George A. Romero, inolvidable Director de La noche de los muertos vivientes, tendría hoy, si viviera, un lugar preferente donde hurgar en el tema convirtiendo en celuloide la muy reciente reunión empresarial convocada por el Círculo de Economía en la muy terrorífica y fantástica Sitges.
Lo que allí ha pasado ha sido tan sobrenatural que muchos nos hemos preguntado si los que por allí pasaron disfrazados de empresarios trabajaban como tales o si, por lo contrario, respondían más a la imagen espectral de lo que, en la muy gallega localidad de San Andrés de Teixido, corresponde a la figura de la Santa Compaña, procesión inacabable de las almas de condenados que se dirigen al Purgatorio entre gemidos incomprensibles que aterrorizan a los vivos más enteros.
Catalunya está tan mal económicamente que los caretos de su clase empresarial en la capital del Garraf denota una mezcla de temor y hastío que ni siquiera ha tenido ganas de abuchear al President de la actual Generalitat, el supremacista Torra, al que nadie ha comprendido en su comparecencia, y mucho menos viendo la masiva fuga de un tejido que en nada se parece al que en los mejores años presumía de mujeres y queridas, al mismo tiempo, en los palcos del Liceo.
Ni desde el Cerro de la Punta se ha podido ver nada claro en estas Jornadas, antes de Alta política y enconados debates político-empresariales y guiños de complicidad que precedían a buenos negocios, y ahora saturado de quejas y añoranza, incluso de un Pujol al que dicen se le pagaba "algo" más que el 3 % pero que, por lo menos, sabía mover el país y con él el mundo del dinero.
Ahora toca Economía con encefalograma plano y, sobre todo, penuria y exilio a Madrid, si se quiere que las cuentas explotación cuadren.
Y tras este triste espectáculo, la mala noticia de los miles de euros gastados en Viajes a Bruselas a costa de todos, sin que el pavo real que allí anida en Waterloo le importe un pimiento que sus conciudadanos se queden sin empresas y que el PIB se lleve la riqueza al centro de la península.
Por eso, no es de extrañar que los colegas que han descrito las Jornadas de Sitges en clave neorealista nos las hayan descrito como un ir y venir de zombies con traje y corbata de despacho caro, preludio de un nuevo festival de Cine Fantástico, esta vez con actores involuntarios camino del cementerio de la Bolsa, allí en el muy céntrico y muy caro Paseo de Gracia barcelonés. Preocupante.
Editorial publicado originalmente en catalunyapress.es
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