La mayoría de los grandes países europeos ya había admitido antes diagnósticos de la desconocida y potencialmente muy peligrosa cepa, lo que cuestiona la utilidad del aislamiento del sur de África. La OMS dijo que decisiones así pueden perjudicar al flujo de información sobre nuevas variantes en el futuro: "Se debe agradecer a Sudáfrica y Botswana por detectar, secuenciar e informar esta variante, no se les debe penalizar".