La mina de Touro crearía residuos capaces de drenajes ácidos con un peso igual a 110 millones de Twingos
El proyecto de Cobre San Rafael para la mina de Touro prevé extraer 267 millones de toneladas de material, de las cuales apenas 0,4 millones serán cobre. El resto, un 99,8%, se convertirá en residuos, incluyendo 110 millones de toneladas de rocas potencialmente generadoras de drenaje ácido (PAG). Para visualizarlo, estas rocas equivalen al peso de 110 millones de coches pequeños, como un Renault Twingo.
De los 267 millones de toneladas que Cobre San Rafael planea extraer de Touro, solo 0,4 millones de toneladas serán finalmente de cobre. Es decir, el 99,8% del material que se mueva acabarán convirtiéndose en residuos de diferentes tipos y solo el 0,2% será finalmente cobre.
Así figura en el documento “Manejo Selectivo de los Estériles de Mina - Clasificación NAG - PAG” que la minera ha presentado a la Xunta para que apruebe sus planes.
PAG es el acrónimo en inglés de materiales potencialmente generadores de drenaje ácido de roca. Es decir, restos de la explotación que, bajo ciertas condiciones, pueden producir agua ácida cuando entran en contacto con el aire y la humedad.
Según el citado documento, Cobre San Rafael estima que producirá 110 millones de toneladas de PAG durante los 13 años que tendría en funcionamiento la explotación.
Para que nos hagamos una idea de lo que esto representa, un turismo pequeño, tipo Renault Twingo pesa, aproximadamente, una tonelada. Por lo tanto, la mina de Touro produciría rocas potencialmente fuente de drenajes ácidos con un peso equivalente a 110 millones de Twingos.
¿Cómo prevé garantizar la empresa que los drenajes de ese material no acaben afectando a la cuenca del Ulla y, finalmente, a la Ría de Arousa? Esta es una pregunta fundamental. Hay que tener en cuenta que la Xunta tumbó el primer proyecto por, entre otros motivos, el riesgo que las aguas de la mina acaban contaminando la cuenca fluvial y la Ría, uno de los principales motores económicos de Galicia por su riqueza marisquera y atractivo turístico.
Promesas de medidas para evitar filtraciones de aguas ácidas
Cobre San Rafael promete poner en marcha una serie de medidas en cadena. La primera sería un monitoreo constante mediante, análisis geoquímicos de las aguas de las escorrentías. La mina prevé además que las 164 toneladas de estériles, la mayoría PAGs, se almacenen en dos enormes escombreras encapsuladas con geomembranas impermeables y cubiertas herbáceas para evitar filtraciones.
Además promete que se instalarán sistemas de recogida y tratamiento de aguas lixiviadas mediante humedales artificiales y una planta de tratamiento químico del agua para evitar la contaminación del entorno.
Los minerales oxidados de las escombreras pueden acabar liberando metales pesados
Los materiales PAG (Potentially Acid Generating) son rocas y suelos que tienen la capacidad de producir agua ácida cuando entran en contacto con el aire y la humedad. Esta acidez se genera debido a la presencia de minerales sulfurosos, como la pirita, que al oxidarse en presencia de agua y oxígeno producen ácido sulfúrico. Este ácido, a su vez, reacciona con otros minerales presentes en la roca, liberando metales pesados como hierro, aluminio, cobre, zinc y otros elementos tóxicos. Metales pesados que, por cierto, Ecologistas en Acción asegura ha detectado en el entorno de la antigua mina.
El agua resultante, conocida como drenaje ácido de mina, es potencialmente muy contaminante. Puede contaminar suelos, ríos y acuíferos, afectando a la vida acuática y también a los ecosistemas terrestres. Hayq que recordar que los metales pesados presentes son tóxicos para plantas, animales y seres humanos, pudiendo causar enfermedades y daños a largo plazo. Esta agua es tan corrosiva que puede dañar infraestructuras como tuberías.
Los PAG son, por lo tanto, uno de los mayores problemas medioambientales que genera la minería, especialmente las macrominas a cielo abierto, como la que pretende poner en marcha la filial de la multinacional Atalaya Mining en el municipio vecino a Santiago de Compostela.
En los tiempos modernos, es frecuente que los PAG no causen problemas durante la explotación de las minas. El problema se produce a menudo cuando los terrenos son abandonados. De hecho, así sucede, por ejemplo, ya en Touro.
En los terrenos contiguos a la antigua mina de cobre, que pretende reabrir Cobre San Rafael, activistas llevan años denunciando que las escorrentías contaminan los riachuelos de la zona cada vez que llueve mucho.
De hecho, la propia Xunta, a través de Aguas de Galicia, ha llegado a multar a Explotaciones Gallegas, el propietario de los terrenos y socio local de Atalaya Mining. Unos problemas de contaminación a los que Cobre San Rafael promete poner fin mediante, entre otras medidas como una planta de tratamiento de aguas, con sus escombreras impermeables. Es más, dice que lleva años realizando trabajos para evitar las filtraciones.
Si la Xunta le da el permiso, promete instalar una “geomembrana sintética de polietileno de alta densidad (PEAD) de 1,5 milímetros” instalada sobre “superficies de apoyo serán acondicionadas previamente para generar superficies regulares, uniformes y compactadas que minimicen el riesgo de pinzamientos”.
Así figura en la documentación que se puede consultar en la web de la Administración Autonómica. Estos documentos forman parte de la fase de exposición al público durante treinta días para presentar alegaciones.
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