a España en Eurovisión. Nos habremos olvidado de lo que ocurrió en Gaza. Hasta que en seis años vuelva a ocurrir lo mismo y nos volvamos a posicionar todos”.
“El conflicto en Palestina es como un Barça - Madrid: todos tienen que escoger un bando, aunque no entienda bien lo que pasa, y si estás con uno es que odias al contrario. No se puede condenar la violencia de las dos partes, porque es un conflicto muy arraigado, muy largo”, desarrolla Jaber.
En ese sentido, considera que la explicación, aunque algunos quieran complicarla, es muy sencilla, porque condenar a Israel no significa necesariamente adoptar posturas antisemitas. “Primero hay que definir lo que es ser semita, que son los pueblos y culturas que ascienden de lenguas semíticas. Lenguas como el árabe o el hebreo. Los árabes también son semitas. El castigo a la población árabe también es antisemitismo”.
“El conflicto en Palestina es como un Barça - Madrid: todos tienen que escoger un bando, aunque no entienda bien lo que pasa, y si estás con uno es que odias al contrario"
Por ese motivo, por ese afan de aclarar conceptos, el AMAL arranca el próximo lunes 23 de octubre con una charla centrada en el conflicto palestino israelí, que contará con la periodista Esther Rebollo y el economista Jesús Núñez, patrono de la Fundación Araguaney y codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, además de con una figura que desde la organización todavía se resisten en revelar pero que es “una persona de relevancia que conoce bien el conflicto en Oriente”.
“Mucha gente tiene dudas sobre lo que está ocurriendo. Nosotros, con 21 años a la espalda, no podemos esquivar esa responsabilidad de intentar ofrecer respuestas”, declaran desde la organización. En opinión de Jaber, el conflicto trasciende mucho más allá de ser una guerra de religiones. “Ahora culpan a Hamás, que surge de la opresión. ¿Pero y cuando no estaba Hamás? ¿Cuál era el pretexto? No es un conflicto de hace ocho meses, lleva más de 75 años sobre el territorio, que empezó con un grupo de europeos que decide dar una tierra que no les pertenece a otro grupo de europeos con una determinada religión, no a una etnia, ejerciendo un colonialismo como el de toda la vida”, expone.
LAS LINDES, UN PROBLEMA UNIVERSAL
“El sionismo es un movimiento político, no religioso”, sentencia Jaber, que trata de explicar lo que ocurre en los territorios ocupados con una similitud clara con Galicia. “Gaza tiene el tamaño de Vilalba. Imagina meter en ese concello a toda la población de Galicia rodeada por una alambrada. Si ya en Galicia hemos visto que por mover un marco te puede pegar un tiro tu vecino, imagina que en vez de moverte el marco te quita la tierra. La reacción lógica, y los gallegos lo entendemos, es la de revelarte contra el ocupante”.
“Desde enero hasta la barbarie de Hamás, Israel había asesinado a 295 palestinos. Pero cuando es un palestino el que mata a un israelí es cuando salta la noticia. Hasta entonces parece que todo el mundo vivía bien en Gaza, con un pueblo encerrado con cortes de suministros”, reprende Jaber, que califica de “acto de guerra, tal y como lo definen las leyes internacionales” el tratamiento de Israel al pueblo palestino “durante los últimos 16 años”. Por eso, Jaber pide coherencia a la comunidad internacional y que sancione a Netanyahu como se sancionó a otros políticos por crímenes de guerra y por vulnerar el derecho internacional.
"Si ya en Galicia hemos visto que por mover un marco te puede pegar un tiro tu vecino, imagina que en vez de moverte el marco te quita la tierra. La reacción lógica, y los gallegos lo entendemos, es la de revelarte contra el ocupante"
En Galicia las manifestaciones celebradas esta semana en defensa de Palestina fueron multitudinarias, lo que refuerza el sentimiento pro Palestina que existe en España y otras naciones. Para Jaber, hasta ahora la respuesta internacional, incluso de los propios países árabes, ha sido muy tibia, con “comunicados de llamamiento a la paz y al diálogo”, pero siempre “desde el miedo a la reacción de países más poderosos como Estados Unidos”. “Los palestinos no interesamos ni a unos ni a otros. La gente puede creer que por ser árabes todos somos iguales. ¿Es igual un muchacho de Cádiz que uno de Oslo? ¿Somos todos europeos? Sí. Pero, ¿en qué se parece un andaluz a uno de los fiordos?”, cuestiona.
“TENÍA ESVÁSTICAS EN MI PUERTA EN MADRID”
Crecer en España en los 80 con un nombre tan exótico como el suyo no fue sencillo, por lo que Jaber sufrió el racismo en sus propias carnes. Uno de los proyectos en los que está trabajando, la serie ‘Islamización’, tiene mucho de autobiografía, pero desde una perspectiva humorística. “Yo me siento gallego, pero por mi nombre, cuando fui a estudiar a Madrid tuve que salir de allí porque me encontraba esvásticas en la puerta de mi residencia. ¿Pero tú ves mi acento?”, recueda Jaber, con ese deje tan propio de nuestra comunidad.
“En Galicia hay de todo, pero mucho desconocimiento. El racismo tiene esa base: la ignorancia y la manipulación de los medios. Eso lo que nos lleva es que se apuñale a un niño palestino de 6 años en Chicago. Si sueltas en los medios que Palestina es el enemigo…hay mucho loco suelto. Igual que si justificas los bombardeos de Israel corres el riesgo de que un loco, en nombre del islam, pegue tiros en una sinagoga. Si justificas el odio con ciertos discursos lo que consigues es que el odio se extienda”, apostilla.
Para muchos, Jaber será visto como un palestino, algo que lleva con orgullo y con lo que está muy comprometido. De hecho, la Fundación Araguaney está estudiando la posibilidad de “abrir una vía de ayuda” a las víctimas del conflicto, pero confiesa que esto los pilló con el pie cambiado y que, sin importar el contexto, el envío de ayuda a la Franja nunca es sencillo por el estricto control que Israel ejerce sobre todo lo que intenta cruzar la frontera.
“Queremos ayudar en la reconstrucción de escuelas o en la construcción de campos de fútbol para que los niños puedan ser niños. Pero en Gaza es difícil entrar con ayuda. Si llevas un cuaderno y ceras de colores y te dicen que los colores no, que pueden ser armas. Claro, porque con los colores puedes plasmar lo que imaginas, como una Palestina libre, y eso es peligroso para el ejército israelí”. Un mundo sin alambradas. En días como hoy, hasta imaginarlo resulta difícil.
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