El Congreso del PSC pasará a la historia como el cónclave de la unanimidad. Ningún Primer Secretario ni tampoco ningún Secretario General del PSOE han conseguido en la historia que, en circunstancias normales, su informe de gestión o su propia labor política, hayan obtenido el cien por cien de los votos de los delegados. La imagen entre los años 60 y 70 del pasado siglo nos muestra al búlgaro Todor Zhivkov quien a partir de sus sospechosas reelecciones en su país dio pie al soniquete político de la elección a la búlgara, tan poco agradable al oído de quienes organizan congresos y logran resultados abrumadoramente mayoritarios. No sé si es éste el caso, confío en que no pero, lo cierto, es que los datos que todos hemos conocido, nos hacen tener malos pensamientos por semejante consenso, viendo como estaba la sala llena de cargos del partido, dirigentes públicos sociatas y paniaguados de todo tipo y lugar común.
Y aún así, el Congreso de los socialistas catalanes tiene algo de positivo, es la búsqueda y el deseo de que se forme en la sociedad catalana una mayoría amplia pero diversa, capaz de mostrar la fuerza política necesaria para trasformar la endeblez del actual Parlamento catalán en un órgano solido que permita a las dos Catalunyas existentes convivir en paz, encontrando pactos puntuales para que el diálogo se abra en medio de tanto fanatismo independentista que está a punto de desechar la mano que le ha tendido el propio socialismo español, muy debilitado por un Sánchez que se dejó la ética política en la esquina del "no es no " lindando con la avenida de los Barones.
Si ahora mismo, nos bajáramos al ruedo de los nombres propios, al lado del de Iceta, habría que destacar el de Salvador Illa al que Ferraz tiene en sus pensamientos desde hace tiempo como político serio y fiable que es, pero al que los que llevan veinte años en la ejecutiva o en las alcaldías del Baix comenzaran a intentar mover la silla, porque saben, que cuando más pase el tiempo será el enemigo a batir en un futuro no muy lejano. Otro nombre es el de Nuria Marin que se queda de Presidenta del Partido, de la Diputación y Alcaldesa de referencia en l'Hospitalet, cargos que sus más que queridos enemigos consideran que, de momento colmará sus ambiciones políticas. Ya veremos. Lo de Eva Granados es la última prórroga para que su carrera política despegue definitivamente o la llamen para Ministra, y lo de Antoni Balmon la prueba del nueve de que en el socialismo catalán, especialmente en el Baix Llobregat lo que se mueve es poco o casi nada. Para que cambiar si los votantes de izquierdas han cambiado de comarca o se han ido a Esquerra, los ansiados socios.
Bueno, pues ya tienen los empresarios catalanes lo que querían: un partido atado por la unanimidad conectado con el sanchismo, y al que si hay pacto se sumará "la otra España" de la que tanto desconfía el mundo del dinero.
Bueno, pues ya tienen los empresarios catalanes lo que querían: un partido atado por la unanimidad conectado con el sanchismo, y al que si hay pacto se sumará "la otra España" de la que tanto desconfía el mundo del dinero. Pronto sabremos si la cosa funciona o si hay que ir a nuevas elecciones como han hecho los inteligentes israelitas a los que nos les asusta votar las veces que sea necesario con tal de que su país funcione. Y es que como dice el refrán: las apariencias engañan.
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