Carta de las trabajadoras geriátricas a los Reyes Magos: "La Xunta convierte residencias en psiquiátricos"

Las Navidades están siendo especialmente duras en muchas residencias para la tercera edad, donde los trabajadores llegan a estas fechas agotados, bajo mínimos y con menos recursos que nunca. Mientras el sector trata de desbloquear las negociaciones por un nuevo convenio colectivo, aquí y allá se suceden las movilizaciones y protestas ante los geriátricos, por donde también el 5 de enero pasarán los Reyes Magos y donde dejarán, según el relato de los trabajadores de estos centros, sacos y sacos de carbón a los responsables de la precariedad en la que viven las plantillas y los pobres residentes.

En esta ocasión son las delegadas de la CIG en Ferrolterra las que toman la palabra en nombre de los trabajadores de las residencias privadas y, aprovechando el paso de Melchor, Gaspar y Baltasar por Galicia, hacen entrega a los Reyes de una carta en la que incorporan los deseos del colectivo para mejorar el servicio que prestan en residencias como al DomusVi de Narón, la DomusVi de Ferrol o el Centro Residencial Mi Casa Asociación Edad Dorada Mensajeros de la Paz Noroeste.

En su carta a sus Majestades de Oriente y remitida a las direcciones de los geriátricos y a la Consellería de Política Social, las trabajadoras de las residencias, "esas a las que tenéis exclavizadas por salarios indignos que no nos permiten llegar a final de mes", indican que todos los actores son "muy conocedores" de las condiciones en las que tienen que operar, con cuatro gericultoras para atender a 47 usuarios. Esto significa "asear, vestir, levantar y dar el desayuno" a casi medio centenar de grandes dependientes en un tiempo récord de dos horas. 

RESIDENCIAS VIP Y CONDICIONES DE TERCERA

Con este reparto, con más de diez residentes por cabeza, la situación se complica todavía más si tenemos en cuenta que los trabajadores de limpieza tampoco puede asumir la alta carga de trabajo en un centro con 135 usuarios y solo cuatro limpiadores en el turno de mañana, número que se reduce a la mitad en el turno de tarde. La situación entre el personal de cocina, rececpción o lavandería, dicen, no es mucho mejor, pues su condiciones son "igual de lamentables". 

Todo esto sucede en los "centros denominados VIP o de primera clase", con un coste de 2.500 euros al mes solo por una habitación compartida. Allí los trabajadores "no podemos ni enfermar, pues nos penalizan salarialmente", por lo que muchos cuidadores van a trabajar "enfermos", con el riesgo que supone tanto para su integridad como para la de los propios usuarios. 

"¿Alguno de ustedes se imagina el estrés físico y psicológico que supone, días tras día, para las trabajadoras? ¿Alguno de ustedes imagina a sus padres, madres o abuelos tratados como si fuesen mercancías o sacos de patatas?", cuestionan en el documento. 

En esa línea, critican que ni los beneficios milmillonarios de los siete grandes grupos, con más de 1.600 millones de euros de ganancias en el último ejercicio, han despertado la más mínima preocupación entre las grandes firmas que hacen negocio con el cuidado de los mayores y dependientes. "Poco o nada les importan los mayores que no son más que números que engordan sus cuentas, pero a nosotros, que estamos día a día con ellos, se nos parte el alma de ver cómo se están deteriorando los cuidados que les prestamos", lamentan.

"LAS INVISIBLES" DE FABIOLA GARCÍA

Ya en lo tocante a la Xunta, y nombradamente en las responsabilidades de la conselleira Fabiola García, a la que acusan de negarse a recibir al colectivo y que "ni siquiera se atreve a mirar a la cara" a las trabajadoras de las residencias, "esas invisibles", como se denominan, culpan a la titular de Política Social de ser la "responsable máxima" de la deriva que ha tomado este sector donde "están convirtiendo las residencias en psiquiátricos". 

"Tres de cada diez nuevos ingresos son de personas menores de 65 años con graves problemas mentales", argumentan. "¿Se imagina un centro residencial con personal poco o nada formado en estas patologías, sin instalaciones adecuadas, sin farmacología apropiada, en los que se producen cada vez más agresiones tanto a trabajadores como a usuarios? ¿Se imagina una residencia sin enfermeras?", interpelan a García, al tiempo que denuncian las consecuencias que traerá la medida de la Xunta de Galicia para rebajar la obligatoriedad y el número de profesionales de enfermería en los geriátricos. 

"¿Quién va a hacer el trabajo de una enfermera titulada? ¿Esa nueva figura de Técnico Avanzado que en realidad no es más que una auxiliar de enfermería haciendo unas tareas que no le corresponden?", abundan. 

"RESIDENCIAS CONVERTIDAS EN FÁBRICAS DE PRECARIEDAD"

A renglón seguido, reclaman a la Consellería de Política social que el colectivo sea tratado "como profesionales, que lo somos y de las mejores, y no como trabajadores de tercera", así como "un convenio con salarios dignos y condiciones laborales justas", además de "poder desarrollar nuestro trabajo con dignidad y tiempo que los mayores merecen y necesitan". 

De igual modo, reiteran la solicitud de que la Xunta "deje de mercantilizar los cuidados, privatizando y entregando las residencias a empresas amigas y a fondos buitre que están convirtiendo las residencias en fábricas de precariedad laboral y penosidad". 

Por último, tanto a la conselleíra como a los responsables de los centros, los invita a asistir a una visita por las residencias de Ferrolterra, donde las trabajadoras serían las guías del recorrido. "Eso sí, sin previo aviso, para que de verdad puedan ver lo que ocurre en los centros en el día a día", apuntan, ya que si se notifican visitas las residencias se convierten en "el escaparate perfecto": "Los mayores con la mejor presencia, todo precioso, limpísimo y trabajadores en un número nunca visto, pero no olviden que incluso en esas circunstancias, eso va sobre nuestra espalda".