"No me cabe en la cabeza, si reconoció las dos señales, sabe que tiene que frenar"

Esta semana conocíamos que el 'Tren Celta' siniestrado en O Porriño circulaba con exceso de velocidad en el momento del accidente (a 118 kilómetros por hora en lugar de 30 por los trabajos de mantenimiento en la vía), y que además, el maquinista habría recibido dos avisos para aminorar la velocidad, los cuales confirmó según se desprende del contenido de las cajas negras. Toda esta información deja un enigma en el aire sobre el motivo por el que el maquinista no obedeció a las indicaciones en la vía y los avisos, pese a confirmar su recepción.

Rafa González Escudero, secretario general del sindicato ferroviario, en declaraciones a GaliciaPress, afirma que "no comprende" por qué el maquinista luso no frenó. Además, se muestra perplejo con las informaciones que le llegan sobre las circunstancias del descarrilamiento: "a mí no me cabe en la cabeza, si reconoció las dos señales, sabe que tiene que frenar".

Sin embargo no frenó. Y esa es la gran incógnita que pende sobre el colectivo de maquinistas y sobre todos aquellos que atendemos incrédulos a las informaciones sobre el descarrilamiento en O Porriño. Preguntado sobre posibles causas, Escudero indica que se da otra "circunstancia", que es que el equipo llevaba instalado un "ASFA analógico en lugar de digital, por lo que no actuó tampoco la baliza al pasar a más velocidad de la que debería ir". El sistema Asfa básico no frena el convoy en caso de que el maquinista no reduzca la velocidad hasta el tope marcado en un determinado punto de la vía. Básicamente, el maquinista, al paso de una señal lateral, debe responder a una advertencia acústica o luminosa pero en caso de no disminuir la velocidad hasta lo estipulado, este sistema no frena el tren. Un sistema digital sí obligaría frenar al convoy en el supuesto de que el maquinista no lo haga.

El secretario general del Sindicato Ferroviario apunta a que "si fuese una indisposición sí se pararía automáticamente", incluso siendo el ASFA analógico, por lo que concluye que "todo es un poco raro".

Según las informaciones recibidas por los medios de comunicación, el día del descarrilamiento la señalización y el resto de elementos que regulan la circulación ferroviaria también funcionaron debidamente, por lo que todo apunta al factor humano.

Escudero sugiere otras dos hipótesis: "que se haya despistado y reconoció las señales pero no las interpretó", o que "el reglamento en Portugal tenga una señal de esas características con la que la orden no sea que se reduzca la velocidad y el maquinista se confundiese pensando que estaba en zona lusa".

Algunas informaciones también han apuntado a la posibilidad de que el maquinista frenase pero el tren no respondiese por algún tipo de fallo o avería en el sistema. Escudero insiste en que hay que ser precavidos porque "de momento no se sabe con certeza".

En todo caso desde el sindicato reciben las informaciones con "incredulidad" y a la espera de que todo "se aclare lo antes posible".